La Cofradía de los Dolores del Puente muestra el nuevo trono del Cristo del Perdón

El trono del Cristo del Perdón es ya una realidad casi 16 años después de que fuera aprobado su diseño, debido al malogrado Jesús Castellanos, exhermano mayor e impulsor de la reorganización de la Cofradía de los Dolores del Puente. La obra, para la que Castellanos tomó como modelo el coro de la Catedral de Málaga para algunos de sus elementos y acabado, ha sido presentada este domingo, en la iglesia de Santo Domingo, donde se encontraban las andas procesionales expuestas para su contemplación.

El encargado de explicar el conjunto lignario ha sido el hermano mayor de la Archicofradía de los Dolores de San Juan, Alejandro Cerezo, quien, valiéndose de algunas de las estrofas escritas por Antonio Machado para el poema XXIX de Proverbios y cantares, ha explicado algunos pormenores de la obra, a la que ha definido como «definitivo altar» que alzará «ese monte donde mora el Perdón», ha glosado.

Asimismo, Cerezo no ha querido pasar por alto el largo tiempo de ejecución que han tenido las andas procesionales del Crucificado del Perdón, ya que, como ha advertido, «para poder brillar como lo hacen hoy, han tenido que pasar por procesos a veces lentos, a veces penosos, a veces indeseables y siempre sacrificados», pero ha destacado la firmeza de la corporación a la hora de superar las adversidades. Y es que, como ha asegurado el presentador del trono, «a cada tronco cruzado en el camino, la idea de la hermandad fue seguir adelante», ha indicado con rotundidad. «La Cofradía de los Dolores del Puente no quiere volver la vista atrás ni insertar aquí su relato de lo pasado. No busca dejar en la memoria de esta audiencia su canción, triste aun con final feliz, de muchos años de esfuerzos, respuestas sin fechas, calendarios rotos y procesiones por dentro. Porque los Dolores del Puente desea ya plantar la cruz áspera y ancha del Cristo del Perdón en este trono, para que se convierta en uno de esos mundos sutiles, ingrávidos y gentiles, como pompas de jabón», ha narrado Alejandro Cerezo.

A continuación, el hermano mayor de los Dolores de San Juan ha hecho hincapié en que el trono del Cristo del Perdón «es nada más, pero sobre todo, nada menos, que una versión definitiva, perfeccionada, acabada en fondo y forma, de las andas que desde 1988 han venido alzando al Crucificado cada Lunes Santo. Y subrayo nada menos, porque qué difícil es, en este mundo de las cofradías, dar el valor que merece a la línea, al trazo, al estilo... Qué bueno que una cofradía sepa abonarse a un patrón estético, procesional, musical, cultual; y éste rezume en sus altares, en sus publicaciones, en sus marchas... En definitiva, que sea reconocible», ha resaltado para, posteriormente, pasar a desgranar sus elementos y los artistas que han intervenido. En este sentido, ha destacado, sobre todo, la labor del escultor gallego Suso de Marcos, «motor de la cultura y el arte cuando aún la ciudad dormitaba en ese terreno», autor precisamente del Cristo del Perdón y del resto de figuras del grupo escultórico, a excepción de la Virgen de la Encarnación. En el caso del trono, a sus gubias se deben «las cuatro sensacionales obras» que representan a los profetas mayores: Ezequiel, Isaías, Daniel y Jeremías.

Los relieves, en número de diez, son del escultor malagueño José María Ruiz Montes, representaciones plásticas «que nos hablan de manera recurrente de curaciones, salvaciones e intervenciones del Nazareno en su vida pública. Del Perdón. Del Perdón para todos: hombres y mujeres, extranjeros y paisanos, muertos y vivos, justos e injustos, con ese rasero de Dios tan alejado del de los seres humanos», ha explicado Cerezo, quien ha destacado de estos elementos «el trabajo de los planos, que permite por ejemplo que, mientras al fondo traen el novillo cebado, lo que podría ser un corazón circular estalle de alegría en el abrazo del padre con el hijo pródigo; o que, al salirse violentamente todos nos sintamos Zaqueo al persuadirnos la mano invitadora de Jesús», ha dicho.

Otros trabajos de imaginería lo firman el rondeño Alberto Pérez Rojas, con taller en Sevilla, a quien se debe la imaginería en madera que se asienta en las seis capillas del trono: la Inmaculada Concepción, para el frente, la Virgen de la Victoria para la trasera, mientras que el resto de figuras representan a San Carlos Borromeo, Santo Domingo de Guzmán, el apóstol San Pedro y la Virgen del Carmen. «La imaginería exenta del trono cuenta con el trabajo de Orfebrería Sanlúcar, que ha completado las obras con los atributos iconográficos propios de cada escultura, así como los nimbos de los profetas», ha mencionado Cerezo. «El trabajo de Alberto Pérez Rojas se remata con la presencia de las tres virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad; y tres de las cuatro cardinales: Fortaleza, Templanza y Prudencia (la justicia parece impartirse arriba, en el Calvario, con la salvación del bueno de Dimas). Estos medios bustos, de bronce, se acoplan en los frontones de las capillas y completan el trabajo de imaginería del trono», ha explicado, al tiempo que ha señalado que la carpintería es de Juan Rodríguez Sierra, la ebanistería y el barnizado, de Miguel Cazorla, las cabeza de varal de Alexis Sánchez y el arco de campana del orfebre Cristóbal Martos, para, de nuevo, resaltar la intervención de Suso de Marcos, esta vez, en la ornamentación del trono, para lo cual su propuesta decorativa se basa «en recursos dotados de movimientos explicables, orgánicos, creíbles... Propios de un maestro que conoce sobradamente el comportamiento de la naturaleza y que ha enseñado a innumerables alumnos a comprenderlo. Estas volutas atrevidas, secuela de los tronos de la Málaga de siempre, pero con acabado moderno, respetuoso con la propia vida y antojo de la madera; esa madera que Suso de Marcos dignifica en sus obras, son el perfecto contracanto a la sobriedad de las líneas generales de las andas», ha acentuado.

El diseño del nuevo trono del Cristo del Perdón fue aprobado el 24 de abril de 2007 en cabildo extraordinario, fecha en la que se cumplían, precisamente, 25 años de la primera reunión de la comisión reorganizadora de la cofradía, con vistas a estrenarse el Lunes Santo de 2012 para hacerlo coincidir el 25.º aniversario de la bendición del Crucificado de Suso de Marcos. Sin embargo, once años han tenido que transcurrir para que la obra quede por fin concluida. Los motivos que han llevado a la cofradía a aplazar su estreno en varias ocasiones se han debido, sobre todo, a los retrasos acumulados durante su ejecución por parte algunos artistas que han participado en el trono, unido a la repentina muerte de Castellanos –el 'alma mater de la hermandad falleció el 12 de septiembre de 2012–, la desaprobación de los primeros trabajos de talla que no tenían el acabado deseado por la entidad nazarena y que requirió el cambio de taller, y con la pandemia por la Covid-16 de por medio.

Aunque el diseño de todo el conjunto procesional y su discurso iconográfico se deben a Jesús Castellanos, el planteamiento inicial de los elementos lumínicos ha sido modificado, al colocar cuatro hachones en las esquinas, que recuerdan los colocados en las antiguas andas, en lugar de los arbotantes con tulipas que proyectó Castellanos para romper la verticalidad del trono y conseguir de esta manera una mayor luminosidad.

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