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Rafael R. Puente
Jueves, 26 de mayo 2016, 19:57
Poco a poco se van conociendo más detalles sobre la coronación canónica de la Virgen de la Soledad, de la Congregación de Mena. Uno de los aspectos destacados de la ceremonia, prevista para el próximo 11 de junio, a las once de la mañana, es la música que sonará en la Catedral. Los asistentes a la misa que oficiará el obispo, Jesús Catalá, tendrán la oportunidad de sumergirse en las piezas que se interpretaban en los fastos y ceremonias catedralicias en el Siglo de las Luces. Y es que recrear este ambiente de barroquismo y pomposidad ha sido el objetivo del repertorio musical que ha preparado el organista de la Catedral Antonio del Pino para la coronación canónica de la Dolorosa dieciochesca. «El archivo de música de la Catedral es muy importante y muy reputado entre intérpretes historicistas y musicólogos», sostiene el investigador Del Pino, quien termina su doctorado en el Pontificio Instituto de Música Sacra de Roma. «Acercar todo este increíble legado al mundo de las celebraciones vivas y actuales es un reto que sabemos positivamente que el mundo cofrade va no sólo a entender, sino a disfrutar», afirma con entusiasmo.
La Congregación de Mena lo tuvo claro al confiar todo lo relativo a la música de la misa de la coronación de su titular mariana a Del Pino, quien también coordinó la de La Novia de Málaga el pasado 12 de septiembre. En este sentido, el músico insiste en que «el Rocío y Mena son dos cofradías totalmente distintas, con dos imágenes de muy marcada personalidad, pero decididamente diversa. Buscar la mejor opción para cada ceremonia es algo que asumo con responsabilidad», comenta. Y así lo ha hecho: se ha sumergido en el archivo de la Catedral, que es como su segunda casa, y ha encontrado precisamente lo que buscaba. Se trata de una misa de Juan Francés de Iribarren del año 1749, es decir justo de la época en la que la devoción a la Soledad de Santo Domingo experimentaba un gran auge, con la terminación del labrado de su capilla y el hecho milagroso de 1756.
El órgano de la Catedral, junto a un grupo de trompetas y timbales desde la balconada del coro alto, anunciarán a toda Málaga el grandioso evento. Abajo, flanqueados por la impresionante sillería de Pedro de Mena, un conjunto barroco de cincuenta personas entre instrumentistas y cantantes hará revivir una ceremonia catedralicia tal y como tenía lugar hace casi trescientos años.
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