![Teba, una historia romántica y épica en Al-Ándalus](https://s2.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/202102/04/media/cortadas/teba1-kY6-U130430315954wY-1248x770@Diario%20Sur.jpg)
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Entre los muchos avatares que vivió el castillo de la Estrella, considerado como el segundo de mayor tamaño de toda la provincia de Málaga, el episodio más conocido es el que se vivió durante la batalla de su topa por parte de las ... tropas castellanas del rey Alfonso XI. En dicho asedio, acontecido en el año 1330, se vieron implicados soldados escoceses. La gesta de estas huestes foráneas, que eran comandadas por el noble sir James Douglas, ha pasado a la historia por muchos motivos.
Este caballero, que se unió con un grupo de militares al ejército cristiano para tomar esta importante fortaleza, tenía en realidad la misión de cumplir un deseo ajeno: llevar el corazón de su rey, Robert The Bruce (fallecido en 1329), hasta Jerusalén a través de una cruzada.
Pero, en aquella época, lo más parecido a este tipo de guerra religiosa era la llamada Reconquista de Al-Ándalus por parte de Castilla. Por esa razón, Douglas, con la obsesión de cumplir el último deseo de su rey, tomó la determinación de unirse a las huestes de Alfonso XI y participar en el asedio del castillo de Teba. Pero, desgraciadamente, en la toma de la fortaleza este osado escocés y algunos de sus compatriotas perdieron la vida. Parte de sus restos mortales, junto al corazón del monarca escocés, fueron devueltos hasta su ciudad de origen, Melrose, localidad británica con la que está hermanada desde hace décadas el pueblo de Teba.
Hoy, casi siete centurias después de aquel singular episodio histórico, ha trascendido también que parte del cadáver de sir James Douglas fue enterrado en el mismo campo de batalla, costumbre propia de los soldados escoceses en aquella época. Era una forma de rendir homenaje póstumo a los caídos en la guerra. Lo normal era separar los huesos de la carne y dejar esta última enterrada.
Esta tesis, defendida por algunos historiadores, se confirmó hace pocos años, cuando se descubrió que una estela funeraria celta encontrada en 2007 (en las obras del AVE) podría corresponder a Douglas.
Así, esta pieza, que se conserva actualmente en el Museo Arqueológico de Álora, contuvo en su interior todos los restos mortales del caballero escocés, salvo el corazón (que fue llevado hasta su ciudad natal, Melrose) y los huesos.
Este hecho se ha convertido con los años en uno de los momentos épicos más importantes de la historia de Escocia, tal y como se recuerda en un monolito que se instaló hace ya algunas décadas en una de las plazas del pueblo de Teba. No en vano, hasta antes de la pandemia eran numerosos los escoceses que visitaban esta localidad malagueña. Incluso muchos tenían una fecha señalada en el mes de agosto, los Días de Douglas, en los que se recordaba especialmente esta curiosa historia acontecida en la fértil comarca malagueña del Valle del Guadalteba.
Además del mencionado monolito, hoy en el pueblo de Teba, se conserva en relación con Douglas y sus soldados un vestigio histórico de gran relevancia, el antes mencionado castillo de la Estrella. Esta fortaleza mantiene aún sus principales murallas y algunas de sus torres, lo que la convierten en la actualidad en una de las fortalezas con más interés histórico de Andalucía.
Además, dentro de su torre del homenaje –la mejor conservada–, se encuentra un centro de interpretación dedicado precisamente a este capítulo de la historia de Al-Ándalus. Cuando acaben los confinamientos y las distintas restricciones es un lugar idóneo para conocer uno de los muchos episodios de Al-Ándalus acontecidos en tierras malagueñas.
El castillo de la Estrella es el segundo recinto amurallado más importante de la provincia de Málaga. La fortaleza tiene unas dimensiones grandiosas, con unos veinticinco mil metros cuadrados de superficie, en las que hubo, en su día, hasta 18 torres almenaras.
La fortaleza, levantada durante el siglo XI bajo la dominación árabe, jugó un papel fundamental en las guerras fronterizas entre árabes y cristianos. Hoy, además de ser pura historia, es un excelente mirador del Valle del Guadalteba. Es una buena ocasión también para conocer, cuando se pueda, el resto del patrimonio histórico de esta villa malagueña. Situada entre las escarpadas laderas de cuatro sierras, Teba descansa en uno de los enclaves estratégicos más importantes de la historia de Andalucía. El museo arqueológico, su iglesia o la Cueva de las Palomas son algunas visitas recomendables, cuando sea posible, claro está.
Más historias épicas
El rebelde muladí Omar Ben Hafsun desafió el poder de los Omeyas entre los últimos años del siglo IX y los primeros del X. Su nombre es conocido, aunque todavía falta mucho por descubrir sobre su vida y sobre el bastión defensivo de Bobastro, desde donde tuvo su cuartel general.
Todavía hoy queda mucho por descubrir en este enclave, que está situado en la Mesa de Villaverde, que resultó inexpugnable muchos años incluso para el poder del Califato de Córdoba. No se sabe con certeza donde nació, aunque la mayoría de los historiadores apuestan por afirmar que fue en el enclave de Auta (Riogordo). Fue padre o abuelo –se desconoce el parentesco real– de Santa Argentea, una santa malagueña que fue mártir.
El pueblo de Alozaina tiene a una vecina hoy como su particular Agustina de Aragón de la Sierra de las Nieves. Fue la protagonista de una de las historias más singulares de las rebeliones moriscas vividas en Andalucía durante el siglo XVI. Allí narran las crónicas que tuvo lugar la hazaña de esta joven pechera, que según la leyenda, usó colmenas para repeler el ataque de las tropas de El Yebali.
Las abejas se ensañaron con los atacantes moriscos, que emprendieron la huida al grito de «malditas sean las moscas de tu tierra». Este acto tan heroico como ingenioso se recuerda hoy en el escudo del propio pueblo. En las calles del casco antiguo aún se mantiene una de las torres de la fortaleza, que lleva el nombre de María Sagredo.
En Benaoján nació uno de los personajes más heroicos de la Serranía de Ronda, José Aguilar, que fue capaz de hacer frente a las tropas napoleónicas durante la Guerra de la Independencia. Este valeroso guerrillero consiguió unir a vecinos y vecinas de Montejaque, Atajate, Benaoján, Cortes de la Frontera y Jimera de Líbar en la célebre batalla de La Puente, donde sorprendieron con su valentía a los soldados franceses, a pesar de ser muy inferiores en número.
Cada año, en la segunda quincena de octubre, se recuerda este episodio bélico con una recreación histórica en el pueblo. A Aguilar se le atribuye también la capacidad de recoger información estratégica sobre los movimientos de las huestes napoleónicas a través de mesoneras.
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