

Secciones
Servicios
Destacamos
La misma línea argumental se repite una y otra vez, desde la Axarquía a la Serranía de Ronda. Ante el acoso de las tropas enemigas, un caudillo árabe decide ocultar en un lugar recóndito las muchas riquezas conseguidas durante años o siglos. Es el guión de las muchas leyendas que todavía hoy se relatan en distintos puntos de la provincia de Málaga, que forman parte de ese legado intangible del territorio, que engrosa nuestro particular realismo mágico.
Este mito del tesoro oculto es compartido por municipios como Rincón de la Victoria, Ronda, Alfarnatejo, Almáchar, Arenas o Monda, entre otros. De todos ellos, el más conocido, sobre todo por su denominación, es el de la Cueva del Tesoro, en el Cantal Alto, en el territorio de Rincón de la Victoria. Esta gruta de origen marino, que es geológicamente una verdadera joya, es conocida por las historias de quienes, en vano, han intentado encontrar ahí el hipotético tesoro allí escondido.
Sobre ese botín hay incluso un cuento del XVIII, 'El tesoro de los cinco reyes'. En este caso, el origen de la historia se sitúa en el siglo XII lejos de allí, en la costa de Orán, donde el último príncipe de la dinastía almorávide embarcó un codiciado botín con destino a Al-Ándalus. Varias centurias más tarde el destino oculto de aquel tesoro lo sitúa Fray Agustín de Milla y Suazo en la Cueva del Tesoro –antes Higuerón–, en Rincón de la Victoria.
Y es aquí donde empieza otra parte de la historia: La búsqueda del tesoro por parte de aventureros. Entre ellos, en el XIX un suizo, Antonio de la Nari, que perdió la vida cuando volaba con dinamita uno de los accesos a la gruta. Un siglo antes que este helvético también lo intentaron otros cazatesoros en vano.
Pero, lejos de desvenacerse, el mito se acrecentó en el siglo XX con Manuel Laza Palacio, quien se hizo con la cueva e hizo varias excavaciones arqueológicas. Encontró un candil con seis monedas de la época almorávide. Lo suficiente para creer en aquel mito del tesoro escondido, pero nunca encontrado. Hasta el momento, el único botín hallado allí es el que diseñó la propia naturaleza, a la que hay que sumar algunos vestigios históricos de interés, como algunas pinturas rupestres y restos del Paleolítico y de la Edad del Bronce.
Este mismo relato legendario hay quien lo traslada hasta la cueva de Nagüeles o del Tesorillo, en el término municipal de Marbella. Eso sí, sin rastro ninguno ni pista de esas supuestas riquezas almorávides. Un posible tesoro oculto es la justificación que se da también a misteriosos enclaves que hay en otros puntos de la provincia, como la Mina del Tajo de Ronda. Uno de sus cometidos era el abastecimiento de agua desde el río Guadalevín. La estructura se aprovechó, según una leyenda, para esconder un valioso botín.
En el castillo de Monda, hoy camuflado parcialmente en un hotel, también se cuenta que se usó un pasaje subterráneo, que unía la fortaleza con la Fuente de la Villa, para esconder otro tesoro. Aunque fuera leyenda, hay constancia de que hubo expoliadores buscándolo, pero sólo encontraron un aljibe árabe.
De nuevo, en la Axarquía, se habla de un posible tesoro en las entrañas de sus sierras calizas del interior. En concreto, una leyenda sitúa entre las grietas del Tajo de Gómer, frente al casco urbano de Alfarnatejo, el escondite de un botín de la época andalusí. El mito se acrecentó cuando se habló de un supuesto mapa procedente del norte de África, donde se dan detalles para acceder hasta el tesoro.
También en el pueblo de Almáchar se cuenta que hay bajo el casco antiguo un lugar donde los árabes, antes de huir, escondieron su codiciado botín. Eso sí, como todos los anteriores, ni rastro de él.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.