El trepidante recorrido de un río que da agua a Málaga: cascadas, puentes y castillos

El Turón, que atraviesa los territorios de El Burgo y Ardales, es uno de los muchos afluentes que han hecho del Guadalhorce el río más importante de la provincia de Málaga, aunque desde hace algo más de un siglo el trasvase de aguas ha quedado solapado con la mencionada presa.

Sus aguas brotan ya en un sitio idílico, en el paraje de la Fuensanta, es decir, a los pies del monumento natural del Mirador del Guarda Forestal. Desde este último enclave se puede ver a los pies el origen de la primeras aguas, pero también buena parte del valle por el que se abre paso en sus primeros kilómetros a través del territorio de El Burgo.

Por este pueblo discurre en sus primeros metros dejando otros enclaves de gran belleza y muy populares entre los vecinos de El Burgo, pero también entre los amantes del senderismo, ya que junto a su ribera discurren desde una de las etapas de la Gran Senda de Málaga hasta un pequeño camino de escasa dificultad y sin barreras.

Ambos permiten ver algunos enclaves tan impresionantes como la presa del Dique, que ejerce de piscina natural cuando el calor más aprieta en este territorio. No es el único sitio donde muchos acuden a bañarse en pleno verano, ya que el río ofrece otras muchas pozas, la mayoría de poca profundidad, a lo largo de su cauce, tanto en El Burgo como en Ardales.

Este río rodea el casco urbano de El Burgo, por el hoy llamado paseo de las Lavanderas, donde se conserva uno de los puentes más antiguos, pero también más angostos de cuantos se han construido a lo largo de siglos para poder salvarlo.

Allí, el Turón ofrece una de sus mejores caras, aunque, eso sí, en los últimos años no se puede continuar por el sendero de la Acequia del Molino, declarado como Rincón Singular de Málaga, pero cerrado habitualmente al público por desprendimientos. Justo arriba se pueden ver en la parte alta de El Burgo, algunos de los tramos del castillo de Miraflores, que llegan a hacer de paredes de varias casas.

Después, el Turón deja atrás el casco urbano pasando bajo un vetusto puente, bautizado en un cartel próximo como 'romano', aunque probablemente de esa época sólo tenga los cimientos.

El río avanza con pronunciados meandros por un bonito valle y deja una espectacular cascada antes de llegar al territorio de Ardales. Este enclave, situado relativamente cerca de la carretera que une a ambos pueblos y a Casarabonela, está también declarada como Rincón Singular.

Por el término municipal de Ardales, el caudal del Turón se ve notablemente incrementado gracias a los aportes de distintos afluentes, lo que hace posible que se vean grandes pozas, como el charco de la Olla, que está a los pies de otro hito histórico de este trepidante valle, el castillo del Turón.

Este recinto amurallado, que no tiene un acceso fácil, fue mandado a construir en el XIV, pero, tras ser tomado por los cristianos, quedó despoblado. Este castillo llegó a contar con una decena de torreones, lo que da idea de la importancia que tuvo en la época.

A su paso junto al casco urbano de Ardales, aguarda otro hito importante, el puente de La Molina, cuyo origen se atribuye a los romanos en el siglo I. Sin embargo, hoy se aprecia muy poco o casi nada de aquella época. Eso sí, con sus tres arcos de medio punto, es una de las obras de ingeniería más importantes de la provincia.

Desde allí se ve en la parte alta de Ardales el tercero de los castillos de este valle, el de la Peña, otra de las joyas medievales de la provincia de Málaga.

Tras pasar por Ardales el Turón enlaza con la referida presa del Conde del Guadalhorce, más conocida como El Chorro, que, además de ofrecer un espectacular paisaje y un interesante ecosistema biológicos, es un lugar idóneo para la práctica de algunas actividades acuáticas.