Antonio M. Romero
Domingo, 11 de octubre 2015, 00:55
En la retina y la memoria de las miles de personas que abarrotaron ayer la calles del Centro de Málaga y en las miles de fotografías que se realizaron con cámaras profesionales, teléfonos móviles o tabletas quedará para la historia la imagen de una Mena inédita, irrepetible. Ocurrió durante la procesión extraordinaria celebrada con motivo del primer centenario de la fundación de la Congregación, donde la cofradía ofreció una estampa radicalmente distinta a la de cada Jueves Santo y conquistó la ciudad.
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La novedad no vino sólo por el hecho de que en el cortejo no desfilara La Legión la representación se limitó a la escuadra de gastadores del Tercio Duque de Alba, II de la Legión, con sede en Ceuta, y a varios mandos encabezados por el general jefe de La Legión, Juan Jesús Martín Cabrero, sino por estampas que quedarán inscritas con letras de oro en las páginas de este primer siglo de vida de la corporación de Santo Domingo. El Cristo de la Buena Muerte, que fue sin corona de espinas, y la Virgen de la Soledad figuraron en el mismo trono representando un Stabat Mater y propiciaron momentos para el recuerdo como la salida del interior de la Catedral o el paso por las calles San Agustín y Nueva lo que fue posible al reducido de ocho a seis los varales.
La jornada comenzó para los congregantes de Mena por la mañana, con la celebración a las doce de la última de las misas del triduo extraordinario en la Catedral que, al igual que en los dos días anteriores, estuvo oficiada por el vicario general de la diócesis y congregante de Mena, José Ferrary, acompañado por el delegado de Hermandades y Cofradías, Antonio Coronado; el párroco de Santo Domingo, Juan Manuel Parra; y el capellán castrense, Cristóbal Roa. La ceremonia fue seguida por cientos de personas y contó con el acompañamiento musical de la coral Santa María de la Victoria. Ferrary destacó en su homilía que la congregación es «una obra centenaria que ha ayudado a muchos a encontrarse con Jesucristo».
«A lo largo de todos estos años, la vida y la muerte de miles de hombres y mujeres han quedado asociadas a la vida y a la buena muerte del Señor, siendo sostenidos por Nuestra Señora de la Soledad. Han sido muchos los que han encontrado en el himno del Novio de la muerte el santo y seña de la Congregación de Mena, y por medio del mismo un modo de incorporación, de identificación cargada de afecto, a la imagen de un crucificado que entrega su vida por todos nosotros; muchos son los que han aprendido, cantándolo, a contemplar a su imagen y a celebrar sus cultos y a saber que no es importante el vivir o el morir, sino el vivir en Cristo o el morir en Cristo, el tener los mismos sentimientos de Cristo», afirmó el vicario general en su predicación.
Al término de esta eucaristía, que finalizó con el canto de la Salve Marinera a la Virgen de la Soledad, la congregación hizo entrega de los títulos de padrinazgo y madrinazgo de la coronación canónica de la Virgen de la Soledad, prevista para el 11 de junio del año que viene, a la Armada Española lo recogió el vicealmirante Fernando Querol Pagán, responsable del Arsenal de La Carraca de San Fernando (Cádiz), y a la Compañía de las Hermanas de la Cruz lo recibió en su nombre María del Pilar Lanzac, respectivamente. Los nombramientos están recogidos en sendas orlas dibujadas especialmente por el cofrade Curro Claros. Igualmente, el hermano mayor de Mena, Antonio Jesús González, hizo entrega al Cabildo de la Catedral de un cuadro con la corona de espinas que lució el Cristo de la Buena Muerte en su salida procesional del pasado Jueves Santo. Esta corona que se renueva cada año y que entrega Mena como una distinción hacia alguna persona o entidad fue recogida por el propio vicario general, que pertenece al Cabildo.
La salida extraordinaria de Mena despertó una gran expectación como se pudo comprobar en las miles de personas que presenciaron la procesión dejando bien a las claras el tirón que Mena tiene por sí misma más allá del plus que le aporta cada Jueves Santo la presencia de La Legión.
Las ganas de ver a Mena se evidenciaron en hechos como que un par de horas antes de que el cortejo y el trono exornado con un característico monte de corcho malagueño con rosas colombianas y cardos en las cartelas laterales pasaran por las calles del recorrido, éstas ya estaban llenas de personas aguardando. Y es que la tarde otoñal se transformó en Jueves Santo con sus bullas, achuchones e incluso discusiones para ocupar los mejores lugares.
En los aledaños de la Catedral no cabía un alfiler cuando a las 18.34 horas arrancó el desfile procesional, que fue abierto por la cruz guía escoltada por cuatro faroles y seguido de la escuadra de gastadores, cuyos movimientos (nombre de los característicos malabarismos con el Cetme para cambiarlo de hombro) levantaron grandes aplausos. El toque de oración, seguido de los acordes del Himno Nacional saludaron la salida del trono por la puerta del Patio de los Naranjos bajo el repicar de las campanas cuando el reloj de la torre marcaba las 19 horas. El director espiritual de Mena y párroco de Santo Domingo, Juan Manuel Parra, fue el encargado de dar los primeros toques de campana en el interior del primer templo de la diócesis.
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Una abarrotada calle San Agustín contempló por primera vez el paso de la Congregación de Mena.Para que el trono pudiera entrar, dada la estrechez en la zona cercana a la iglesia, los portadores del varal F tuvieron que salirse y se quitaron las cabezas de varal. En las inmediaciones del Museo Picasso, la banda de música de La Paz interpretó la marcha Soledad.
Dirigido como mayordomos por los exhermanos mayores Francisco Fernández Verni, Vicente Pineda y Álvaro Mendiola y por el actual primer teniente de hermano mayor, Atonio De la Morena, el trono discurrió con elegancia y parsimonia. En Strachan, en el bar Lo Güeno, María Almendro interpretó una saeta con letra de Antonio Márquez; en el hotel Larios fue el saetero Pepe de la Pastora quien rezó cantando.
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Momento emocionante
Uno de los momentos más emocionantes de la noche se vivió cuando el trono entró desde calle Bolsa en Larios a los sones del Novio de la Muerte, cantado por los portadores y recibido con una gran ovación volvería a sonar en otros puntos del recorrido como calle Especerías con Nueva y en la plaza de Félix Sáenz. A esta pieza, unida indisolublemente a la historia de Mena, le siguió la Salve.
Cuando el trono llegó a la plaza de la Constitución sonó Centenario de Mena compuesto por José Antonio Molero, y se produjo el relevo en los varales con el segundo turno de portadores. En ese momento, el cielo dejó caer unas cuantas gotas de lluvia, aunque cesó pronto y el desfile continuó sin mayores contratiempos.
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Los lectores de SUR podrán conseguir el próximo domingo día 18, por solo 0,99 euros, con el ejemplar del periódico, la revista conmemorativa de los actos del centenario de la Congregación de Mena. Se trata de una publicación de 32 páginas, a todo color, en papel de calidad, en la que quedarán recogidas las crónicas e imágenes de la procesión extraordinaria de ayer, las vivencias de los devotos, los actos celebrados por el centenario, la historia de la cofradía y otros muchos contenidos ilustrados con fotografías inéditas. Al ser una edición limitada, se recomienda reservar esta publicación antes del martes día 13.
El cortejo estuvo formado en su totalidad por la Congregación de Mena ya que no hubo representantes de otras hermandades, destacando la gran presencia de niños y la nutrida sección de hachetas que precedía a la presidencia. En ésta, junto al hermano mayor, Antonio Jesús González, desfilaron el general Juan Jesús Martín Cabrero; el comandante naval de Málaga, Pablo Lewicki; el coronel del Tercio Duque de Alba, II de La Legión, Marcos Llago; el teniente coronel Agustín Carrera, jefe de la IV Bandera del II Tercio; el comandante Manuel Fresnadillo; el capitán Sergio Villaescusa;el vicario general de la diócesis de Málaga, José Manuel Ferrary; y el sacerdote Juan Manuel Parra.
Pocos minutos después de que el reloj cruzara la frontera de la medianoche, el trono se encerró en la iglesia de Santo Domingo propiciando otra imagen inédita ya que habitualmente lo hace en su casa hermandad. En ese momento, con la emoción aún a flor de piel, la Congregación dio por finalizados los actos que con brillantez ha celebrado para conmemorar su primer siglo de vida; pero no es un punto y final, sino un punto y aparte ya que la cofradía se haya inmersa en la preparación de la coronación canónica de la Virgen de la Soledad en 2016. Será el primer gran hito del inicio de su segundo siglo de existencia.
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