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Paula Arbáizar explica que no hay ningún estudio que diga que comer sin gluten es más saludable. Pedro Quero

Paula Arbáizar, jefa de la unidad de digestivo del Hospital Universitario HLA El Ángel

Intolerancias alimentarias
«Se puede tomar un alimento al que somos intolerantes, pero en menor dosis»

«El diagnóstico tiene que estar dirigido por un profesional y en unas condiciones específicas. No vale ir a la farmacia y soplar en un tubito»

Miércoles, 19 de marzo 2025, 00:23

Las intolerancias alimentarias son trastornos funcionales, que producen síntomas digestivos, pero no causan daños orgánicos. «Son siempre dosis dependientes: tener una intolerancia no significa que no podamos consumir ese alimento, ni que sea malo para la salud, pero tendremos que hacerlo en una dosis menor. Yo les digo a mis pacientes: »por un gustazo, un trancazo« explica Paula Arbáizar, jefa de la unidad de digestivo del Hospital Universitario HLA El Ángel.

–¿Qué es una intolerancia alimentaria y cuál es la diferencia con una alergia?

–La intolerancia alimentaria es una mala absorción de alimentos que sólo produce síntomas a nivel digestivo: náuseas, distensión abdominal y alternancia del hábito de ir al baño, fundamentalmente diarrea. En una alergia alimentaria intervienen otras células y se producen síntomas a nivel sistémico: erupciones, dificultad para tragar, dificultad para respirar.

–¿Cuáles son las intolerancias alimentarias más frecuentes?

–La intolerancia a la lactosa, a la fructosa, a los azúcares no absorbibles como el sorbitol y los excipientes que tienen un montón de alimentos. Y luego está la sensibilidad al gluten no celiaco, que es una intolerancia alimentaria.

–¿Han aumentado en los últimos años?

–Hace años, a un paciente que venía a consulta porque le sentaba mal la leche y se le inflaba la barriga, el médico le hacía una gastroscopia, una colonoscopia, un análisis y si no había ninguna alteración orgánica lo mandaba a casa diciendo que era un síndrome intestinal irritable o que tenía una mala tolerancia alimentaria, pero no nos preocupábamos de eso. Ahora indagamos más en ese tipo de patología funcional a la que al principio los digestivos no hacían mucho caso. Antes había un infradiagnóstico, porque no teníamos test válidos para hacerlo y porque no se le prestaba mucha atención.

–¿Qué porcentaje de la población padece una intolerancia?

–Entre un 10% y un 20%. La intolerancia alimentaria es dosis dependiente. Un paciente con intolerancia a la fructosa o a la lactosa no tiene que dejar de tomar alimentos con fructosa o lactosa durante toda su vida, sino que tendrá que ver cuál es la dosis mínima a la que no le sienta mal.

–¿Pueden aparecer a cualquier edad?

–Sí.

–¿Cómo se diagnostica? ¿Son fiables los test de farmacia?

–El diagnóstico tiene que ser dirigido. Para la intolerancia a la lactosa o a la fructosa se emplean los test de aire expirado y hay que hacerlos bajo unas condiciones específicas. Entonces, lo de ir a comprarlo a una farmacia desde luego no. Y los médicos lo mandamos con una orientación clínica, es decir, yo necesito antes historiar al paciente y relacionar que cuando él tiene esos síntomas digestivos es porque ha tomado cierto alimento, porque todo el mundo al que se le hincha la barriga o que tiene un episodio de diarrea o de náusea no va tener una intolerancia. En los test lo que mides es la cantidad de hidrógeno y de metano que se expira. Entonces son test que se pueden alterar muy fácilmente si no hay una adecuada limpieza bucal o si hay un sobrecrecimiento bacteriano, esas bacterias eliminan más hidrógeno y metano y pueden dar un falso positivo. Por eso tú no puedes ir a la farmacia y soplar en un tubito Tiene que hacerlo un profesional.

–¿Y si hay síntomas después de consumir algunos alimentos, pero los test son negativos?

–Si al dejar de tomar la lactosa el paciente mejora y cuando vuelva a tomarla empeoran los síntomas, para mí ese paciente ya tiene una intolerancia.

–¿Llegan muchos pacientes que se han autodiagnosticado?

–Muchísimos. Lo que hay que buscar es que ese paciente se encuentre mejor. Una persona que tiene intolerancia a la lactosa toma lactosa y eso no es nocivo para su salud. Es decir, no aumenta el riesgo de tener ninguna otra enfermedad, simplemente se va a encontrar mal. Yo muchas veces le digo a mis pacientes: por un gustazo, un trancazo. Si a ti te gusta mucho tomar una copa de vino y eres intolerante a la fructosa, pues si quieres tomar una copa de vino, intenta que esa comida sea más proteica. Y si te tomas una copa de vino y algo de verdura, pues probablemente esa noche la pases un poquito peor.

– Si se deja de tomar un alimento al que somos intolerantes, ¿Se va a acentuar esa intolerancia?

–Eso es un falso mito. Lo que pasa es que cuando tú estás bien sin tomar lactosa y la retomas, parece que tienes muchos más síntomas que antes y que te encuentras peor, pero no es así.

–¿Hay algún tipo de frutas y verduras más recomendables si eres intolerante a la fructosa?

–Les doy a mis pacientes una tabla con la concentración de fructosa por gramo. No es lo mismo tomar un plátano que tomar un aguacate. En este tipo de patología creo que lo más importante para el paciente es la información. Es decir, el paciente viene angustiado porque la patología digestiva siempre produce una sintomatología que da sensación como de gravedad. Al final, cuando informas al paciente de lo que tiene, conoce su cuerpo y sabe la concentración que puede tomar... eso alivia mucho.

–¿Cómo se diferencia la intolerancia al gluten no celiaca de la celiaquía?

–La enfermedad celiaca es una enfermedad genética que tiene síntomas sistémicos, no sólo a nivel de aparato digestivo y aumenta el riesgo de algunas enfermedades, incluso de linfoma gástrico. Hay personas que no son celiacas, pero sí que tienen una mala tolerancia al gluten. Tienen gases, diarrea o estreñimiento cuando toman trigo. La diferencia es que el celiaco no puede tomar nada de gluten y la sensibilidad al gluten no celiaca, como en el resto de intolerancias, es dosis independiente, es decir, pueden tomar un poquito.

–¿Es más sano comer sin gluten si no eres celiaco ni tienes una intolerancia?

–El gluten, el pan, el trigo es un alimento excelente. Si no te sienta mal no hay ningún problema en comerlo y si te sienta mal tampoco hay ningún problema en dejarlo. Pero en personas sin síntomas no hay ningún estudio que diga que comer sin gluten es más saludable que comer con gluten.

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