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rafael r. puente
Domingo, 26 de octubre 2014, 18:32
Continúa sin soplar vientos favorables en la Hermandad de Zamarrilla. La intervención de la Iglesia malacitana en esta cofradía del Jueves Santo está a punto de sumar un nuevo guarismo en su cronología. Y es que el próximo mes de noviembre se cumplirán nueve años desde que la corporación pasó a ser tutelada por el Obispado a través de una junta rectora. Así pues, Zamarrilla dejó de tener un gobierno democrático salido de las urnas desde finales de 2005, circunstancia que llama poderosamente la atención por su prolongación y porque la diócesis también ha conocido en este tiempo casos con problemas internos de por medio en varias cofradías y, sin embargo, ni tan siquiera han sido llamadas al orden.
Los años discurren y, pese a que ha existido algún amago de convocatoria de elecciones se llegó a señalar el final de las obras de rehabilitación de la ermita, en 2012, como fecha idónea, lo cierto es que los comicios no se han celebrado. Y lo que es peor, ni parece que esto ocurra en los próximos meses. «El Obispado no ha fijado fecha para las elecciones en esta hermandad», aseguran a Pasión del SUR fuentes del Palacio de Santa María.
Entretanto, la situación de Zamarrilla bate todos los récords posibles. Esta es la realidad, aunque cierto es que este caso no radica del episcopado de Jesús Catalá, sino del periodo de Antonio Dorado Soto, a quien no le tembló el pulso, durante su etapa, a la hora de ordenar la constitución de una gestora para hacerse con el control de las hermandades con divisiones internas. Los ejemplos más conocidos bajo el mandato de Dorado Soto tuvieron como protagonistas a la Estrella (1996 a 2000); Rocío (1998-2004); y Pollinica (2000 a 2004). Asimismo, la Hermandad del Monte Calvario tuvo un delegado episcopal desde finales de 1998 a 2000.
De la etapa del obispo Ramón Buxarrais aún se recuerda la intervención en Dolores de San Juan (1978-1979).
De todos los casos expuestos, los más significativos del último medio siglo, solo la Cofradía del Rocío alcanzó los seis años de intervención. Sin embargo, en Zamarrilla se resiste su vuelta a la normalidad, a pesar de que incluso se llegó a crear, hace un par de años, un hashtag en Twitter (#MalagaConZamarrilla) para reclamar los comicios. En este sentido, monseñor Catalá, cuestionado por la necesidad de convocar elecciones, afirmó, en junio de 2013: «quien tenga la decisión, le toca a él tomarla». En la respuesta del prelado se dejaba entrever el nombre y apellidos de la persona que debía dar solución al asunto: Francisco Aranda Otero, entonces delegado de Hermandades, si bien su antecesor, Felipe Reina, curiosamente director espiritual de la fraternidad cuando fue intervenida, tampoco supo poner fin a esta situación que se alarga en el tiempo y que necesita regularizar su condición.
Todo sigue igual
Desde hace casi un año, el delegado diocesano de Hermandades es Antonio Coronado, pero el tema sigue prácticamente igual. «No ha habido elecciones en nueve año ni sé cuándo las habrá», advierte el actual presidente de la rectora, Francisco Díaz, que vino a sustituir en el cargo a Juan García Alarcón, quien estuvo siete años al frente de la hermandad. Para Díaz, Zamarrilla «no ha estado nunca intervenida» y aclara que la junta rectora «fue un acuerdo entre la cofradía y el Obispado» que partió a raíz de que un cabildo de hermanos, celebrado en junio de 2005, votara en contra de la memoria de secretaría. Ese hecho provocó la destitución inmediata del hermano mayor, Carlos Rueda, y de su junta de gobierno, en virtud al artículo 86 de los estatutos aún vigentes. «La normalidad existe en la hermandad desde el primer día. Funciona como cualquier cofradía y tenemos una junta compuesta solo por hermanos, sin nadie externo», recuerda el presidente de la comisión y va más allá: «Que cada uno piense lo que quiera, pero a mí no me dirige nadie, ni siquiera el Obispado», sentencia.
Zamarrilla se encuentra en estos momentos en el proceso de renovación de los estatutos para adaptarlos a las bases diocesanas. «Luego, habrá que aprobarlo durante una asamblea extraordinaria, pero todavía no tenemos fecha ni ello va a implicar que se convoquen elecciones. Don Antonio Coronado quiere que sigamos trabajando», manifiesta. Sin embargo, cuestionado por la situación de la hermandad, Francisco Díaz insiste en que «aquella pequeña fisura que existía entre hermanos ya ha desaparecido». Y mientras, la Málaga cofrade espera que las urnas vuelvan a Zamarrilla.
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