Pedro J. Quero

Ángel Gómez Pascual

Jefe del servicio de urología de Quirónsalud Málaga
«No hay que esperar al límite para operar un agrandamiento de la próstata»

Salud es Más ·

«El aumento de la próstata afecta a todos los hombres a partir de los 45 o 50 años y más de la mitad de ellos experimentan dificultades para orinar»

Martes, 22 de noviembre 2022

A partir de los 45 o 50 años los hombres experimentan un agrandamiento de la próstata por el que más de la mitad de ellos ven su calidad de vida afectada, sobre todo con dificultades para orinar a causa de esta patología que se llama hiperplasia benigna de próstata. Ángel Gómez Pascual, jefe del servicio de urología de Quirónsalud Málaga, afirma que «no hay que esperar a que un paciente esté muy mal, al límite para operar».

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-¿Qué es la hiperplasia benigna de próstata?

-Es una patología que afecta a varones mayores de 45 o 50 años, que se produce porque hay una parte de la próstata que crece de manera espontánea y provoca dificultades para orinar.

-¿Afecta a todos los hombres?

-Lo que es el crecimiento de la próstata como patología sí se produce en todos a partir de esa edad. Otra cosa es que eso les vaya a afectar a su calidad miccional o a su calidad de vida.  Esto ocurre normalmente en un poco más de la mitad de los varones.

-¿Por qué hay hombres en los que no provoca síntomas?

-El crecimiento de la próstata tiene un sello genético y luego influyen otros factores. Ese agrandamiento provoca  un cierre del conducto por donde tiene que salir la orina que ocurre de forma un poco aleatoria.

-¿Supone más probabilidades de padecer cáncer de próstata?

-No hay una relación causal entre la hiperplasia benigna de próstata y el cáncer de próstata. Sí es cierto que el cáncer puede tener cierta relación con determinadas infecciones o inflamaciones que puede haber sufrido la próstata a lo largo de los años si la hiperplasia benigna no ha sido correctamente tratada en su momento. Pero si tenemos que responder a la pregunta de relación entre una patología y otra la respuesta es que no.

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-¿Qué tratamientos médicos hay? ¿Es posible detener el avance de la enfermedad?

-Los tratamientos hay que prescribirlos cuando hacen falta. El fármaco no te cura la enfermedad, puede retrasar o frenar un poco el avance. El día que el paciente no toma el medicamento es como cuando no toma la pastilla de la hipertensión, pues va a tener la tensión alta. Hay fármacos derivados de plantas, de fitoterapia, que tienen un efecto bajo, pero también menos efectos secundarios. Los que más se suelen indicar son el grupo de los alfabloqueantes, que  producen una relajación del conducto prostático para que la orina pueda salir con más facilidad y eso disminuye las ganas de orinar y mejora el vaciado. Se pueden mantener esos medicamentos durante años, pero cuando empiezan a no hacer efecto, pues posiblemente lo más indicado sea la cirugía.

-¿Cuándo está indicada la operación?

-Sobre todo se determina por los síntomas, porque hay pacientes que toman medicación y siguen viendo su calidad de vida afectada o tienen una repercusión física. Además, en la ecografía  se puede comprobar si ese paciente experimenta un crecimiento anómalo de la vejiga porque está haciendo mucho esfuerzo para orinar a pesar de la medicación o si el tamaño prostático empieza a ser preocupante. No hay que llegar al límite de que el paciente esté  muy mal para operarlo. Eso lo tengo muy claro. Cuando en la entrevista con él vemos que la medicación tiene un efecto relativo y que no está bien, pues ya se puede plantear. Son decisiones particulares, independientemente de que haya factores de absoluta indicación. Por ejemplo, un paciente que tiene una próstata grande y que sufre sangrados habituales con la orina o infecciones de orina de repetición o cálculos en la vejiga porque no orina bien. Estos pacientes tienen indicación directa de cirugía y así se lo planteo. O cuando hay repercusión en la vía urinaria, que le puede condicionar en el futuro una insuficiencia renal.

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-¿Hay diferentes técnicas para intervenir?

-La hiperplasia de próstata es una patología que condiciona la vida del paciente y muchísimo más prevalente que el cáncer, con lo cual a nivel quirúrgico es muy importante el desarrollo que se ha producido en los últimos 15 o 20 años. El láser de holmio, con la técnica de la enucleación, que elimina completamente el adenoma es la que mejor resultados está dando. Antes se hacía exactamente lo mismo, pero con una incisión por debajo del ombligo hasta la próstata, de forma muchísimo más agresiva, con lo que la recuperación era más lenta, con más probabilidades de infección y de hemorragia. Con el láser se hace la intervención y en 48 horas el paciente está en su casa y sin sonda.

-¿Cómo es la operación?

-La intervención por láser se hace a través del conducto de la orina, por endoscopia. Mediante una fibra láser de 500 micras vamos haciendo una separación del plano anatómico que tiene el adenoma respecto a la próstata. La próstata tiene un parte periférica, que es capsular, como si fuera la cáscara de una naranja por hacernos una idea, y el contenido de esa naranja es el adenoma, que es lo que quitamos. El quitar la próstata en su totalidad se hace cuando hay un tumor, un cáncer de próstata, pero no  en la hiperplasia. Eliminamos la parte central y a través de esa fibra láser se extrae el adenoma para que al paciente le quede un próstata sana, que casi con toda seguridad no le va a dar  problemas en toda su vida. Al quitarlo desde la raíz ya no vuelve a crecer . La técnica alternativa, que nosotros no hacemos, es la resección transuretral, que también se realiza a través del conducto, pero normalmente siempre deja una parte del adenoma. El paciente puede tener una calidad de vida buena después de la intervención, pero en el futuro podría crecer. Esa es la diferencia con la técnica láser.

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-¿La operación tiene efectos secundarios?

-El paciente no pierde ni la erección, ni la libido, ni nada relacionado con la esfera sexual, pero como con cualquier técnica quirúrgica que se realice sobre la próstata, pues no va a tener eyaculación. Tendrá lo que se llama eyaculación retrógrada. La tiene, pero no va hacia el exterior, lo que no tiene ninguna repercusión clínica.  Un paciente que se levanta de noche tres o cuatro veces  para ir al baño y que cada vez que sale a la calle está pendiente de los sitios donde tiene que parar para poder orinar, pues no le importa perder la eyaculación, porque su calidad de vida mejora. La erección y el orgasmo se mantienen igual que antes de la intervención. Incluso en bastantes pacientes puede que la erección mejore cuando le quitas el adenoma de la próstata.

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