«Hay apendicitis difíciles de diagnosticar que se convierten en una peritonitis»
Cirugía de urgencias ·
«Si hubiera una especialidad de medicina de urgencias mejorarían los resultados, se salvarían más vidas y se reducirían los gastos sanitarios»Cirugía de urgencias ·
«Si hubiera una especialidad de medicina de urgencias mejorarían los resultados, se salvarían más vidas y se reducirían los gastos sanitarios»La apendicitis aguda es la intervención más frecuente de las que se realizan en cirugía de urgencias, «pero hay pacientes que son más difíciles de diagnosticar porque no tienen los síntomas clásicos. El problema es que si no se interviene a tiempo puede convertirse en ... una peritonitis», explica Antonio González, jefe del Servicio de Cirugía General y Digestiva de HM Hospitales.
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-¿Qué se entiende por cirugía de urgencias?
-Son enfermedades sobrevenidas de una forma aguda y que requieren un procedimiento no programado quirúrgico y, a veces, no quirúrgico, como la apendicitis aguda, que es la cirugía urgente más frecuente.
-¿Qué problemas añadidos tiene a una cirugía programada?
-Básicamente el deterioro agudo que tiene el paciente. Si una persona tiene una perforación intestinal, pues eso repercute en toda su fisiología. Puede ocurrir que simplemente el paciente esté afectado por dolor, pero en fases avanzadas se puede producir un fracaso completo de las funciones. Por eso este tipo de cirugías tiene una mortalidad más elevada.
-¿No hacer pruebas previas complica estas operaciones?
-Hay que diferenciar lo que es una cirugía de extrema urgencia a una cirugía urgente. La primera sería la que tiene que hacerse en la primera hora. En esas situaciones el hecho de no poder hacer una preparación quirúrgica adecuada y retirar medicación, como los anticoagulantes, condiciona mucho los resultados.
-¿Cuáles son las intervenciones más frecuentes?
-La más frecuente es la apendicitis aguda, pero hay otras, como la colecistitis aguda, que es una inflamación de la vesícula biliar obstruida por piedras. Además, toda la patología del tubo digestivo o de la piel y partes blandas puede tener una complicación aguda que requiera una intervención quirúrgica. Por ejemplo, una hernia inguinal que se estrangula y acaba produciendo una perforación del intestino. O un absceso de piel y partes blandas que, en principio, ha de ser drenado y parece una patología banal, pero en casos excepcionales puede acabar provocando una infección severa e, incluso, el fallecimiento de la persona o grandes mutilaciones.
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-¿Por qué a veces es tan difícil de detectar la apendicitis?
-Los síntomas clásicos de la apendicitis son el dolor abdominal en la zona alrededor del ombligo que, progresivamente, se va desplazando hacia el cuadrante inferior derecho del abdomen, asociado habitualmente a pérdida de apetito, náuseas y vómitos. Pero hay veces que realmente los pacientes no tienen un cuadro tan evidente y puede resultar realmente difícil de diagnosticar. Y lo que en principio podía ser una apendicitis simple, que se resuelve con una cirugía sencilla, pues a veces da lugar a una peritonitis o a plastrones apendiculares, que pueden tener un tratamiento más complejo. El cerebro identifica distintos tipos de dolor y algunos son difíciles de centrar. Si ese apéndice está situado en una posición anómala el cerebro no es capaz de identificar bien dónde está el dolor y a los médicos nos cuesta más trabajo hacer el diagnóstico.
-¿Una apendicitis que no se detecta a tiempo se convierte peritonitis?
- No es tan sencillo. Ya nos gustaría saber la razón de que haya apendicitis agudas que desarrollen formas de peritonitis y otras que cursen como una forma de plastrón apendicular. Lo cierto es que si una apendicitis aguda acaba desarrollando una peritonitis, se produce una inflamación generalizada del abdomen y eso puede acabar dando lugar a una sepsis, a una septicemia, un shock séptico. Y luego hay otras formas de apendicitis que en vez de desarrollar una peritonitis acaban generando un proceso inflamatorio muy focalizado en el área en donde está el apéndice. Si estas formas de apendicitis no se tratan adecuadamente pueden acabar con la vida del paciente. Sin embargo, una apendicitis simple, se puede resolver con una operación por laparoscopia de forma bastante sencilla.
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-¿Todas las apendicitis se pueden operar por laparoscopia?
-Sí, salvo que el paciente esté muy deteriorado, la recomendación es emplear procedimientos mínimamente invasivos.
-¿Cuáles son las operaciones en las que hay que intervenir más rápidamente?
-La que puede esperar un poquito es la apendicitis aguda, que se puede demorar, siempre que no tenga forma de peritonitis, 24 horas. Y luego está la cirugía que no puede retrasarse, que es la típica del paciente traumatizado, el que tiene un shock hipovolémico por un trauma: un accidente de tráfico con el bazo roto es la causa típica de esa situación, pero puede ser también, por ejemplo, un apuñalado con la vena cava rota. Esos pacientes no pueden esperar.
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-¿Son esos los casos que más preocupan a los médicos?
-Cuando te preparas para operar sea a un paciente con shock hipovolémico tienes un poco más de adrenalina, porque no sabes lo que te vas a encontrar realmente. A veces es simplemente una rotura del bazo y quitándolo lo solucionas, pero puede tener el hígado roto y otras complicaciones. Sería el típico paciente en el que en el que luego lees en el periódico SUR: llegó a urgencias y entró en quirófano, pero los médicos no pudieron hacer nada por salvar su vida
-¿Qué formación deberían tener las personas que hacen el cribado en urgencias?
-La formación en las urgencias es buena, pero si hubiera una especialidad dedicada a eso, los resultados mejorarían, se salvarían más vidas y se reducirían los gastos sanitarios .
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-En la cirugía de urgencias ¿la mortalidad es más alta?
-Depende de procedimiento, pero la mortalidad global de la sepsis en un hospital está entre el 20 y el 30%. Un shock séptico por una peritonitis tiene una mortalidad inasumible en cualquier cirugía programada.
-¿Cuáles serían los síntomas que nos pueden alertar de una sepsis y que hay que ir a urgencias?
-Fiebre o incluso de hipotermia, dolor, tensión arterial baja, aumento de la frecuencia respiratoria y deterioro mental... Con esos síntomas es probable que el paciente tenga una sepsis y debería ir a urgencias de un hospital.
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-¿Qué pediría para mejorar el trabajo en urgencias?
-Formación para todo el mundo: para los cirujanos y para los compañeros que trabajan en urgencias, porque la formación nos va a permitir conocer mejor qué tienen los pacientes y estar más preparados para atenderlos.
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