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La lluvia impidió que el Cautivo presidiera la misa desde el dintel de San Pablo.
El Cautivo, una decisión acertada y una llamativa ausencia

El Cautivo, una decisión acertada y una llamativa ausencia

La meteorología obligó a acortar el recorrido. No hubo titubeos ni largas reuniones y no se escuchó ninguna voz crítica con esta resolución

Antonio M. Romero

Domingo, 20 de marzo 2016, 01:37

El día que fue elegida la nueva junta de gobierno del Cautivo, el pasado 29 de enero, una gran tromba de agua cayó sobre la ciudad, ayer, en su primer sábado de traslado al frente de la cofradía trinitaria, la lluvia volvió a ser la protagonista; casualidades de la caprichosa e imponderable meteorología. En previsión de esta circunstancia, la permanente encabezada por Ignacio Castillo como hermano mayor actuó con rapidez y tomó la decisión, en el momento en que cesó la lluvia, de ir a su casa hermandad por el camino más corto, con dignidad, pero sin recrearse. No hubo titubeos ni largas reuniones y hay que reconocer que fue la decisión más acertada; no se escuchó ninguna voz crítica con esta resolución.

No lo fue tanto, en contraposición, la determinación de cerrar las puertas de la casa hermandad cuando el trono se encerró y hubo una falta de información a los devotos, lo que provocó numerosas protestas de fieles llegados desde todo los barrios de la ciudad y distintos puntos de la provincia que veían desvanecerse en ese momento su deseo de acercarse al Cautivo y la Trinidad. La hermandad reaccionó también con rapidez permitiendo la entrada de malagueños y foráneos para contemplar de cerca a los sagrados titulares.

Desgraciadamente quienes no pudieron recibir el consuelo de la mirada serena del Señor de Málaga fueron los enfermos del Hospital Civil al suspenderse la visita, aunque sí hubo un acto de imposición de medallas. Una edición más volvió a estar ausente el obispo de la diócesis, Jesús Catalá, en este emotivo y sencillo acto. Una ausencia llamativa máxime en el año dedicado por el papa Francisco a la Misericordia y en el que los enfermos necesitaban, más que nunca, oír y sentir las palabras del pastor que dirige la Iglesia católica en Málaga.

Aunque bien es cierto que el Cautivo y todo lo que representa «Las cosas grandes no tienen explicación, hay que vivirlas», le oí esta semana al cardenal Carlos Amigo y se puede aplicar a los sentimientos que despierta la imagen tallada por Martín Simón y de cuya bendición se cumplieron este sábado 77 años están por encima de autoridades eclesiásticas, civiles y cofrades y haga frío o calor, llueve o ventee la estela blanca del Señor de Málaga arrastra tras de sí miles de devotos a los que ningún factor, humano o divino, le impedirá su acompañamiento anual a aquel que mora en San Pablo.

Resumían muy bien este sentimiento apasionado dos señoras mayores en la barra de la cafetería Oña ante un café con leche y unos churros mientras hablaban con una amiga. «Me he levantado a las seis y he visto que llovía, llamé a mi cuñada para preguntarle qué hacíamos y me dijo: Hoy es cuando más debemos estar arropando al Cautivo. Hemos cogido el coche y aquí estamos como hacemos todos los años porque el Cautivo es lo más grande». Lo dice la voz siempre sabia del pueblo.

Cambios

La lluvia provocó que este año el Cautivo no presidiera la tradicional misa del alba desde el dintel de San Pablo, donde se instaló el altar para la celebración eucarística, por lo que la imagen se situó en el interior del templo. En la explanada, la devoción se vivió bajo los paraguas ya que la lluvia arreció durante la eucaristía oficiada por el obispo, Jesús Catalá, quien en su homilía alertó sobre el laicismo. Actuó el coro Arco y Enebro y, tras años acompañando el rezo por colombianas del padrenuestro y el avemaría, ayer no actuó el trío musical formado por María del Carmen Gaitán, José Salazar y Alberto Castellón por decisión de la nueva junta de gobierno que rige los destinos de la cofradía trinitaria.

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