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Hay nervios en calle Cerezuela y San Jacinto; también en el interior de la basílica y en el patio de la casa hermandad; no se quedan atrás los más pequeños, que aguardan el momento de la salida en la primera planta, en el cuarto donde ... en cuaresma se ha desarrollado el tallaje de los hombres de trono. Son las emociones previas a que se abran las puertas del templo para que salgan las filas de nazarenos morados y verdes y, paralelamente, se descerrajen las del salón de tronos para que el público expectante rompa en aplausos. Mientras, las calles alfombradas de romero anuncian a los cuatros vientos: ¡Abran paso! ¡Ahí vienen el Dulce Nombre de Jesús Nazareno y la Virgen de la Esperanza!
Tienen poetas y pregoneros escritas las más bellas palabras para describir a dos de las imágenes de mayor devoción de la ciudad y resulta difícil encontrar epítetos para definir los sentimientos que provocan la serena y resignada mirada, afrontando su destino, del Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso, y la suprema belleza, explosión de la primavera más hermosa, que irradia la Virgen de la Esperanza. Una Esperanza que siempre es necesaria pero aún más en estos tiempos de incertidumbre provocada por la pandemia. Ella es el madero al que los fieles se agarran en estos días de turbulencias.
Hoy, la plaza de la Constitución no será testigo del acto más antiguo de la Semana Santa de Málaga. Hoy, el Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso no separará su mano derecha del madero para bendecir a Málaga como lleva haciendo más de cuatro siglos. Un momento mágico siempre esperado, cuyo preludio es el recitado del soneto de la bendición, que en esta ocasión iba a correr a cargo del cardenal Carlos Amigo Vallejo, arzobispo emérito de la Archidiócesis de Sevilla. Además, estaba prevista una segunda bendición en la plaza del Obispo haciéndola coincidir con el acto religioso propuesto por el Obispado para aquellas hermandades que no realicen estación de penitencia en la Catedral.
Los archicofrades tenían un incentivo especial en la procesión de este año. Condicionado por las obras que se llevan a cabo en el entorno del Hoyo de Esparteros, la Archicofradía del Paso y la Esperanza había decidido recorrer, en un hecho novedoso, las calles del viejo Perchel para llegar hasta el puente de la Aurora para, tras cruzarlo, incorporarse al recorrido oficial. Un reencuentro con el barrio que no se repetía desde 1992 cuando la hermandad transitó por el citado puente y el Llano de Doña Trinidad.
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