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Francisco Calderón, durante la entrevista
«Nos han condenado y puesto en la plaza para que recibamos un escarnio público»

«Nos han condenado y puesto en la plaza para que recibamos un escarnio público»

Francisco Calderón, exhermano mayor de la Cofradía de las Penas

Ángel Escalera

Jueves, 23 de abril 2015, 00:34

Tras la intervención de la Cofradía de las Penas por parte del Obispado, Francisco Calderón considera que la forma en que se le ha tratado no ha sido justa. En esta entrevista afirma que tanto a él como al que fue su teniente hermano mayor, Jesús Mesa, se les ha acusado, condenado, sentenciado y ejecutado en la plaza pública para recibir el escarnio de todo el mundo. Calderón asegura que tiene su conciencia tranquila ante la acusación de haber manipulado el libro de hermanos. «Se ha atentado contra nuestro honor y tenemos derecho a defendernos», dice.

¿Cuánto tiempo ha sido hermano mayor de las Penas?

Dieciséis años y medio. No había solicitado ninguna dispensa al Obispado, porque creía que era el momento de dar paso a una persona que estaba muy preparada para ser hermano mayor: Jesús Mesa. Lo único que pedí fue una prórroga hasta el 30 de octubre de 2014 para la finalización de las pinturas del oratorio y para clausurar el cincuentenario de la hechura de la Virgen de las Penas.

La Agrupación de Cofradías le acaba de conceder el pisacorbata de oro como a otros hermanos mayores. ¿Le ha hecho ilusión?

De alguna manera, me siento reconocido, aunque sea por el hecho de haber sido hermano mayor. La distinción la tomo con ilusión tras haber sido hermano mayor y haber prestado un servicio a la Agrupación, a la ciudad y a la Iglesia.

¿Podía imaginarse que su salida del cargo fuese de la forma en que se ha producido tras la intervención de la cofradía y con usted en la picota?

Nunca esperé esta situación. Considero que la cofradía no estaba en situación de ser intervenida. Jesús Mesa, que ha estado todo este tiempo conmigo como teniente hermano mayor, y yo lo hemos entregado todo a la cofradía: nuestro tiempo y veinte años de nuestra vida. Nunca imaginé esta salida, lo mismo que no esperaba ni quiero ningún tipo de recompensa honorífica. No somos merecedores de esta situación.

Es decir, que considera que es injusto el modo en que se les ha apartado de la hermandad.

Sobre todo ha sido injusto en las formas. Nosotros, en un cuarto de hora, hemos sido acusados, juzgados, sentenciados, ejecutados y puestos en la plaza pública para que recibamos el escarnio de todo el mundo.

¿Y de qué se les acusa?

Ahora no puedo ni debo decir mucho más del tema, porque no hay nada oficialmente, salvo lo que se ha publicado en las redes sociales.

Lo que dice el comisario diocesano que ahora lleva las riendas de las Penas, Manuel Gordillo, es que detectó irregularidades en el censo de hermanos.

No puedo aclarar mucho más. Lo que sí digo es que tengo mi conciencia tranquila, absolutamente. Puede que no se haya actuado con toda la corrección en algún sentido, que tampoco lo sé exactamente, pero no cabe duda de que nunca ha sido buscando un beneficio propio. Al contrario. A todos los hermanos mayores nos cuesta dinero la cofradía. Y si ha sido otro tipo de beneficio, no sé cuál habrá sido; yo no he tenido ninguna proyección social ni he buscado nada ni en mi vida privada ni en mi vida pública.

Tal vez se entienda que el beneficio era el deseo de seguir al frente de la cofradía, ya que usted iba de teniente hermano mayor en la candidatura que encabezaba Jesús Mesa, y que engordaron el listado de hermanos con fines electoralistas.

Pues, francamente, no sé si eso es lo que creen. Lo que digo es que yo iba en esa candidatura solo por apoyar a quien me apoyó durante muchos años, pero no tenía ningún interés especial en perpetuarme en ningún cargo. Cuando empezaron los problemas, expresé mi deseo de retirarme de la candidatura por si mi presencia podía suponer un perjuicio.

¿Se habría podido evitar la intervención de la cofradía si hubiesen entregado el listado de hermanos como pidió la otra candidatura que se presentó a las elecciones?

Nos negamos a darlo por una cuestión de legalidad, pero no porque yo tuviese en interés en no querer entregarlo. No tenía nada que ocultar.

¿Le llamaron desde el Obispado para consultarlo antes de proceder a la intervención de la cofradía?

En ningún momento. Solicité dos audiencias con vicario general y las dos me fueron denegadas.

¿Creen que hubo premeditación o interés por parte de la Iglesia en la intervención de la hermandad?

Si no había interés, sí había, al menos, intencionalidad. Sospechosamente, en otras cofradías se actúo de diferente manera a la que se actuó en las Penas. A otras hermandades se les dijo que el censo no se podía entregar y a nosotros nos dijeron que lo entregásemos.

¿Se les ha dado la oportunidad de defenderse de las acusaciones de manipular el censo de hermanos?

No sabemos nada, salvo lo publicado el 5 de febrero en las redes sociales y luego en la prensa escrita. Ahora no podemos hacer alegaciones ni hacer nada. Se nos llamó una tarde a tres personas y a la hora se publicó un comunicado en las redes sociales. Insisto: a nosotros se nos acusó, se nos juzgó, se nos condenó, se nos ejecutó y se nos expuso en la plaza pública. Se ha atentado contra nuestro honor. Yo tengo derecho a que se preserven mis datos. Siento que se ha manchado mi honor.

¿Qué defensa les cabe para lavar esa mancha del honor?

Creo que tenemos derecho a defensa y a exponer nuestra versión. No quiero judicializar el tema. Me gustaría que el vicario general atendiese mi petición de cita: creo que deben escucharnos. La defensa la tendremos que hacer ante quien acusa, es decir, ante el comisario.

¿Cómo se siente ahora en la vida diaria de la cofradía?

Totalmente desplazado y rechazado por el comisario. Este año ha sido el año más difícil de mi vida cofrade y el Martes Santo más duro.

¿Su gestión económica pueden tener que ver con la intervención?

Le puedo decir que la deuda es mucho menor a la que me encontré. En 1998 era de 40 millones de pesetas y cuando me fui era de unos 35.000 euros. ¿Qué tenemos una hipoteca? Sí, como casi todas cofradías.

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