Hermanos de todas las edades 'meten el hombro' para que la archicofradía funcione y avance.

Días para tomarle el pulso al calendario

La Archicofradía del Huerto, que tendrá elecciones el próximo junio, planifica un intenso otoño de cultos antes de la cuaresma

MARTA JIMÉNEZ

Jueves, 3 de noviembre 2016, 01:12

E l inicio del curso cofrade está dejando, y dejará, un otoño con una agenda muy intensa y, aunque los caprichos de la luna nos traen este año una Semana Santa tardía, ya hay que comenzar a poner los motores en marcha en las albacerías para ganarle tiempo a ese reloj que cada vez corre más cuanto más cerca está la fecha. En la casa hermandad de la Archicofradía del Huerto, los primeros puntos de la hoja de ruta ya han empezado a cumplirse porque en poco más de cinco meses ellos serán de los primeros en pasar por el recorrido oficial. De hecho, salvo cambios inesperados, seguirán siendo los segundos. Todo esto lo tiene muy presente el albacea general, Jesús Ontanaya. Para este hermano, para desempeñar este cargo como es debido «hay que echarle muchas horas de trabajo que se las quitas a tu vida pero, como nos gusta, pues no importa». De las primeras tomas de contacto con las tareas de limpieza de enseres ha sido la candelería del trono de la Virgen de la Concepción. Entretenida empresa que tiene que estar lista para su utilización en los siguientes cultos, como son los que se celebrarán en honor a San Antonio María Claret o por la festividad de la Inmaculada, sin olvidarse del besapiés magno promovido por la Agrupación de Cofradías como cierre del Año de la Misericordia. En el mismo hilo conductor trabaja Ramón Linares, que ocupa el cargo de vocal de liturgia y cultos. Para este joven, que apenas supera la veintena, y en contra de una idea muy extendida en el ámbito cofrade, el Domingo de Ramos «no es el día grande» de la corporación de los Santos Mártires. Para él, los días más importantes son las funciones a sus sagrados titulares: «La procesión es muy importante pero lo que se vive en la casa hermandad y ante la capilla para mí es mucho más grande». Por encima de sus preferencias está la responsabilidad, por eso, cada vez que un culto se acerca, tiene una reunión de su vocalía para plantear cómo será el montaje y la rutina a seguir. De momento está a la espera de recibir, y ordenar, los equipos de nazarenos que se encuentran en la tintorería y que serán colgados en ese sótano ganado como desahogo a modo de cuartel general para el reparto, una labor en la que cobra mucha importancia una Intranet que permite que todas las áreas puedan estar al tanto de las modificaciones de los datos de los hermanos, ya que cada año se renueva un 25% de los participantes en la procesión. Como aspiración, a Jesús le gustaría solucionar una cuestión extendida en la Semana Santa, como es la ausencia de 'jubilados' del varal en las filas de penitentes.

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En clave casi anecdótica, cabe destacar también una gestión que es un aspecto fundamental de la estética de la cofradía en la calle. Se trata de cómo se elige cada año el olivo que luce en el trono del Señor. Desde que Francisco Toledo era hermano mayor, el árbol provenía de la finca El tinto, en la malagueña barriada de Jarazmín. Por cuestiones varias, hace poco se cambió a una finca de Pizarra. El mayordomo del trono es el cabecilla de la expedición que se encarga de escoger el ejemplar más adecuado, lo que acaba siendo una jornada de convivencia. Cuando la cofradía aún salía del 'tinglao' de los Mártires, el olivo se colocaba el Viernes de Dolores, pero desde la mudanza a El Perchel procuran colocarlo con mucha antelación al día de la salida ya que el traslado de las imágenes se realiza el Domingo de Pasión y prefieren no 'molestar' demasiado a la talla.

Fin de mandato

El de 2017 será también el último Domingo de Ramos del primer mandato de Agustín Gutiérrez al frente de la archicofradía. El máximo responsable del Huerto hace balance de estos todavía tres años largos y, con sonrisa de resignación, resume sus sentimientos en este tiempo: «He sentido la que llaman soledad del hermano mayor». Sobre lo conseguido, tiene una espinita clavada: «En el crecimiento patrimonial me he quedado corto pero el problema económico ha pesado mucho». Aun así, Gutiérrez ha puesto encima de la mesa la posibilidad de acometer la restauración del trono de Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto, proyecto «muy necesario» pero que posiblemente tenga que esperar a lo que depare el futuro electoral de la hermandad. En junio, los hermanos serán llamados a las urnas y él está dispuesto a volver a presentarse siempre y cuando cuente con la disponibilidad de un equipo para acompañarle. Mantiene la ilusión por ampliar la nómina de hermanos dentro de un barrio «saturado» de cofradías.

Precisamente, de la gestión, y de otros asuntos de estos archicofrades, se encarga la secretaría, con Marieta Silva a la cabeza. Ella es, a su vez, nieta de Lorenzo Silva, el hermano mayor bajo cuyo mandato se ejecutó el manto de procesión de la Virgen, y madre de otros pequeños cofrades que han seguido con la tradición. En sus labores de despacho le acompaña Jesús Palomares, el vicesecretario, y mano a mano afrontan entre otros las altas y bajas o la realización de la memoria anual de secretaría.

Más allá de la organización y la capacidad de trabajo de los hermanos, como siempre, la economía tiene la última palabra para materializar las ideas e ilusiones. De campear con las adversidades de los números se encarga José Luis Cabrera, el tesorero, quien reconoce que «las cofradías tienen una apariencia de mucho boato pero hay que labrárselo porque con las cuotas de hermano no es suficiente», por eso explica que llevar la tesorería es un «continuo ejercicio de creatividad». Uno de los destinos principales de los fondos económicos es la acción social, de la que se encarga Noemi Montes que es clara en sus objetivos: «No concibo una cofradía que no tenga activa la vocalía de Caridad».

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