Desirée Infante explica que la pareja debe ser un 'lugar seguro' y si hay miedo a contar las cosas es mejor dejarlo Pedro Quero

Desirée Infante, psicóloga sanitaria y neuropsicóloga

Jóvenes con falta de autoestima
«En las amistades tóxicas entre mujeres hay una 'abeja reina' que domina al resto»

«Nadie puede estar toda la vida cediendo en una pareja, aunque en un momento dado lo haga por miedo a perder a alguien que no se compromete»

Miércoles, 5 de junio 2024

Jóvenes con trastornos derivados de una baja autoestima es una de las consultas psicológicas más habituales. Las consecuencias son variadas: desde relaciones tóxicas de pareja en las que uno cede por miedo a perder a la otra persona a problemas de imagen, trastornos de la conducta alimentaria o «amistades poco sanas entre mujeres, en las que hay una 'abeja reina' que domina a las otras», explica Desirée Infante, psicóloga sanitaria y neuropsicóloga.

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-¿Qué es la falta de autoestima y por qué se produce?

-La autoestima es la forma en la que nos percibimos, que no es algo innato, sino que se va construyendo a lo largo de nuestras experiencias. Está el 'yo real', que va cambiando y el 'yo ideal', que es lo que esperamos alcanzar, las expectativas que tenemos sobre nosotros. Ese 'yo ideal' tiene que estar un poco por encima del 'yo real', pero si está muy, muy arriba provoca una baja autoestima. Una situación que también puede estar causada por las exigencias sociales o familiares, cuando intentamos ser lo que los demás quieren que seamos y no lo que nosotros queremos llegar a ser.

-¿Qué problemas se derivan de esa baja autoestima?

-Algunos relacionados con la imagen y con la alimentación, pero también relaciones tóxicas, problemas de ansiedad y de estado de ánimo.

-¿Cómo influyen las redes en la dismorfia corporal o en trastornos de la conducta alimentaria?

-Hay una constante presión por esa vida perfecta que vemos en las redes sociales, incluso aunque seamos conscientes de que hasta nosotros mismos publicamos cosas que no reflejan cómo nos sentimos. Pero si estamos comparándonos continuamente con esas influencers maravillosas con una vida genial, pues la nuestra siempre va a estar por debajo.

-¿Qué pueden hacer los padres para rebajar esa presión?

-Privarles por completo de redes sociales tampoco es la solución, porque también son un aliado para mostrar y normalizar muchas cosas. La familia tiene que estar atenta a esas señales de aislarse o de empezar a tener determinados comportamientos con la imagen o con la alimentación. Hay que fomentar el autocuidado, apoyarles en las decisiones que tomen e intentar nos ser tan exigentes con ellos en casa. A veces intentamos que a ellos les gusten las mismas cosas que a nosotros o eso de «quiero que tú tengas todo lo que yo no he tenido», pero nuestros hijos no tienen que cumplir nuestros sueños. Esa exigencias acaban pasando factura, porque pueden pensar que no son suficiente.

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-¿Cómo son las relaciones tóxicas?

-Una relación tóxica se diferencia de una relación sana en que hay una jerarquía y una persona está por debajo. En el momento que no hay igualdad y reciprocidad la relación no es sana. Tiene que haber respeto y libertad, porque el amor no es control. En la amistad pasa lo mismo: no tienes que estar todo tu tiempo con una persona. Si alguien te demanda todo el rato y no te deja estar con otras personas, pues esa relación tampoco es sana.

-¿Cuáles son esas 'red flag' o señales que advierten de que puede ser una relación tóxica?

-El primero es el control. Eso de yo le doy mi clave del teléfono para que pueda entrar y que vea que no tengo nada. Si necesita tu clave para confiar en ti es porque no confía, eso es control. La relación se basa en un tiempo conjunto, pero hay otro en el que somos autónomos. Si ha habido algún problema, que no haya que callarse por miedo a una pelea que sea el fin del mundo. Si tienes miedo de comunicarte con esa persona, sal huyendo, porque en una relación no tiene que haber miedo, una pareja tiene que ser un lugar seguro y, además, tiene que haber respeto.

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-Una relación de pareja en la que uno de los dos quiera más compromiso, ¿también sería de alguna manera una relación tóxica?

-Yo siempre recomiendo comunicación: yo necesito, tú necesitas... y ver dónde podemos buscar un acuerdo. Y si tus necesidades y las mías son incompatibles, pues mejor que cada uno coja su camino, porque si una de las dos partes va a tener que estar siempre adaptándose al otro, en algún momento esto va a pasar factura: que ahora mismo no quiera perder a esa persona no significa que toda la vida vaya a poder estar cediendo.

-Tener una pareja tóxica ¿es un problema de educación, de la sociedad o de personalidad ?

-Es una mezcla de todo y va a depender mucho del caso concreto. Hay familias en las que ha habido heridas de abandono y necesiten engancharse a alguien. Muchas veces va a depender de los patrones familiares de la infancia.

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-¿Cómo son las relaciones de amistad tóxicas? ¿Se pueden reconducir?

-Recuperarse va a depender del esfuerzo que hagan siempre dos personas. Si hay esfuerzo, ganas y cariño cualquier tipo de relación y no sólo de amistad, se puede recuperar. Quizás no va a ser exactamente como fue en el pasado, pero nadie dice que vaya a ser ni mejor, ni peor; puede ser una relación distinta y se podría conseguir. Cuando se trata de mujeres en las relaciones tóxicas hay una abeja reina que domina a las demás. Y después están las abejitas obreras. Eso ya es una relación tóxica de grupo, porque no tienen su propia personalidad y se dejan llevar por esa persona que lleva el mando. En una relación de amistad es muy importante que todos estén a la misma altura, como en cualquier otro tipo de relación. Cuando hay alguien que está por encima y el resto intentan estar a buenas con esa persona... eso no es sano.

- Y sentir celos o no alegrarse de los éxitos de un amigo…

-No es tanto lo que pienses en ese momento, porque muchas veces vienen esos pensamientos intrusivos de me gustaría que me hubiera pasado a mí o ¡Ay, qué rabia me da! o ¡Qué envidia!, me gustaría estar en su situación. El pensamiento no lo podemos controlar, entonces no nos vamos a sentir mal por ese pensamiento. La diferencia para saber si es algo malo o bueno es cómo actuamos, si nuestro comportamiento hacia esa persona está dirigido por esa envidia. Ahí está la diferencia. Pasa como con las parejas, los celos no los podemos controlar, pero sí nuestros actos celosos. Esa distinción hay que hacerla, No es lo que pensamos realmente, no somos nosotros, es un pensamiento automático intrusivo que nos hace sentir mal, pero la clave de todo va a estar en si actuamos o no conforme a ese pensamiento.

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