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TXEMA RODRÍGUEZ
Domingo, 20 de marzo 2016, 01:05
De algún modo se nos va la vida atravesando puertas. Mirando al pasado y al futuro desde el refugio de un dintel. Un lugar seguro. Un momento. Ahora, cuando comienza a sonar la música y las muchachas parecen levitar, vigilantes sin tensión, mientras la plaza se llena. Cuando una se gira hacia la parroquia. Y cuando el cielo brilla como una perla anunciando la llegada del agua. No esta noche, sino al amanecer, con el Cautivo a cubierto frente a un paisaje de paraguas. Desde mi llegada oigo nombrar a la lluvia, veo consultar aparatos que indican tantos por ciento de probabilidades. También he visto huevos rotos en la puerta de las Clarisas. Pero nada como el hermoso presagio de esa mirada.
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