Borrar
El manto de la Virgen de la Estrella incluye los escudos de las provincias españolas
Pasión por el detalle (Martes Santo)

Pasión por el detalle (Martes Santo)

El halo o aro de estrellas de la Virgen del Rocío, la corona de espinas del Cristo de la Agonía, las túnicas de la cofradía del Rescate o los estandartes con los misterios del rosario de la Hermandad de la Sentencia, detalles del Martes Santo

Alberto J. Palomo Cruz

Lunes, 30 de marzo 2015, 22:37

EL HALO DE LA VIRGEN DEL ROCÍO

El halo o aro de estrellas es la plasmación del versículo del Apocalipsis que a cuenta de la visión de la Madre del Mesías y el dragón describe como: «Apareció en el Cielo un signo sorprendente: una Mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y con una corona de doce estrellas».

María Santísima del Rocío, obra de Pío Mollar, responde por deseos de sus cofrades a una imagen más letífica que Dolorosa, con una iconografía que en origen debió estar influenciada por la impronta de la Virgen Milagrosa, devoción muy en boga por aquellos tiempos. Desde su bendición ha ostentado un halo, recurso que también usaron en la posguerra, aunque algunas sin tan siquiera estrellas, efigies como la Paz, las Penas, Gracia, Rosario, Mayor Dolor, Dolores de la Expiración, Traspaso y Soledad, Mena, Gran Poder, Esperanza, y Caridad, aunque todas ellas obligadas por la carestía del momento. Tan solo la Virgen de Servitas, que la ostenta desde 1918, junto con la del Rocío, han asumido en su iconografía este tipo de corona, que al contrario de las otras basadas en modelos cortesanos, tiene auténtico marchamo divino.

LA CORONA DE ESPINAS DEL CRISTO DE LA AGONÍA

El Señor de la Agonía fue tallado en 1972 por el imaginero carmonense Francisco Buiza cuya obra, aún gozando de personalidad propia, es totalmente deudora de los postulados de la escuela barroca sevillana, y de manera muy específica de las trazas de Juan de Mesa. El Crucificado malagueño es una interpretación de las obras más aplaudidas de este maestro de antaño.

Con todo, la talla que esculpió Buiza para la hermandad malagueña de las Penas presenta una particularidad añadida que es heredera de otra de las creaciones del referido artista cordobés: el veneradísimo Jesús del Gran Poder. A semejanza suya, la corona de espinas del Cristo de la Agonía, labrada en el mismo bloque, simula ser una serpiente enroscada sobre la que cabalga un caracol, dos animales considerados inmundos por la tradición judaica porque se arrastran por la tierra y viven en el fango. El símil en base a estas consideraciones está servido: «La muerte y el pecado de los hombres oprimen las sienes del Señor», aun cuando en la versión popular también se dice que vienen a significar como: «La Pasión sufrida por Jesús fue terrible como una sierpe y lenta como el andar de un caracol».

LOS ESCUDOS DEL MANTO DE LA VIRGEN DE LA ESTRELLA

La cotitular de la Hermandad de la Humillación, la Virgen de la Estrella, procesionó por vez primera en 1942, luciendo un manto prestado de color blanco y factura antigua, al que se superpusieron unas toscas estrellas o luceros, con los nombres de los malagueños que habían engrosado las filas de la División Azul. Era ésta una unidad de voluntarios del ejército que participaron en la invasión de Rusia llevada a cabo por Alemania, de la que el régimen español era aliado.

Al año siguiente ya estrenó la Dolorosa uno de propiedad y en soporte azul salpicado de estrellas, aludiendo tanto a la advocación mariana como a aquellos «camaradas que hacen guarda sobre los luceros». En este segundo manto los nombres de las víctimas aparecían en la embocadura de la prenda creando un extraño efecto. No sería hasta 1953 cuando se estrenó el actual, aunque con una serie de ampliaciones e intervenciones posteriores, y mucho más discreto en cuanto a diseño, algo que se debió a José García Ojeda. Fue bordado por las madres Trinitarias en hilo de oro y además de las estrellas de rigor, cuenta con una orla que contienen los escudos de las provincias españolas, además del dominico, bordados en sedas de colores. Gran parte de ellos fueron costeados por los ayuntamientos del país.

LAS TÚNICAS DE LA COFRADÍA DEL RESCATE

Si algo destaca de los nazarenos de esta Cofradía del Rescate es el variopinto colorido de sus hábitos procesionales integrados por telas y tonalidades brillantes sin parangón en el espectro cromático de la Semana Santa. Llaman la atención el gris de las capas de la sección de María Santísima de Gracia, y el amarillo de la sección del Señor del Rescate. Por esas normas cofrades no escritas, la tendencia acostumbrada en las cofradías es que los penitentes vistan a semejanza de las imágenes titulares, o bien a imitación de las órdenes religiosas que las sustentaron en origen.

Sin embargo, la adopción inusual de los colores gris, y amarillo en el Rescate queda explicado por sus cofrades de la siguiente forma: el primero, es el tono de la ceniza, y por tanto señal de penitencia, y el segundo evoca las monedas de oro que los trinitarios tenían que recaudar para proceder al rescate de los cristianos, o de las imágenes sagradas en poder de los infieles.

No obstante, en el mundillo cofrade corre el bulo de que la adopción de algunos de los colores de las túnicas, en concreto el rojo y el amarillo, fue por causa de una conocida compañía multinacional dedicada a los equipamientos fotográficos, que ofreció un donativo a cambio de que los hábitos exhibiesen los colores de su logotipo.

LOS ESTANDARTES CON LOS MISTERIOS DEL ROSARIO

Un jovencísimo Félix Revello de Toro es el autor de las pinturas de los estandartes con los misterios del rosario de la Hermandad de la Sentencia. Éste, por entonces un artista desconocido, fue requerido hacia 1941 por la corporación para que pintase las tres tandas de los misterios del Rosario para adornar el palio de la Virgen, a propósito de su advocación. Con la ilusión que es de suponer, el quinceañero plasmó al óleo las quince escenas que abarcan el gozo, el dolor y la gloria de Cristo y de María. Peculiar conjunto que sería el primero y único encargo retribuido que aceptaría el maestro proveniente de las cofradías malacitanas con las que tan generosos ha sido siempre. El palio fue realizado por el obrador de las hermanas trinitarias sobre seda celeste, con un remate de flecos de oro y seda.

Las pinturas del rosario figuraban en las bambalinas exteriores, a modo de tarjas, presididas en el frente por un aparatoso escudo nacional. Estas pinturas fueron transferidas al palio de terciopelo celeste bordado en oro que sustituyó al precedente y que bordó Padilla en 1966, aunque esta vez situadas en las bambalinas interiores.

Allí permanecieron hasta que en 1979, con el enriquecimiento de la pieza acometida por Juan Rosén, fueron finalmente suprimidas del palio y adaptadas para estandartes.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur Pasión por el detalle (Martes Santo)