![«Con mi pregón voy a intentar que la gente se traslade a la Málaga de 1615»](https://s2.ppllstatics.com/diariosur/www/pre2017/multimedia/noticias/201509/29/media/cortadas/pedro-luis--575x323.jpg)
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Ángel Escalera
Miércoles, 30 de septiembre 2015, 00:36
Los cuatro siglos de historia de la Hermandad de Viñeros serán glosados hoy miércoles por el periodista y director de Publicaciones de SUR, Pedro Luis Gómez, en un acto que se celebrará en el antiguo conservatorio María Cristina (21.00 horas). «Con mi pregón voy a intentar que la gente se traslade a la Málaga de 1615», dice Pedro Luis Gómez, que compartirá dos partes de su intervención con el profesor Antonio Garrido Moraga.
¿Qué supone para usted, que ha dado tantos pregones, pronunciar el del 400º. aniversario de la Hermandad de Viñeros?
Una gran responsabilidad, como siempre que te hacen un encargo de estas características, pero, además, es que el tema es muy importante; no estamos hablando de un pregón más, sino de uno que rememora y celebra cuatro siglos de vida de una cofradía en Málaga, ni más ni menos. Además, llega en un momento cargado de actos cofrades; todos ellos con una gran participación popular y un gran eco. Es un reto difícil, por muchos y variados motivos, entre otros porque en un espacio de apenas 20 días coinciden en Málaga tres pregones cofrades conmemorativos, dos en el Teatro Cervantes, y uno, el mío, en el antiguo conservatorio María Cristina.
¿Cómo ha estructurado su intervención?
Va a ser un pregón diferente. Hay una parte que la hago con Antonio Garrido Moraga y después habrá otra más habitual, más a lo que, por decirlo de alguna manera, está acostumbrada la gente, pero creo que en su estructura puede incluso sorprender. Otra cosa, claro, es que guste.
¿Cómo define a la Hermandad de Viñeros?
Da una sensación de humildad que puede equivocar a quien no sepa de esto. Viñeros es uno de los pilares históricos de la Semana Santa de Málaga, porque no todas las hermandades pueden alardear de tener cuatro siglos de vida. Además, por su propio carácter gremial, tiene una historia propia, algo muy arraigado en el origen cofrade, no solo malagueño, sino también andaluz. Otras cofradías magnifican su historia, Viñeros no tiene por qué hacerlo, porque está ahí.
¿Qué función tendrá el profesor Antonio Garrido, que estará con usted durante su intervención?
En principio, la cofradía quería que diéramos el pregón los dos, al unísono, algo que ya hemos hecho, pero que no es nada usual, porque es muy complicado. Garrido prometió en el pregón del XXV aniversario de la coronación de la Virgen de la Esperanza que no subiría nunca más a un estrado. Eso hay que entenderlo y respetarlo, pero, aun así, hemos conseguido un punto de unión que puede sorprender. Solo es fruto de la gran amistad que tenemos desde los 14 años, que no es poco.
¿Nos tiene reservada alguna sorpresa durante su alocución?
Sorprender al mundo cofrade hoy por hoy es complicado, pero sí que voy a intentar que la gente se traslade a la Málaga de 1615, cuando se funda la hermandad, que entre de lleno en el corazón y en el alma de esos malagueños que dieron vida a la Cofradía de Viñeros. Aparte, la puesta en escena va a ser muy distinta a lo que estamos viendo últimamente. Va a ser un pregón en el que la voz y el pregonero son los únicos elementos claves, no habrá películas, ni diapositivas, ni montajes escénicos. Será la fuerza de la palabra y de los sentimientos; el arte de pregonar, algo que se está perdiendo, no solo en Málaga, sino en todos lados.
En otros pregones anteriores, a pesar de haberlos llevado escrito, ha cogido y tirado los folios para improvisar y decir lo que sentía en ese momento. ¿Hará aquí igual?
No lo descarto, para qué le voy a decir lo contrario. Depende de lo a gusto que esté, de la complicidad que tenga con el público, de lo que me inspiren la situación y el momento.
¿Considera que hay demasiado pregones en el mundo cofrade malagueño?
Hay demasiados pregones, demasiadas presentaciones de carteles, demasiadas procesiones extraordinarias. La mesura es fundamental en la vida, pero eso parece que se le ha olvidado al mundo cofrade local. Y conste que yo disfruto con un Cristo o una Virgen en la calle. Nadie puede discutir que una cofradía celebre sus 400 años de vida, como Viñeros, pero otras manifestaciones populares sí que son difícilmente defendibles.
¿El pregonero nace o se hace?
Un pregonero necesita un punto de inflexión: el momento en el que no agobia ni asusta hablar en público. En eso reconozco que me ayudaron mucho los seis años que estuve de profesor en la Universidad de Málaga, aunque aún recuerdo con verdadero pavor los instantes previos a mi pregón de la Semana Santa de Málaga, en el Cervantes en 1993, cuando me quedé sin visión por los nervios.
¿Cree que hay que ser políticamente correcto a la hora de dar un pregón o hay que dejarse llevar por las emociones y los sentimientos?
Políticamente correcto solo hay un pregón: el de aquel que lo da así sin recursos para otra cosa, sin conocimiento ni valentía. Una pena. Estoy cansado de escuchar pregones simplones, con vulgares ripios, sin trasladar un mensaje, sea o no equivocado. No todo el mundo sirve para dar un pregón, lo mismo que no todo el mundo sirve para hacer un cartel anunciador de una cofradía o para bordar un estandarte o un guión, pero aquí últimamente ya se sabe
¿Habrá un apartado musical en el pregón de Viñeros?
Sí, aunque muy diferente a lo habitual. Viñeros es una cofradía sacramental; en Málaga tenemos el mejor archivo de música sacramental de toda Europa. Ya lo verán.
Para terminar, y de forma muy resumida, diga lo que quiera.
Que estoy contento, que desde el pregón de Cuenca en 2012, que me hizo muy feliz por lo que allí aconteció, no daba un pregón, y que tengo ganas de que llegue ese momento. Es un acto importante y tiene su sentido. Son 400 años de vida, no es que se estrene una borla de un estandarte, no; es algo muy relacionado con la historia cofrade de Málaga y eso me motiva. Estar al lado de Antonio Garrido Moraga, por qué negarlo, me alienta. Además, me ilusiona volver a pregonar a pecho descubierto. Últimamente no se ven muchos así, que es como a mí me gustan, del tipo clásico por decirlo de alguna manera, aunque respeto a los que entienden lo contrario. Conste que con esto no quiero decir que el mío vaya a ser mejor o peor, que cada uno sabe de sus limitaciones, de sus defensores y de sus detractores. Un pregón es un examen ante un tribunal muy exigente: espero estar a la altura.
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