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Comparten el tramo malagueño del afluente más importante del Guadalquivir, el río Genil, pero también están unidos por la historia. Cuevas Bajas y Cuevas de San Marcos, dos villas malagueñas vecinas, que limitan al norte con la provincia de Córdoba, comparten un mismo origen.
Hace ya casi seis siglos, en 1424, comenzó el germen de estas dos localidades. Sus respectivos territorios integraban la dehesa de Belda, que, a su vez, estaba dividida en cuatro cortijos Pilar, Frailes, La Mereda y Cedrón: los dos primeros dieron lugar a Cuevas Altas, que años después adoptaría el nombre de Cuevas de San Marcos, mientras que los otros dos dieron lugar al actual Cuevas Bajas.
El apelativo de Belda procede de una gruta habitada durante la Prehistoria, localizada en el término municipal de Cuevas de San Marcos, justo en la zona norte de la sierra del Camorro. Precisamente, en esta cordillera, se encuentra una falla declarada como monumento natural de Andalucía por su valor geológico. La cueva no está abierta al público debido a la presencia de una amplia colonia protegida de murciélagos. En la zona alta de la falla se encuentran los restos de lo que fue una ciudad medieval, también conocida como Belda. Para conocer ese yacimiento, de difícil acceso a pie, se construyó en su día el centro de interpretación 'la Senda de los Milenios', a los pies de la sierra.
También hay que adentrarse en el casco urbano, donde llama la atención la esbelta iglesia de San Marcos. El pueblo cuenta incluso con un pequeño museo arqueológico donde de forma didáctica se muestran los distintos yacimientos prehistóricos hallados en la zona.
Frente a la sierra del Camorro, se ve el pantano de Iznájar, situado prácticamente en el centro geográfico de Andalucía. Este embalse, que se abastece de las aguas del río Genil, es el de mayores dimensiones de toda Andalucía. No sólo es considerado así por sus 32 kilómetros de longitud, sino que además está situado entre tres provincias distintas, Córdoba, Granada y Málaga, y más concretamente, entre cinco municipios, Cuevas de San Marcos, Loja, Algarinejo, Rute e Iznájar. De esta forma, esta impresionante reserva de agua cuenta en su entorno con una diversidad natural, cultural e histórica que pueden ser disfrutadas en un recorrido más allá de sus orillas.
Por su parte, Cuevas Bajas se encuentra rodeado por un mar de olivos, en la confluencia del arroyo Burriana y el río Genil. Este pueblo relativamente joven, que limita con Cuevas de San Marcos y algunos pueblos de la provincia cordobesa, fue durante los siglos XVIII y XIX una zona frecuentada por famosos bandoleros y contrabandistas andaluces, ya que se encontraba a mitad de camino entre Sierra Morena y la Serranía de Ronda. No en vano, en aquella época, los encuentros entre forajidos tenían lugar en la antigua venta de Juan González, que aún se conserva en buen estado en el pueblo de Cuevas Bajas.
Por allí pasaron bandoleros nacidos en el propio pueblo como Luis Artacho y Salvador González, y otros de localidades vecinas, como El Chato de Benamejí. La presencia de estos forajidos hizo que en aquella época se conociera al municipio de Cuevas Bajas con el sobrenombre de 'Cuevas de los Ladrones'.
El casco urbano de Cuevas Bajas es de calles anchas y cuenta con grandes casas señoriales, como la de los Cristales o la de Felipe Quintana. También sobresale la iglesia de San Juan Bautista, levantada en el siglo XVIII, y la antes citada Venta de Juan González.
Ambas localidades también están unidas por un importante tramo del Genil. Desde la presa de Iznájar, las aguas del río bajan con tal intensidad que no lo hacen propicio para el baño, pero sí para la práctica de deportes como el descenso en balsas o rafting.
También merece la pena visitar especialmente las antiguas norias que aún se mantienen en pie. Por una parte, en el término municipal de Cuevas de San Marcos, se puede ver la de la Aceña, mientras que en Cuevas Bajas, pendiente de una restauración está la de la Agusadera.
Estos dos pueblos, que están rodeados por un denso olivar, son dos grandes productores de aceite de la variedad hojiblanca. De hecho, en ambos se puede encontrar mucha calidad en su 'oro líquido'. Entre sus platos más estivales, destaca la porra. También se elaboran muchos dulces tradicionales, como los panes de cortijo, los roscos de vino y las tortas de aceite. En el caso de Cuevas de San Marcos, existe un obrador tradicional (Rosario Ginés) que ha recuperado muchas recetas tradicionales.
En estos dos pueblos se pueden encontrar también productos muy exclusivos, como es el caso de la zanahoria 'morá', el embutido conocido como relleno de Carnaval o el resoli, un licor tradicional de café y anís.
Más escapadas
Entre Villanueva de la Concepción y Valle de Abdalajís hay un paisaje idóneo para disfrutar en primavera. Al sur del abrupto paraje calizo del Torcal de Antequera aguardan suaves lomas, suaves lomas y numerosos alojamientos rurales, dispersados entre algunos núcleos rurales, que ofrecen sobre todo tranquilidad para desconectar unos días.
Entre esos diseminados, están La Higuera, La Joya o Cortijo de la Torre, que pertenecen al término municipal de Antequera. Desde ellos se pueden hacer interesantes excursiones por el entorno, como la que lleva por el Sendero de la Escaleruela, visitas a Villanueva de la Concepción o Valle de Abdalajís. También se pueden conocer algunos hitos de interés como la ermita de Jeva.
Desde el pueblo de El Burgo, atravesado por el río Turón, hasta el nacimiento hay muchos hitos interesantes que guardan relación con el cauce del Turón, que se pueden ver hoy a través de distintas rutas senderistas.
En el inicio de este pasaje, se puede ver el Puente Viejo, que por su tamaño evidencia que no fue construido para el paso de vehículos. Siguiendo río arriba y dejando atrás el casco urbano de El Burgo, un carril en el margen izquierdo propone un original recorrido, siempre en compañía del Turón. Por este sendero se llega hasta la presa del Dique, uno de los lugares más frecuentados en verano por los vecinos de la zona. Por la otra ribera, aguarda un camino aún más sencillo, que permite conocer este tramo del río.
Entre las rutas turísticas más interesantes de la provincia en plena primavera no puede faltar la que se encuentra en la comarca histórica que en su día fue conocida como 'el granero de Málaga'.
A pesar de que vivió su esplendor en el antiguo Al-Ándalus, este itinerario, que incluye pueblos de distintas zonas de la provincia, sigue mostrando todavía hoy un interesante patrimonio etnográfico y paisajístico, que se disfruta mucho más en primavera, es decir, cuando los campos de cereales ofrecen una de sus mejores caras. Este recorrido incluye pueblos como Alfarnate, Alfarnatejo,Periana, Colmenar, Riogordo, Casabermeja o Almogía. Incluso podría abarcar el núcleo de Villanueva de Cauche.
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