M. JIMÉNEZ
Miércoles, 9 de marzo 2016, 13:28
La Cofradía de la Crucifixión no sólo se ha propuesto crecer en lo patrimonial, si no que apuesta por una cantera de cofrades que con los años puedan ser los gestores de la hermandad. Unas veinticinco personas conforman el grupo joven cuyas reuniones generalmente se hacen los viernes en las primeras horas de la tarde para que también haya momentos de convivencia, ya que «no es sólo trabajar, aquí también hay una parte de ocio». Estas palabras las firma Irene Cabello que, de la mano de Ángeles Linero, comanda a esta pequeña gran familia, la mayoría de sus miembros con edades entre los 12 y los 16 años, y cuya relación humana «va más allá de la cofradía». Irene sigue la política de transmitir a 'los suyos' las informaciones importantes de la junta de gobierno que tengan que ver con ellos directamente o no: «Cuando se va a dar a conocer algo de relevancia me gusta decírselo a ellos también para que se sientan importantes», asegura esta joven, que el próximo Lunes Santo saldrá de cirial delante del trono de la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad.
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Es un grupo muy diverso en el que muchos salen de monaguillos, aunque los más mayores ya ejercen como hombres de trono. Junto con la albacería se encargan de la limpieza de enseres, aunque su labor es fundamental en celebraciones como la feria, para atender la caseta que se organiza en la azotea, o en la cena de Navidad donde ayudan mucho en la organización y el servicio.
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