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Fotografía inédita del trono de la Dolorosa de la Expiración en San Pedro.
La procesión de la Cofradía de la Expiración en el año 1928

La procesión de la Cofradía de la Expiración en el año 1928

Los tronos salieron desde el interior de la iglesia de San Pedro gracias a la mediación de Antonio Baena

Andrés Camino

Lunes, 27 de febrero 2017, 00:22

Cuando comienzan a surgir las primeras dificultades para continuar con la buena marcha de la investigación concerniente al pasado de las cofradías y hermandades penitenciales de Málaga, iniciada hace ya varias décadas, se produce el pequeño milagro de alguien que te ofrezca altruista y desinteresadamente algunas fotografías o determinados documentos inéditos del padre o abuelo que ha guardado celosamente en su domicilio. Precisamente la redacción de estas líneas han sido posible gracias a la generosidad de Santiago Guerrero-Strachan Carrillo, antiguo visitador médico y colaborador fotográfico de la revista La Saeta, quien ha aportado cuatro fotografías, una de los preparativos en el interior de la iglesia de San Pedro y las tres restantes de la procesión del año 1928 de la Cofradía de la Expiración a su paso por la señorial calle del Marqués de Larios, camino de la parroquia del apóstol San Pedro, su sede canónica. Estas fotos fueron realizadas por su progenitor, Eduardo Guerrero-Strachan Rosado, farmacéutico, fotógrafo aficionado y hermano de las cofradías de la Expiración y de Mena. Las instantáneas se hicieron desde el domicilio del citado Guerrero-Strachan, residente en el número 5 de la emblemática vía. Esta interesante y valiosa aportación gráfica sirve, entre otros aspectos, para compararla con la crónica que el periódico La Unión Mercantil facilitó a sus lectores sobre el cortejo procesional de la Cofradía de la Expiración, como se la conocía desde su creación el 1 de abril de 1920, jornada de Jueves Santo.

La denominada por entonces Hermandad del Santísimo Cristo de la Expiración y Nuestra Señora de los Dolores realizó en la década de los años veinte del siglo XX procesiones muy singulares, con cambios de imágenes titulares y tronos, reformas e incorporación de enseres. Cuando Enrique Navarro Torres accedió al cargo de hermano mayor el 27 de julio de 1923, la cofradía atravesaba un periodo de división interna y de tremenda debilidad económica. Este panorama cambiaría, y para bien, con el paso del tiempo. Así, una de las primeras actuaciones emprendidas por el nuevo y flamante hermano mayor consistió en la presentación de los estatutos reformados en el Gobierno Civil. Otro de los méritos alcanzados por Navarro fue saldar la deuda pendiente con José Peña Munsuri, comerciante vizcaíno afincado en Málaga, quien de su pecunio costeó los enseres procesionales para que la cofradía realizara los desfiles procesionales.

En este sentido, Enrique Navarro declaraba en una entrevista: «Cuando yo me hice cargo de la hermandad había contraído una deuda bastante considerable con el señor Peña, pues de su bolsillo particular lo costeó todo. Pues bien en el año después quedó saldada». Con el nombramiento, en 1924, de María de Cubas y Erice, marquesa viuda de Aldama, como camarera de honor, la cofradía despegó económicamente, ya que esta señora se convirtió en una de las benefactoras más importantes de la historia de la entidad perchelera. Cuatro años después de la toma de posesión de Enrique Navarro, los resultados de la gestión empezaban a hacerse notorios. Había conseguido levantar a la hermandad, que había pasado de 43 a 600 hermanos y los ingresos de 66 a 600 o 700 pesetas. Este cambio de tendencia de la corporación de San Pedro se produjo gracias a la labor incansable del comerciante de la calle Nueva.

Preparativos

Una de las cuestiones que más preocupaba a los directivos era la salida de los tronos desde el interior de la iglesia de San Pedro. Por ello, el 7 de mayo de 1927 se acordaba iniciar una suscripción para la reforma de la puerta: «(...) dejándola al tamaño que permite que salgan los tronos armados, con lo que se evitaría el trabajo y la exposición que supone armar precipitadamente dichos tronos en la calle». Al parecer, el asunto encontró cierto rechazo por parte del arquitecto diocesano Fernando Guerrero-Strachan Rosado, casualmente hermano del autor de las fotos que se publican en este artículo, alargándose hasta 1928, año en que se vio obligado a intervenir el presidente de la Agrupación y hermano mayor de la Archicofradía de la Sangre Antonio Baena Gómez, para poner fin al problema. Consta en los libros de actas de la Cofradía de la Expiración, en la junta celebrada el 13 de enero de 1928, que «(...) gracias a las gestiones de D. Antonio Baena, el Sr. Guerrero Strachan, (...) ha accedido a que se rebaje el pavimento de la Iglesia de San Pedro, lo que (...) permitirá armar y desarmar los tronos dentro de la misma y ultimarlos en todos sus detalles para la salida procesional».

La Unión Mercantil anunció, en su edición del 3 de abril de 1928, lo siguiente: «Importantísimas son, en verdad, las reformas que a continuación detallamos y que supone el producto de una labor acertadísima y de un sacrificio inquebrantables por parte de los entusiastas cofrades», concerniente al vestuario de los nazarenos y a enseres y elementos procesionales. Sin embargo, hay un elemento que llama especialmente la atención, la incorporación de una escultura de María Magdalena en el trono del Santísimo Cristo de la Expiración. La Unión Mercantil subrayaba que era: «Un poco exagerada de proporciones ()», en comparación con la imagen del Cristo del siglo XVII, atribuida al escultor Alonso de Mena.

Itinerario

El itinerario procesional acordado por la directiva fue el que sigue: plaza de San Pedro, Pavía, Ancha del Carmen, pasillo, rampa, puente de Tetuán, Alameda, Larios, plaza de la Constitución, Granada, Méndez Núñez, plaza de Uncibay, Casapalma, Cárcer, Madre de Dios, plaza de Riego, Álamos, Carretería, Puerta Nueva, pasillo de San Isabel, Arriola, Atarazanas, Puerta del Mar, Nueva, Especería, plaza de la Constitución, Larios, Alameda, puente de Tetuán, rampa y pasillo, Ancha del Carmen, Pavía y San Pedro.

En las tres instantáneas reproducidas se aprecia cómo el cortejo marchaba completamente de día por calle Larios abajo, hacia la Alameda, y el pavimento aparecía mojado. Si se hace la pertinente consulta en el mencionado periódico, en la edición del 6 de abril de 1928, se encuentra la respuesta. La crónica comenzab así: «Cuando cerramos nuestra edición de ayer [Jueves Santo 5 de abril], ya dijimos que esta procesión popularísima se hallaba en las calles, admirada por enorme cantidad de público. A las ocho de la mañana desfilaba de regreso por calle de Larios, viéndose rodeadas las veneradas efigies por infinidad de personas que las aclamaban dedicándoles sentidas saetas». Con respecto al estado del piso de tan popular vía urbana, este hecho se justifica porque en la mañana del Jueves Santo la ciudad apareció «completamente nublada», posiblemente con la caída de algún aguacero. Sin embargo «() a partir de las dos de la tarde comenzó a lloviznar, no cesando de caer agua en toda la tarde y noche. Los numerosos forasteros que nos visitan concurrieron a los cafés y círculos. En realidad esta contrariedad ha perjudicado grandemente el lucimiento de nuestras fiestas». Esta situación, tan conocida y habitual en la Semana Santa por los actuales cofrades, no impidió para nada que las cofradías que debían efectuar sus desfiles el Jueves Santo, Zamarrilla, Esperanza, Misericordia y Mena, lo hicieran a tempranas horas de la tarde del Viernes Santo para no entorpecer a las que sí lo tenían programado en esta jornada como eran las del Descendimiento, Amor, Sepulcro, Soledad de San Pablo y Servitas.

Detalles

Un detalle llamativo, de las fotografías 1 y 2, era el exterior del célebre Café Inglés, un establecimiento muy cofrade, pues en él solían celebrarse tertulias y reuniones de los máximos responsables de cofradías y hermandades de este período en que la Semana Santa vivía un florecimiento. De hecho, en este local el que fuera primer hermano mayor de la Cofradía de la Expiración, Manuel Mesa Vílchez, se reunió en 1923 con varios directivos para tratar un asunto de suma importancia y el encuentro no debió resultar todo lo satisfactorio que se pudiera esperar, puesto que Mesa Vílchez rompió toda relación con la corporación en la que él había participado activamente desde el nacimiento de la misma en los primeros meses de 1920. También se puede apreciar la conocida librería Rivas que vendía libros, revistas y diarios nacionales. Y en la fotografía 3, aparece el afamado Café Málaga, que se publicitaba en las páginas de La Saeta de 1925, editada entonces por el periodista y publicista Francisco Morales López.

Nuevos hábitos

En las tres instantáneas se pueden contemplar detalles tan diversos y significativos, como el estreno de los nuevos hábitos nazarenos, los músicos que marchaban tras el trono del Crucificado o el numeroso público que aguardaba pacientemente en las sillas de color blanco o en los balcones de las viviendas particulares y hoteles el paso de la comitiva a primeras horas de la mañana por la calle del Marqués de Larios. A este respecto, La Unión Mercantil recogía lo siguiente: «A las ocho y media de la mañana desfilaba de regreso por calle de Larios, viéndose rodeada las veneradas efigies por infinidad de personas que las aclamaban dedicándoles sentidas saetas».

Para concluir este episodio procesional se puede afirmar, a tenor de la comparación fotográfica y periodística, que el redactor de la noticia cumplió fielmente con su deber profesional al no alterar o falsear la información facilitada al lector, al menos en la travesía de la procesión por la principal vía urbana de la ciudad.

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