Misa al alba: Emotivo reencuentro virtual con el Cautivo

Diferente y atípica, pero con la esencia y la emoción de la tradición. Así será recordada la misa del alba de este Sábado de Pasión en tiempos del coronavirus, en la que Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad se han mantenido fieles a su cita anual con sus devotos. Si cada año son multitud los fieles que peregrinan al barrio trinitario a encontrarse con el Cristo de la túnica blanca, en esta ocasión el Señor de Málaga ha entrado con la aurora en en miles de hogares a través de la televisión durante la eucaristía celebrada en la soledad de la iglesia de San Pablo y a puerta cerrada, mientras en la explanada del templo el silencio y el vacío han sido los protagonistas. La misa pudo ser seguida también en la web de SUR con las imágenes de Canal Málaga.

La capilla en la que reciben cultos el Cautivo y la Trinidad ha sido el altar mayor desde el que Málaga ha celebrado su 'Misa al alba' -como ha sido bautizada este año-, oficiada por el director espiritual de la cofradía, José Manuel Llamas Fortes, y concelebrada por el vicario parroquial de San Pablo, Juan Chinchilla Catalá. Una ceremonia religiosa que ha servido de reencuentro de los fieles con tan veneradas imágenes después de semanas sin poder acercarse a sus rejas a orar, depositar un ramo de flores o encender una vela.

La misa ha estado dedicada especialmente a los enfermos y fallecidos por el coronavirus, así como por aquellos que estos días luchan en primera línea contra la pandemia: desde los profesionales sanitarios que les atienden en los hospitales y a todos aquellos que siguen trabajando para garantizar la seguridad, el suministro, el abastecimiento y la prestación de servicios básicos a los ciudadanos, que viven confinados en sus casas para evitar la masiva propagación del virus.

Dada la situación de excepcionalidad, en la eucaristía se ha seguido la liturgia prevista en la Congregación para el Culto Divino del Vaticano y se han utilizado las oraciones especiales en las misas en tiempo de pandemias, a excepción de las exequias del final, cuando se ha rezado una oración a la Virgen -'Bajo tu protección nos acogemos'- propuesta por el papa Francisco, que data del siglo III y que es considerada la más antigua dedicada a la Madre de Dios.

En su homilía, Llamas Fortes ha hecho constantes alusiones a la crisis del Covid-19 y a la reflexión que esta pandemia debe provocar en la sociedad. «La modernidad ha implosionado: nos veíamos como gigantes invencibles que podíamos progresar por encima de todo, sin importarnos lo que le pasara a nuestra casa común o a los más pobres, y de repente hemos tenido que plegar velas y colocarnos en posición de hibernación. Hemos entrado en una tormenta que ha resquebrajado los cimientos de esta sociedad que habíamos montado, y nos damos cuenta de que solo hay dos soluciones: perder todos, o que mueran los más débiles, que son nuestros enfermos y nuestros ancianos», ha dicho.

«Ante esta noche oscura, como decía San Juan de la Cruz, nos queda el mensaje de esperanza que nos ofrece Cristo, el Cautivo. El Señor Jesucristo es el pastor de nuestro pueblo, la Palabra, el que nos enseña, porque va caminando hacia la Cruz. Él va a morir por cada uno de nosotros, ha muerto por ti y por mí para salvarnos, y para que nuestra vida tenga su música de fondo: esto es lo que nos da esperanza. Esperando el alba, podemos pedirle al Señor que nos enseñe a latir con su ritmo, a salir de nosotros mismos y compartir con Él el último lugar en la casa, en el teletrabajo, donde estemos; a ponernos en la piel de los que más están sufriendo esta crisis profunda. A ser para los demás, porque es la única manera de ser feliz, como nos ha dicho Jesucristo con sus palabras, con su vida, con su muerte y con su resurrección», ha recalcado en su sermón.

Unas palabras que el director espiritual de la hermandad ha concluido invocando a la Virgen de la Trinidad «que sufre con nosotros, pero también nos da la esperanza». «Le pedimos que nos anime, para que nosotros llevemos la luz del Señor, la esperanza, dondequiera que estamos, en este cambio de época, en esta tormenta que estamos viviendo», ha dicho.

La monición de entrada ha corrido a cargo de profesor y hombre de trono del Cautivo Sergio Lanzas, quien este año iba a ser el encargado de ofrecer el pregón del Lunes Santo, finalmente suspendido. «Desde su capilla, el hogar donde descansan las plegarias y promesas de todos los malagueños, hoy va a hablarnos y nos va a decir la única verdad: Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Nos ha convocado una vez más ante su mirada porque hoy, antes de que amanezca, quiere demostrarnos a todos que la oscuridad no ha podido con Él ni con nosotros», ha proclamado.

La música de la misa ha sido compuesta expresamente para la ocasión e interpretada a piano por Ignacio Fortis, componente de la banda de cornetas y tambores de Jesús Cautivo y autor de muchas de las marchas propias de la formación. La ceremonia ha concluido con un vídeo colofón, una sucesión de imágenes de lugares emblemáticos del barrio de la Trinidad, del traslado de Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad y de la estación en el Hospital Civil de años anteriores, que ha contado, en la parte musical, con la interpretación por parte de Antonio Carlos Rojas Gallego de una versión a guitarra de un pasodoble dedicado al Señor y su especial vinculación con los enfermos, con música de Curro Ruiz y letra de Miguel Gutiérrez, que formaba parte del repertorio de la comparsa 'Ciudad del Paraíso', que este año ha obtenido el tercer premio en el Concurso del Carnaval de Málaga.

Mientras eso ocurría en el interior de la iglesia, en los exteriores y en el barrio, sólo había silencio y vacío donde otros años se encontraba la multitud y la algarabía. A las puertas del templo se acercó Paco Franco a encender una vela junto a la verja por la que cada año sale Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad el Sábado de Pasión, mientras que desde el balcón de la calle María la Faraona una vecina, con emoción en los ojos, se asomaba a contemplar la imagen de un Sábado de Pasión atípico en la Trinidad.