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La dieta mediterránea no solo es un lujo en términos gastronómicos, sino que en muchas ocasiones es igual o más efectiva para combatir y prevenir las principales causas de mortalidad, como los episodios cardiovasculares y el cáncer. Esa es la principal conclusión que se extrae ... de la conferencia 'La dieta mediterránea: ¿Una dieta milenaria saludable?'. Bajo este título, el doctor José López Miranda protagonizó este viernes el segundo de los encuentros participativos organizados por Diario SUR con el patrocinio de la Fundación Unicaja en el Salón de Actos de Unicaja ante la atenta mirada de casi un centenar de personas.
López Miranda, jefe de servicio y director UGC Medicina Interna del Hospital Universitario Reina Sofía y catedrático de Medicina Interna de la Universidad de Córdoba, comenzó su conferencia con un pequeño recorrido histórico desde sus orígenes y siempre vinculada a la cultura del olivo y del aceite de oliva, definiendo sus tres patas clave: el aceite de oliva, los cereales y el vino, destacando especialmente el primer elemento. Precisamente, el facultativo relató incluso cómo se comercializaba con el aceite desde hace dos mil años, cuando todo el Valle Medio del Guadalquivir estaba plagado de «figlinae» destinadas a la producción de ánforas para el envasado de la gran producción de este oro líquido que cada año tenía lugar en los grandes 'fundi' de la Bética. De hecho, entre Sevilla y Córdoba se han documentado casi 100 alfares y las marcas de más de 250 alfareros.
El doctor, que fue presentado por el director técnico de estas conferencias de Salud es Más (y uno de los oncólogos más prestigiosos de España, Emilio Alba, quiso en ese capítulo hacer referencia al papel «muy relevante» del médico cordobés Maimónides y su papel en establecer la dieta como un elemento central de la salud. «La mayoría de las enfermedades que sufre el hombre se deben a una alimentación deficiente o una alimentación desmesurada. El médico sabio no cura con medicina, mientras pueda hacerlo con una dieta adecuada», son algunas de estas frases que quiso destacar durante la ponencia y posterior debate y preguntas del público, que estuvo moderado por el periodista Pedro Luis Gómez.
El experto recordó que fue un americano, Ancel Keys, quien acuñó el término de dieta mediterránea para referirse al estilo de alimentación que tenían los habitantes de la isla de Creta. Keys fue un epidemiólogo americano nutricionista de la escuela de Minnesota, que cuando trabajaba como médico en la Segunda Guerra Mundial observó que aquella isla había una población de mucha gente mayor y muy sana, lo que le hizo plantearse la hipótesis de que en esa zona había algo que hacía que la gente envejeciera sana y de forma saludable. Fue entonces cuando realizó el estudio en los siete países y acuñó el término que se usa hoy en día.
López Miranda explicó que a partir de ahí, todos los estudios han indicado que una mayor adherencia a un patrón de dieta mediterránea «confiere una protección sobre mortalidad de cualquier causa, mortalidad cardiovascular, incidencia de cáncer y enfermedades neurodegenerativas».
Tras varios años trabajando en la materia, recientemente la prestigiosa revista Lancet ha publicado un estudio escrito por el protagonista de esta conferencia. Según relató, el objetivo del estudio era valorar la aparición de nuevos eventos cardiovasculares (infarto de miocardio, revascularización, accidente cerebrovascular isquémico, enfermedad arterial periférica y muerte de origen cardiovascular), evaluando su aparición con dieta baja en grasa (más usada en Estados Unidos) o dieta mediterránea, obteniendo un dato revelador: que la mediterránea provocaba un 27% menos de este tipo de episodios que la otra dieta, hasta entonces la más recurrente por los profesionales al otro lado del Atlántico. »Es el único estudio que hay sobre prevención de enfermedad cardiovascular en pacientes que ya tienen una manifestación clínica y que cuando siguen un modelo de alimentación mediterránea la situación mejora considerablemente», insistió.
Ante estos resultados, López Miranda incidió en la idea que ya presentó en la previa a esta conferencia, que un modelo de alimentación mediterránea puede ser «tan beneficioso o más que tomar pastillas para prevenir la recurrencia de eventos cardiovasculares».
Por último, el médico quiso también referirse a la huella humana en el medio ambiente y en el propio devenir de la salud de la sociedad, y de cómo la dieta mediterránea también suponía un factor positivo en esta materia. «La producción no controlada de alimentos no saludables está generando una doble carga de obesidad y nutrición, que se verá agravada por el cambio climático», sentenció.
Ya en el turno de preguntas se abordaron distintas cuestiones sobre la salud y la alimentación. Una de las más relevantes por la atención del público fue la referida al sofrito, base gastronómica de la dieta mediterránea. «El sofrito es esencial porque el aceite extrae de los alimentos sus compuestos biológicos más saludables. Mejoramos con él la capacidad de absorción de estos componentes», señaló el médico, que recordó que. lo inventaron los romanos, pero lo cultivaron los árabes; y negó que consumir este tipo de productos exija un mayor presupuesto. «El problema no es el precio, sino el tiempo que tenemos para preparar la comida», cuestionó el ponente, que a pesar de todo dejó muy claro cuál es el axioma imprescindible para perder peso: «Más suela y menos cazuela».
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