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La comitiva recordaba una estampa de otro tiempo. :: eduardo nieto
El vía crucis de antorchas al Calvario congrega a cientos de personas

El vía crucis de antorchas al Calvario congrega a cientos de personas

El Cristo Yacente de la Paz y la Unidad, que presidió el ejercicio, lució una pureza de brocado morado que cubrió el paño escultórico

RAFAEL R. PUENTE

Lunes, 22 de febrero 2016, 11:24

El Cristo Yacente de la Paz y la Unidad, de la Hermandad del Monte Calvario, congregó anoche, primer sábado de cuaresma, a cientos de devotos, cofrades e incluso personas ajenas a las hermandades que, llamadas por la curiosidad, quisieron acompañar a la venerada imagen desde la basílica de la Victoria, donde se practicó hasta ayer un quinario en su honor, hasta su sede de la ermita del Monte Calvario, con motivo del conocido como vía crucis de antorchas, acto de culto externo que se ha convertido en una de las citas obligadas de este tiempo litúrgico.

El piadoso ejercicio, aunque mantuvo su esencia, sufrió un cambio en su recorrido con respecto a años anteriores, dado que las nuevas rejas instaladas en los jardines de Alfonso XII impidieron la entrada de las andas en este enclave.

La primera estación se estableció a las puertas del templo de la Patrona. Recogimiento absoluto. Antes, en el interior de la basílica, había sonado la marcha 'La Madrugá', de Abel Moreno, interpretada a órgano.

Luego, el cortejo buscó la plaza del Santuario para continuar por la calle paralela a la plaza de Alfonso XII y Amargura, donde se leyeron la segunda y tercera estación, hasta adentrarse en la vía dolorosa del Calvario, donde se rezaron el resto de las estaciones del vía crucis en cada una de las cruces que se erigen en el monte.

Todo resultó ejemplar; orden perfecto, compostura de los hermanos participantes, decoro y hasta el tiempo se puso de parte de los cofrades del Monte Calvario, aunque las previsiones meteorológicas no eran nada halagüeñas.

El séquito se puso en marcha a las nueve de la noche. Precisión hasta en la hora. En cabeza, el muñidor, tres monaguillos y dos cofrades con antorchas. Le seguían la cruz guía de la hermandad, escoltada por dos faroles, 42 hermanos con cirios color tiniebla, el guión corporativo con la presidencia, la capilla musical de Narciso Pérez, que tocó la pieza 'Christus factus est' (una adaptación realizada por el director espiritual y músico Manuel Gámez) en varias ocasiones, incluida a la salida, la cuadrilla de acólitos y seis miembros de la corporación con antorchas abriendo paso al Yacente de Antonio Eslava, que lució esta vez una pureza de brocado morado. La efigie fue dispuesta en un catafalco colocado en unas sencillas andas con cuatro varales, a las que se le incluyeron cuatro faroles de orfebrería dorada, 14 fanales y pequeñas ánforas con espinos, en recuerdo de la pasión de Cristo, y laurel, símbolo del triunfo sobre la muerte, además de cuatro arcángeles pasionistas del trono de la Sagrada Mortaja.

Cerraba la comitiva fúnebre la cruz parroquial, flanqueada por dos ciriales, y el preste, Antonio Coronado, delegado episcopal de hermandades y párroco de la Victoria, acompañado por dos acólitos con dalmáticas y portando cirios. El vía crucis concluyó a las 22.50 horas, con la posterior bendición, por parte de Antonio Coronado, y la entrada del Yacente en la ermita, perfumada con incienso e iluminada únicamente con la luz de las velas.

Los cultos dedicados al Cristo de la Paz y la Unidad concluyen hoy domingo con la función principal de instituto, a las doce del mediodía, en la ermita del Monte Calvario.

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