![Torre de Benagalbón y los Rubios, playas con un paseo ecológico](https://s2.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/201907/30/media/cortadas/3-kFXD-U8088052357058F-1248x770@Diario%20Sur.jpg)
![Torre de Benagalbón y los Rubios, playas con un paseo ecológico](https://s2.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/201907/30/media/cortadas/3-kFXD-U8088052357058F-1248x770@Diario%20Sur.jpg)
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Para muchos tener un paseo ecológico sólo es un eufemismo de tener la ausencia de uno marítimo y convencional. Pero para muchos bañistas que frecuentan la franja litoral que hay entre Rincón de la Victoria y Chilches, es reconciliarse con la playa de hace unas décadas, con una segunda línea costera menos saturada urbanísticamente.
Las playas de Torre de Benagalbón y Los Rubios conservan todavía ese lado romántico para los más nostálgicos o para quienes buscan alternativas a la costa más bulliciosa. Esta franja costera, situada dentro del término municipal de Rincón de la Victoria, coincide con el territorio de Torre de Benagalbón, un núcleo con identidad propia que hoy es sobre todo residencial.
Equipamiento: Zona infantil, barbacoas, aparcamiento, duchas, zonas verdes y papeleras.
Longitud: 3,5 kilómetros
Ubicación: pincha aquí .
Estas dos playas occidentales de Rincón de la Victoria estarían acotadas por los arroyos Granadillas y Santillán. Es decir, sumarían algo más de tres kilómetros y medio de longitud, en los que se proyecta hacer un paseo marítimo que, por votación de los propios vecinos, sea más respetuoso con el medio ambiente en armonía con lo que hay hoy.
No en vano, en la actualidad quien pasee por la zona de Los Rubios, en uno de los tramos donde coinciden tanto la Senda Litoral como la Gran Senda de Málaga, se sorprenderá con lo carteles que aluden a un itinerario ecológico que confirma lo que allí se ve a simple vista, que se trata de una playa diferente, sin prisas y sin saturación.
Eso sí, esto no quiere decir que allí no falten alguno de esos servicios sin lo que muchos no conciben echar un día en la playa. Así, los chiringuitos, más abundantes en la zona oeste de la playa, son parte fundamental de la oferta turística de estas dos playas vecinas. Los más occidentales on los más conocidos para quienes no frecuentan mucho la zona: Marina Playa, La Inopia, Las Niñas, Amalia o el veterano bar El Puente, a los que se llega incluso alargando el paseo a pie desde la playa de Rincón de la Victoria.
En el otro extremo, al límite con la costa veleña (Chilches), aguarda Carlete's Beach, situado junto a una de las estaciones ferroviarias que recuerdan que por allí hubo un día un tren litoral. Otras opciones intermedias son El Deo, La Calma o Al Rojo. En todos ellos no falta un buen espeto de sardinas en caña, una fritura de 'pescaíto', unas conchas finas y otros platos menos clásicos que respetan el producto marengo. Como alternativa, también se puede optar por disfrutar de carnes a la brasa en uno de los establecimientos con más solera de esta franja axárquica, el asador La Carreta, o tomar un sabroso refrigerio en la heladería Nati.
Aunque los fines de semanas el extenso arenal de esta franja costera está más concurrido, lo que más atrae a los bañistas es la tranquilidad de estos arenales. En una segunda línea de playa, una zona residenciales, la mayoría casas, sirve de protección de la antigua N-340 y ahora avenida de la Axarquía, donde se pueden incluso algunas compras, ya que abundan los establecimientos comerciales. Desde unas chanclas o una toalla que se haya olvidado hasta el pan para un bocadillo es posible adquirir a un paso de la playa. Habrá que tomar buena nota de toda esa oferta cuando se acceda a la playa o se busque aparcamiento, lo que no siempre resultará fácil en pleno verano.
Para quienes busquen algo más que playa en esta zona, pueden acercarse al origen de este núcleo. Bueno, al menos al de su nombre, ya que allí se puede ver algo rezagada y rodeada por viviendas la torre vigía de Benagalbón, una de las que sirvieron hace siglos para prevenir ataques desde la costa. Ésta, en concreto, fue levantada en el siglo XIV, si bien posteriormente fue restaurada con el mismo fin. Algo más lejos, pero también muy interesante es una visita a la Casa Fuerte de Bezmiliana, que, eso sí, es muy posterior (siglo XVIII). Este recinto amurallado, de planta cuadrangular, tiene una una muralla con dos garitas, desde donde se oteaba la línea marítima para evitar posibles ataques de piratas. Actualmente en este edificio se utiliza como sala de exposiciones.
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