Antonio M. Romero
Sábado, 19 de marzo 2016, 11:51
La lluvia, el peor enemigo de los cofrades, ha deslucido este Sábado de Pasión la tradicional misa del alba y el posterior traslado de las imágenes de Jesús Cautivo y la Virgen de la Trinidad, que no pudieron visitar a los enfermos en el hospital Civil. Y es que ante las inclemencias meteorológicas de los partes oficiales, la junta de gobierno de la cofradía trinitaria decidió llevar a las imágenes a la casa hermandad por el recorrido más corto -plaza de San Pablo, Jara, Jaboneros y Trinidad-. El mal tiempo provocó que en las calles hubiera menos ambiente del habitual, lo que repercutió negativamente en los negocios de hostelería de la zona y en los vendedores ambulantes.
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La inestabilidad meteorológica comenzó de madrugada pero ese hecho no amilanó a los devotos que, bajo el paraguas de devoción, peregrinaron desde distintos puntos de la ciudad y la provincia a la plaza de San Pablo, donde se ofició la misa, y que presentó un lleno absoluto bajo una pertinaz lluvia que marcó la eucaristía, presidida por el obispo de la diócesis, Jesús Catalá. El mal tiempo obligó a que el altar se ubicara en el dintel de la iglesia y no en el atrio como era habitual, mientras que el trono de Jesús Cautivo y la Trinidad se colocó detrás del prelado. Cuando la imagen apareció se escucharon los primeros vivas y piropos al Señor de Málaga y su Madre.
Tras la imposición de medallas a los jefes y oficiales de los Regulares Ceuta 54 y Melilla 52, encabezados por el coronel Ángel Castilla, Catalá ofició una misa en cuya homilía hizo una velada crítica contra el intento de imponer el laicismo en nuestros días. A la eucaristía asistieron, entre otras autoridades, el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, los portavoces de PSOE y Ciudadanos, María Gámez y Juan Cassá, respectivamente -no acudió ningún representante ni de IU ni de Málaga Ahora (Podemos)-, el diputado provincial de Fomento, Francisco Oblaré, y el delegado de la Junta de Andalucía en la provincia, José Luis Ruiz Espejo, acompañado de varios delegados territoriales.
Las casualidades del destino han querido que la misa de alba de este año coincida con el 77º aniversario de la bendición de la imagen de Jesús Cautivo -tallado por Martín Simón- y que se celebre en el Día de San José, lo que fue aprovechado por el prelado para felicitar a los padres. Asimismo, Catalá animó a los católicos a participar en la liturgia de estos días de Semana Santa. Por decisión de la junta de gobierno, este año durante la misa no intervino el trío musical formado por la cantante María del Carmen Gaitán, el guitarrista José Salazar y el flautista Alberto Castellón que cada año interpretaba el padrenuestro y el avemaría cantado. La lluvia también impidió que actuaran los saeteros Jesús León, Isabel Guerrero, Marta Sevillano y Sebastián Navas, ganadores del Concurso Nacional de Saetas de este año organizado por la Peña Recreativa Trinitaria.
Una vez concluida la misa y aprovechando que la lluvia cesó, la cofradía -cuya junta de gobierno encabezada por Ignacio Castillo como hermano mayor, se estrena tras ganar las elecciones del pasado febrero- decidió no acudir al Hospital Civil dado que la previsión pronosticaba posibles chubasco a lo largo de la mañana e ir directamente a la casa hermandad por el trayecto más corto. Acompañado por la banda de cornetas y tambores Jesús Cautivo, las imágenes hicieron el recorrido en apenas una hora, siendo las primeras maniobras dirigidas con el martillo por De la Torre (a lo largo del trayecto fue felicitado por numerosos malagueños por su gestión de la reciente huelga de Limasa y cuando recibió una crítica de unos vecinos de la calle Trinidad por la suciedad, no dudó en ir a la vivienda de estos ciudadanos y darle las oportunas explicaciones). Hubo emotivos actos al paso por la casa hermandad del Rocío y del Santo Traslado.
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Justo cuando las imágenes llegaron a la plaza de Jesús Cautivo empezaron a caer una ligeras gotas que hicieron que el trono acelerara el paso. Entraron en la casa hermandad, con numerosos ramos de claveles rojos a sus pies, a los sones de la Banda Sinfónica de la Trinidad. En el recorrido, debido a la inclemencia del tiempo, hubo menos personas y ambiente que otros años.
Cierre de puertas
Cuando el trono entró en la casa hermandad, poco después se cerraron las puertas, lo que provocó la aireada protesta de las cientos de personas que se encontraban congregadas en el entorno y querían ver de cerca al Cautivo y la Trinidad. Ante esta situación, la cofradía decidió abrir de nuevo las puertas hasta las 2 de la tarde -hora inicialmente prevista para el encierro si todo hubiera transcurrido con normalidad- para que los devotos pudieran contemplar al Señor de Málaga y la Virgen, que lució en su mano un pañuelo con una larga caída.
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Mientras tanto, en el salón de actos del Hospital Civil, el hermano mayor, Ignacio Castillo, el capellán del centro sanitario, Juan Chinchilla, y el director espiritual de la cofradía, Manuel Arteaga, impusieron las medallas a los enfermos en presencia de José Luis Ruiz Espejo, la delegada de Salud, Begoña Tundidor, y el nuevo gerente del Hospital Carlos Haya y el Clínico, Emiliano Nuevo Lara.
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