Javier Valenzuela, cirujano plástico y director del Instituto Valenzuela-Cavagliani
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Javier Valenzuela, cirujano plástico y director del Instituto Valenzuela-Cavagliani
La clave de una buena rinoplastia es mejorar el aspecto estético de la nariz y su funcionalidad, respetando las proporciones del rostro, porque no todas las narices le pegan a todo el mundo. Javier Valenzuela, cirujano plástico y director del Instituto de Cirugía Plástica y Dermatología Valenzuela-Cavagliani explica que «si se hace bien una nariz operada no debería distinguirse a simple vista, ni siquiera por un ojo experto».
-¿Qué es una rinoplastia?
-Es una intervención quirúrgica para embellecer ciertas partes de la nariz con el fin de que el rostro se vea mejor. Podemos cambiar tamaño, forma e incluso volúmenes para que sea lo más proporcionada y natural posible.
-¿Se puede cambiar cualquier aspecto de la nariz?
-Se puede hacer todo, pero dentro de unas proporciones, porque no todas las narices le pegan a todo el mundo. La nariz bonita va a ser aquella que no desentona en el rostro.
-¿Qué tipo de cambios se hacen con ácido hialurónico?
-Eso ya no es una rinoplastia, que sería una intervención quirúrgica, sino lo que llamamos rinomodelación. Se hace con un relleno que suele ser ácido hialurónico para suavizar o corregir algún aspecto, sobre todo en el dorso de la nariz, en la parte lateral. Los resultados no son definitivos y hay que repetir el tratamiento periódicamente, pero tiene la ventaja de que puede servir para que los pacientes vean si esa nariz les gusta antes de someterse a una a una intervención quirúrgica.
-¿Qué se trata en la primera consulta?
-Lo más importante es ver qué nariz quiere el paciente y si sus expectativas son reales. Muchos vienen preocupados por algún aspecto de su nariz, pero nosotros tenemos que mirarlo todo de manera global, valorar las proporciones de la cara, ver qué podemos conseguir y transmitírselo al paciente para que vea si ese es el resultado que va buscando. A veces hay que descartar pacientes y decirles que sus expectativas no son reales.
-¿Pasa con frecuencia?
- Con mucha frecuencia, porque hay gente que quiere la nariz de alguna influencer o de alguna famosa que no pega con su cara. Puede ser un pegote eso de colocar la nariz de otra persona, porque se trata de embellecer el rostro.
-¿Una cara grande tiene que tener una nariz grande?
-Va más por sexos. Los hombres tienen una nariz un poco más grande y las mujeres, más chiquitita, pero siempre hay que buscar la proporción adecuada. Hay pacientes que piden una nariz muy pequeña y respingona que no pega con su cara y hay que explicarles que no va a ser el resultado más atractivo para su rostro. Tras la cirugía y la recuperación se tienen que adaptar a su nuevo aspecto y al principio les cuesta un poco reconocerse dentro de su entorno social, porque es un una cirugía que cambia un poquito el aspecto del rostro.
-¿Qué técnicas se emplean y qué es la rinoplastia ultrasónica?
-La técnica convencional de la rinoplastia era a cincel y martillo y eso provocaba inflamaciones y bastante hematoma. La rinoplastia ultrasónica es algo que ya usaban los dentistas y los cirujanos maxilofaciales hace años para hacer elevaciones de senos e implantes dentales. Con estos aparatos de ultrasonido la cirugía es más rápida y menos agresiva que con la técnica convencional y permite ser más precisos, respetar más las estructuras, con menos inflamación y menos edema, por lo que el postoperatorio y la recuperación es mejor. Ahora se está dando otra vuelta de tuerca con la rinoplastia de preservación. Eso significa que vamos a intentar preservar lo máximo posible todos los tejidos y las estructuras de la nariz: los ligamentos, los vasos sanguíneos, los cartílagos, todos los tejidos...
-¿Cómo es la recuperación?
-Ha cambiado todo para mejor, porque los pacientes suelen pasar una noche en el hospital, con un taponamiento nasal. En las primeras horas les ponemos una máquina de frío controlada para bajar la inflamación y que se puedan ir a casa al día siguiente y luego les ponemos la férula, que ya no son de escayola, sino termoplásticas. Les puede costar algo más respirar por la nariz y tienen tener cuidado de estornudar con la boca abierta e intentar no toser de manera activa, pero en dos o tres días pueden hacer una vida bastante normal, teniendo cuidado de ir con la cabeza un poquito más erguida, no coger peso, no hacer esfuerzos que puedan subir la presión arterial y ponerse a sangrar, y evitar el deporte en torno a un mes, aunque sí que pueden, por ejemplo, caminar. A la semana les quitamos la férula nasal y el paciente se puede incorporarse a una vida social activa sin problemas.
-¿Cuándo se pueden ver los resultados definitivos?
-La nariz va progresando poco a poco, casi durante un año. La primera semana ya baja mucho la inflamación y en los tres primeros meses la nariz cambia mucho, pero tras ese tiempo ya se estabiliza bastante. El resultado final, final, en torno a un año.
-¿Una nariz operada puede volver a intervenirse?
-Se puede volver a operar y retocar, pero cada vez es más complicado, los tejidos están más tocados y hay que ser más prudente, porque el resultado puede ser peor. Entonces, la rinoplastia secundaria y terciaria la tienen que hacer cirujanos muy cualificados y con mucha experiencia.
-¿Un ojo experto distingue a simple vista una nariz operada?
- Si una nariz está bien operada, lo ideal es que no desentone y que no parezca que esté operada. La intervención quirúrgica, no solo va encaminada a hacer una nariz más bella, a veces tenemos que integrar equipos con otorrinos para arreglar por dentro la funcionalidad y por fuera la estética. Hay personas que tienen problemas respiratorios de ronquidos que también hay que tratar. No es sólo poner la nariz recta, sino que luego funcione bien.
-¿Hay una edad y una época ideal para operarse la nariz?
-En cirugía plástica decimos que cuando el paciente tenga la capacidad mental suficiente para asumir lo que quiere y el resultado que va a tener. La estructura facial acaba de crecer entre los 14 y los 18 años y la gente más joven se puede operar con el consentimiento de sus padres, pero no es lo ideal. Recomendamos que sea una persona adulta, con una capacidad psicológica estable, y que pueda asumir un poco todo lo que conlleva el proceso de la cirugía. Y en cuanto a la época del año, da igual, aunque con el sol y el calor las recomendaciones postoperatorias son un poquito más estrictas.
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