Las cofradías ponen a punto a sus imágenes titulares

Aunque los procesos restauradores en la imaginería procesional malagueña han sido una constante, pues el paso del tiempo o las tragedias así lo han demandado, lo cierto es que desde que comenzara el siglo actual, el número de intervenciones se ha disparado. Y es que de las 47 restauraciones efectuadas en imágenes titulares durante las décadas de los 80 y 90 de la centuria pasada, se ha pasado a 55 actuaciones en solo catorce años, a los que habrá que sumar los Cristos de la Pollinica, Humildad y la Virgen de los Dolores del Puente que serán intervenidos en los próximos meses.

Así, el catálogo de actuaciones desarrolladas desde el año 2000 a la actualidad tiene como protagonistas a los Cristos de la Salutación; Huerto; Prendimiento; Crucifixión; Coronado de Espinas; Cautivo; Azotes y Columna; Nazareno de los Pasos; Humillación; Rescate; Sentencia; Ánimas de Ciegos; El Rico; Sangre; Cena; Nazareno de Viñeros; Buena Muerte; Misericordia; Milagros; Nazareno del Paso; Vera Cruz; de la Paz y la Unidad; Amor; Santo Traslado; Sepulcro y Resucitado. Y las Vírgenes de Lágrimas y Favores; Concepción; Gran Perdón; Mayor Dolor en su Soledad; Trinidad; Rocío; Nueva Esperanza; Gracia; Rosario; Paloma; Dolores de la Expiración; Paz; Traspaso y Soledad de Viñeros; Soledad de Mena; Gran Poder; Amargura; Esperanza; Monte Calvario; Angustias; Dolores del Cristo del Amor; Soledad de San Pablo; grupo de la Piedad y Soledad del Sepulcro. En resumen, han sufrido alguna intervención 48 de los 83 titulares que procesionan durante los días santos -varias imágenes han sido restauradas en dos ocasiones-, lo que supone un 57 por ciento del total de efigies devocionales.

Con estos datos, la pregunta que cabe hacerse es la siguiente. ¿Se ha instalado una fiebre restauradora en las cofradías en relación a las esculturas procesionales? En opinión de Enrique Salvo, restaurador de obras de arte, sí hay más concienciación por parte de las juntas de gobierno «y es algo positivo, aunque hay veces que no se trata de restauraciones, sino de transformaciones. Esto es poner en entredicho la disciplina», se lamenta.

El escultor José María Ruiz Montes, por su parte, comparte la idea de Salvo de que detrás de una restauración puede haber una transformación, «pero efectivamente existe hoy día un interés por conservar las piezas artísticas principalmente porque hay más cultura cofrade», manifiesta.

Juan Vega, también escultor, considera que hay más sensibilidad con respecto al patrimonio «y las imágenes van cumpliendo años y se hace necesaria una revisión», dice.

Intervenciones

En relación a los próximo casos, en el Señor de la Pollinica, la intervención la desarrollará el imaginero Francisco Romero Zafra, quien centrará su trabajo en el rostro del Señor «para recuperar la policromía primitiva, ya que nunca antes se había restaurado desde su ejecución», argumenta el hermano mayor, José Antonio Muriel. Aunque en un principio se quiso acometer este año, finalmente se ha pospuesto la actuación «hasta después de las elecciones, que serán cuando finalice la Semana Santa, dado que ahora estamos inmersos en el proyecto del nuevo trono del grupo», declara. De igual modo, la participación de Romero Zafra contempla además la ejecución de una nueva burra para la imagen de Jesús. Estas labores se desarrollarán entre tres y cuatro meses.

Con respecto al Cristo de la Humildad, el escultor Juan Manuel Miñarro será el encargado de resanar la pieza por espacio de cinco meses. Para ello, reparará el sistema de ensambles, someterá la imagen a un proceso de limpieza polícroma y cambiará la peana.

Por último, el proceso más sencillo y breve se acometerá en la Virgen de los Dolores del Puente, dado que tan solo precisa una limpieza del rostro y de las manos.