Blanca Barrio, odontóloga de B&B Dental
Blanca Barrio, odontóloga de B&B Dental
A partir de un año de edad los bebés deberían ir a revisiones al dentista para controlar los dientes que van saliendo y que los padres aprendan cómo cuidarlos para tener una buena salud oral. «Hay que limpiar los dientes desde el momento en que sale el primero, que como media ocurre a los seis meses», explica Blanca Barrio, odontóloga de B&B Dental.
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–¿Cuándo es necesario ponerse una ortodoncia?
–La ortodoncia es la parte de la odontología que se encarga de corregir la alineación de los dientes y las maloclusiones. Es decir, que, además de la estética, el engranaje y la funcionalidad de la masticación estén correctas.
–¿Se puede poner una ortodoncia por una cuestión estrictamente estética o siempre hay algo más?
–Normalmente el paciente viene primero por estética, porque quiere tener una bonita sonrisa, pero va mucho más allá de eso. No sólo miramos la estética, sino también la funcionalidad: que haya una buena masticación en la parte posterior, que es la que no se ve al sonreír.
–¿Qué causa una mala alineación de los dientes?
–Hay una parte genética que influye sobre todo en que los huesos tengan más o menos potencial de crecimiento y que sean más o menos prominentes. Y luego están los dientes, que tienen que encajar perfectamente en los huesos y para eso los huesos tienen que estar alineados. En los niños influye mucho el uso del chupete y de las tetinas de los biberones, por eso es muy importante que se retire a partir del año y medio, máximo dos años. También influye que la respiración sea oral en vez de nasal y la deglución, la manera en que tragamos. Y luego, en los adultos, pues que salgan unas muelas de juicio, que perdamos un diente y que el resto de piezas se doblen debido a esa ausencia... Intervienen muchos factores.
–¿Los bebés también tienen que ir a revisiones con el dentista?
–Sí, es súper importante. Empezamos con las revisiones desde que tienen un añito. Y ya no es sólo por el niño, sino para enseñarles a los padres cómo tienen que ir cuidándoles, porque realmente hay que limpiar los dientes desde el momento en que sale el primero, que como media ocurre a los seis meses. A partir de entonces hay que explicar a los padres cómo cepillarles, qué tipo de cepillo usar, cuánta pasta de dientes, qué tipo de pasta... ir enseñándoles. En este momento más a los padres que a los niños, pero empezar desde pequeños para que tengan una buena salud oral.
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–¿Las ortodoncias tienen mejor respuesta si se colocan en niños que si se colocan en adultos?
–Depende del caso. Cuando hay un problema óseo asociado, que esos huesos no están adecuados el uno respecto al otro, sí que hay que actuar antes de que el niño termine el desarrollo, porque, si no, luego ya ese hueso no se puede modificar, a no ser que sea pasando por una cirugía ortognática (para corregir la posición de los huesos faciales y conseguir una mordida adecuada). Por eso son tan importantes las revisiones en los niños.
–¿Con qué frecuencia tienen que revisarse?
–A los adultos les vemos una vez al año más o menos, pero a los niños cada seis meses, porque evolucionan muy rápido y la dentición va cambiando. Hay que controlar los que se caen y si hay algún diente atrapado o que no sale por alguna causa, e ir poniendo el aparato si es necesario para que todo vaya saliendo en su sitio. La ortopedia es un tratamiento para corregir los huesos que sólo se puede aplicar mientras el niño está creciendo. Después habría que recurrir a la cirugía. Y la ortodoncia se encarga de corregir los dientes.
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-Hay algún límite de edad para colocarse una ortodoncia?
–No.
–¿Los adultos que necesitan ortodoncia es por problemas que arrastran desde niños o porque se les han movido los dientes?
- Por ambas cosas. Puede ser que el tamaño del hueso sea más pequeño que el de todos los dientes y se apiñen o lo contrario. O también puede ocurrir que ese adulto haya perdido alguna pieza y eso afecte al resto de la boca o que las muelas de juicio hayan empujado un poquito o que con la edad se vaya desarrollando una atrofia ósea y los dientes se vayan juntando.
–¿Se consiguen el mismo resultado con brackets y con alineadores invisibles?
–El resultado es igual con uno que con otro. Se piensa muchas veces que hay casos que solo se pueden tratar con brackets, pero haciendo una buena planificación se logran los mismos resultados. La diferencia es que los alineadores son mucho más estéticos y más higiénicos, porque se quitan para cepillarse los dientes. Además, son más cómodos, no hacen tantas llaguitas como los brackets. El único inconveniente es que sea un paciente despistado que se quite el alineador para comer y se olvide de ponérselo. Muchas madres dicen: Ay, es que no me fío de mi hijo, pero, ojo, que luego los niños sorprenden muchísimo y son mucho más responsables de lo que los padres piensan. Con los brackets, al ser fijos, esto no pasa.
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–¿Qué mantenimiento tiene la ortodoncia una vez que se corrige la alineación de los dientes?
– Colocamos unos pequeños alambre que van por detrás de los dientes, que no se ven, y unas fundas transparentes para dormir, que deberían ser para siempre. Y luego hay que seguir viendo a ese paciente en sus revisiones.
–El Consejo General de Dentistas ha alertado sobre tratamientos con alineadores invisibles que se siguen a distancia...
–Eso es súper importante, la verdad. Ponerse una ortodoncia sin que te vea un profesional me parece una locura. Antes de colocarla hay que asegurarse de que el paciente tiene una buena salud oral: sin caries ni enfermedades de la encía. No se puede empezar un tratamiento de ortodoncia hasta que eso está solventado. Hay pacientes que hemos visto que han venido a consulta porque tienen dolor en la boca y llevan alineadores hechos a distancia y sin haber sido supervisados, con toda la boca llena de caries y que dices... madre mía, ¿cómo es posible esto? Y también es grave que no te siga un profesional esa ortodoncia, porque a veces, aunque hagamos una muy buena planificación del paciente antes de empezar, no siempre se reproduce en boca lo que nosotros hemos planificado y en mitad del tratamiento tenemos que parar, volver a tomar medidas, volver a escanear la boca del paciente y volver a comenzar porque el plan de tratamiento no se está cumpliendo por cualquier causa. Por eso son tan importantes esas revisiones con un ortodoncista.
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