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A pesar de haber nacido en Logroño en 1985, el ministro de Consumo y coordinador federal de IU, Alberto Garzón, ha pasado la mayor parte ... de su vida en Rincón de la Victoria y en Málaga, donde como la mayoría de ciudadanos tuvo una estrecha relación con la Semana Santa, las cofradías y las procesiones. En 2007 y 2008 fue hombre de trono de Nuestro Padre Jesús del Rescate, aunque en estos últimos tiempos ha sido más complicado disfrutar de los desfiles procesionales, a los que defiende como identidad cultural propia.
–A usted le gusta la Semana Santa y ha participado en ella. ¿Se puede ser cofrade sin ser creyente?
–Durante mi infancia y adolescencia fui creyente y practicante. Vengo de una familia profundamente religiosa, donde rezábamos todas las noches antes de dormir. Luego vino el escepticismo y finalmente el ateísmo respetuoso. Sigo teniendo una gran admiración por los valores cristianos y por el movimiento cristiano de base. Lejos del tópico, más del 40 por ciento de los votantes de IU se definen como católicos. Al margen de eso, creo que el fenómeno de la Semana Santa malagueña va mucho más allá de las creencias religiosas, y tiene más que ver con prácticas culturales que llegan más lejos.
–¿Cuál es la experiencia que más recuerda de la Semana Santa?
–Desde el punto de vista personal siempre me gustó cuando siendo jóvenes quedábamos en Rincón para ir a Málaga a ver las procesiones todos los días; un ritual que nos permitía callejear toda la ciudad, y disfrutar de la Semana Santa de una manera que hoy, por razones obvias, no puedo hacer.
–¿Ha tenido alguna vez que justificar ante sus compañeros por qué participa en el mundo cofrade?
–Es algo muy poco comprendido fuera de Andalucía. Recientemente en una entrevista en Cataluña se enteraron de que me gustaba la Semana Santa y fue como si se les rompieran todos los esquemas: ¡un comunista siendo hombre de trono! En primer lugar, el cristianismo no es únicamente de derechas. Es una cosmovisión de valores y principios que, además, realzan la lucha contra la desigualdad y las injusticias. En segundo lugar, la Semana Santa de Málaga es una práctica cultural que no está limitada para las personas creyentes sino que forma parte de la identidad de quienes nos hemos educado en esta tierra.
–Hay quien piensa (fuera de Andalucía) que la Semana Santa es algo más cercano a ideologías de derechas. ¿Cómo le explicaría que no es así?
–Hace unos años invité al actor Juan Diego Botto y a la periodista Olga Rodriguez a pasar la Semana Santa en Málaga. Es la mejor forma de romper los esquemas. Imagínate, el amigo y diputado comunista llevándoles a ver el Cristo de Mena y a La Legión desfilar, y explicándoles cada detalle que conocía de cada procesión... Se llevaron una grata sorpresa de un fenómeno social que atraía y gustaba a todo tipo de gentes.
–¿Cuántos años hace que no puede disfrutar de la Semana Santa? ¿Lo echa de menos?
–Desde que soy una figura pública, además amenazada por grupos de descerebrados, es mucho más difícil para mi moverme con seguridad en espacios muy concurridos. Nunca he alquilado una silla, sino que me he movido por toda la ciudad persiguiendo y esperando procesiones. En los últimos años he preferido permanecer en Rincón con mi mujer y mis dos hijas, pero espero que las pequeñas puedan crecer un poco más para poder llevarlas. Como hicieron mis padres conmigo y con mi hermano (quien, por cierto, también ha sido hermano cofrade y durante bastantes más años).
–Si alguien de fuera acudiera a Málaga por primera vez. ¿Qué tendría que ver sí o sí de la Semana Santa?
–Mi abuela vivía en la plaza San Francisco, y para mi es especial la salida de la Paloma y en especial su espectacular giro en la esquina hacia Carretería. Pero a la gente a la que suelo enseñar la Semana Santa le sorprende mucho también la procesión de El Rico. Ironías de la vida, ahora estoy en el Consejo de Ministros que autoriza las liberaciones... También el Viernes Santo es un día muy especial, muy solemne. Y las largas procesiones de los jueves, con todo su espectáculo, son muy sorprendentes para los que no conocen la Semana Santa. Y hay algo que siempre me reconocen como especial: la sorpresa ante la existencia de una tribuna de los ricos y una tribuna de los pobres.
–¿Qué opina del papel de los militares en la Semana Santa? ¿Cree que acerca a la gente al mundo militar?
–Yo he visto la Semana Santa desde que era pequeño. Me han comprado el típico tambor de juguete y he hecho bolas con la cera que caía de las velas... Incluso volvía a casa y organizaba con mi hermano procesiones usando los playmobils mientras sonaba un radiocassete con música de Semana Santa... Pero no he «salido» militar ni de derechas, sino comunista y pacifista. He aprendido que hay cosas en la vida en las que lo mejor que puede hacer uno es disfrutar.
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