Territorio Tejón: Senderos entre tajos, una vía ferrata y paisajes con adrenalina

Alfarnatejo, situado a unos novecientos metros sobre el nivel del mar, está en un emplazamiento prácticamente llano, pero, eso sí, rodeado de un conjunto de tajos calizos, que hacen que su paisaje sea único en Málaga.

Es lo que recientemente se ha bautizado con el lema turístico de Territorio Tejón, con el que se alude a un animal que está vinculado históricamente con el pueblo. Según una leyenda, sus vecinos, al ver cortado el camino que unía a la villa con la de su hermana Alfarnate con un gran roca desprendida de la montaña, decidieron escarbar bajo la piedra para poder quitarla de allí. De ahí, que se les apodara como los tejones, mientras que a los de Alfarnate se les pasó a denominar palancos por haber usado desde el otro lado de la roca, una maniobra de balanceo con palos.

Pero, más allá del guiño a su historia, Territorio Tejón se refiere sobre todo a la puesta en valor del desafiante paisaje calizo de Alfarnatejo. En los últimos años, este pequeño pueblo, de menos de cuatrocientos habitantes, se ha postulado como uno de esos lugares para disfrutar de las actividades en plena naturaleza.

Por un lado, cuenta con varias rutas de senderismo que permiten conocer su territorio. La más exigente seguramente sea la de Doña Ana y Sabar, que propone un recorrido por sus aldeas, entre olivos -muchos de ellos monumentales- y algunos de los tajos calizos que componen su territorio.

Algo menos dura es la ruta de Asomadilla y Navazo, que parte desde el propio casco urbano, junto a un antiguo lavadero público, para emprender un itinerario circular que permite tener una buena visión panorámica del pueblo y sus principales tajos, como son los de Doña Ana, Gómer y El Fraile.

Y quienes tengan poco tiempo o no quieran hacer grandes esfuerzos pueden caminar por el sendero también circular de Venta de San Juan. Para ello, empezarán justo de la zona donde confluyen el complejo turístico y deportivo de Alfarnatura y un bonito puente de origen medieval que sirve para cruzar el río Sabar. A partir de ahí se hará un camino prácticamente llano que pasa a los pies de algunos de los tajos que hay en torno al pueblo.

Este último sendero utiliza parte del camino histórico que ha unido a este pueblo con Riogordo, que hoy forma parte de una de las variantes de la Gran Senda de Málaga. Gracias a este recorrido provincial, el Territorio Tejón también está unido por sendero con Alfarnate.

Pero más allá del senderismo, en Alfarnatejo hay una opción con mucha más adrenalina gracias a una vía ferrata que es idónea para iniciarse en este tipo de instalaciones al aire libre. Se trata del antes citado complejo de Alfarnatura, que es uno de los grandes atractivos del pueblo en el último año.

Es necesario reservar previamente la visita e ir equipado con todo lo necesario para hacer una vía ferrata, aunque lo más cómodo, para quien quiere iniciarse en esta práctica deportiva al aire libre, es contratar los servicios de alguna empresa de turismo activo homologada o algún club deportivo.

Allí encontrarán una vía ferrata de 300 metros, que incluye un puente colgante, otro tibetano, otro de mono, así como una tirolina y un péndulo. Por sus características, el espacio, que tiene también zonas de picnic, es idóneo para ir en familia o para quien quiera empezar a hacer este tipo de recorridos.

Pero, además de aventuras y paisajes, Alfarnatejo es un buen destino para descansar y relajarse. Cuenta con varios complejos rurales, como el del Pulgarín Bajo, que es pionero en el turismo rural en esta zona. Tampoco faltan buenos sitios para comer, como el restaurante Pirineos de la Costa del Sol, en el propio pueblo, el Rincón del Colorín, cerca de Alfarnatura, y Gerardo, junto al río Sabar, pero en la carretera que une a Riogordo con Periana.