Siete destinos de interior en Málaga para este verano

Hay quien no puede renunciar a bañarse en verano, pero hasta playas hay en el interior de la provincia. Hay destinos que ofrecen incluso temperaturas más bajas -sobre todo al caer la noche-. En zonas de montaña, cerca de ríos importantes como el Genal, el Guadiaro o el Turón, o incluso en segunda línea de la costera, hay desde playas fluviales a embalses donde se pueden dar paseos en hidropedal o moverse a golpe de remo en kayak o paddle surf. Todo ello sin salir de la provincia. Éstos son siete destinos de interior que se pueden disfrutar en Málaga este verano.

El itinerario turístico que lleva el nombre del beato andaluz más famoso coincide en gran parte con lo que hoy se conoce también como el Alto Genal, una serie de pueblos que ofrecen paisajes de montaña, con temperaturas que normalmente pueden ser más frescas que en otros puntos de la provincia de Málaga -sobre todo por la noche- Además de Alpandeire, que es el pueblo natal de Fray Leopoldo, aquí se incluyen otras localidades como Parauta, Cartajima Júzcar, Faraján, Pujerra, Igualeja o Atajate. Desde casi todos ellos se puede hacer incursiones en la ribera del Genal, que los une cultural y geográficamente. Salvo algunos hoteles de Cartajima o Júzcar, la mayoría de los alojamientos son casas rurales. Este destino ha mejorado su oferta en los últimos años.Así, Júzcar es ahora la Aldea Azul, Cartajima se ha llenado de murales, Parauta tiene una propuesta que gira en torno a su Bosque Encantado mientras que en Pujerra se pueden encontrar adornos con croché y originales esculturas. Además de los caminos junto al Genal, se puede practicar desde el barranquismo en la Sima del Diablo hasta el senderismo a primera hora de la mañana en el sendero de Las Eras, en el complejo calizo de Los Riscos, que recuerda al Torca de Antequera.

Entre uno y otro pueblo hay apenas cinco minutos en coche por una carretera que los une directamente. Este tramo de tres kilómetros une a este binomio que puede presumir de tener en su conjunto una oferta turística de verano tan atípica como original. A pesar de estar en el interior, aquí también hay una pequeña playa. Se trata del entorno del Charco Frío, la gran poza de agua cristalina situado junto a la Cueva del Gato, uno de los enclaves más conocidos del parque natural de la Sierra de Grazalema. Además, hay también otras posibilidades en la ribera del Genil, sobre todo en el camino que hay desde Estación de Benaoján a Estación de Jimera. Las noches suelen ser frescas e idóneas para disfrutar de un paseo o una agradable cena en las terrazas de Benaoján o Montejaque, donde se puede probar la gastronomía tradicional de la zona, pero también otros platos del recetario andaluz o racional. Otros alicientes para disfrutar de una escapada a estos dos pueblos vecinos son la Cueva de la Pileta, una de las grutas con pinturas rupestres más importantes de España, o los Llanos de Líbar, un sorprendente enclave situado a unos mil metros sobre el mar, al que conviene ir a primera hora de la mañana o a última de la tarde. Los molletes de la Panadería Máximo y los derivados del cerdo de algunas empresas de Benaoján y las mermeladas y licores de Al Jaque o las tortas de chicharrones de Montejaque son algunos de los productos que hay que probar y comprar en una estancia en la zona.

Entre Genalguacil, Benarrabá, Jubrique, Algatocín y Gaucín conforman un repóker de pueblos de la Serranía de Ronda que disfrutan de la belleza del Genal, uno de los ríos más importantes de la provincia de Málaga. Aunque lejos de sus cascos urbanos, hay en esta zona varias pozas e incluso playas fluviales que están especialmente concurridas durante los fines de semana de verano. Los Charco Redondo y Estrecho, cerca del Puente de San Juan (en el límite entre Jubrique y Algatocín) o el Prado de la Escribana (entre Genalguacil y Benarrabá) son algunos de los enclaves ribereños más buscados en estos días. A ello hay que añadir otros recursos naturales como el Charco Azul y otras pozas del arroyo del Estercal, entre Genalguacil y Jubrique. A todo ello hay que unir la belleza de estos cinco pueblos, que ofrecen paseos espectaculares y visitas a rincones de gran belleza, como el Castillo del Águila (Gaucín), los pasajes urbanos de Jubrique, el entorno de la iglesia del Rosario (Algatocín) o el casco antiguo de Benarrabá. A ellos hay que unir el auténtico museo al aire libre que es hoy Genalguacil, que cada dos años incrementa su sorprendente colección de arte contemporáneo. Así se podrá ver esta primera quincena de agosto.

Aunque no está en el estado óptimo de otros años, el conocido como el pantano del Chorro, en el término municipal de Ardales, sigue siendo una auténtica playa fluvial que se puede disfrutar en el corazón de la provincia. Allí, se pueden dar paseos en hidropedal, pero también disfrutar a golpe de remo en kayak y paddle surf. Allí hay empresas de turismo activo, como Indian Sport, que llevan instaladas décadas. Su experiencia, la opción de alojarse en el camping Parque Ardales y la proximidad del Caminito del Rey hacen del entorno del embalse del Conde del Guadalhorce una buena opción para los que quieren un verano en una zona de interior. En el entorno se pueden hacer también varias excursiones a enclaves históricos tan importantes como la la necrópolis de las Aguilillas, la Cueva de Ardales o Bobastro y a miradores tan espectaculares como el de los Tres Embalses. Será posible bañarse siempre y cuando esté permitido en la zona. Hace dos años la playa del Chorro obtuvo por primera vez una Bandera Azul, aunque la sequía ha provocado que en los dos últimos veranos no haya podido ondear la enseña con este distintivo.

Antes de llevar sus aguas al Conde del Guadalhorce, el río Turón nace en El Burgo y recorre su territorio hasta llegar a Ardales. En ese primer tramo, aguarda una de las zonas más agradables de este curso fluvial de la Sierra de las Nieves. Durante años en una de las grandes pozas que se forman, la conocida como Presa del Dique, ha sido una auténtica piscina natural para los habitantes de El Burgo, pero también de otras localidades vecinas. Hoy, siempre y cuando esté autorizado el baño, lo sigue siendo sobre todo para muchos visitantes, que buscan darse un chapuzón en las aguas cristalinas de este río. Hay otras zonas donde es posible refrescarse al menos de cintura para abajo. Pero no todo lo que hay en El Burgo gira en torno al Turón. También hay lugares tan espectaculares como el Mirador del Guarda Forestal, un lugar idóneo para tener una perspectiva del pueblo y de la primera parte del valle del Turón. El propio pueblo es también un lugar idóneo para pasear a primera hora de la mañana o a última de la tarde. Descubrir los restos del castillo incrustado en paredes de algunas casas o disfrutar de las panorámicas que hay junto a la iglesia de la Encarnación son otras motivaciones para hacerlo.

Aún en la actual situación de sequía se puede disfrutar de vibrantes recorridos en las aguas bravas del principal afluente del Guadalquivir. Es en esta época del año, cuando desde el cercano pantano de Iznájar, se desembalsa agua para que ésta sirva para regar huertas río abajo y también se pueda abastecer al que los romanos llamaron río Betis. Esto propicia que allí se pueda practicar el rafting, una actividad al aire libre con mucha adrenalina que pueden practicar tanto niños como mayores en dos modalidades distintas. Hoy este deporte es el eje del turismo en Cuevas Bajas, el pueblo malagueño que, junto a Cuevas de San Marcos, tienen en su territorio a este río. Hay un refrán que dice que el Genil lleva el agua y el Guadalquivir, la fama. Aquí se puede comprobar el caudal de este afluente que nace en Sierra Nevada. Además del rafting, en Cuevas Bajas se puede disfrutar de paseos ribereños junto al Genil y de tapeo a buen precio en sus bares y restaurantes.

En paralelo a la franja litoral de la Costa del Sol Occidental, hay también una forma distinta de entender el verano sin renunciar a la cercanía de la playa. De este a oeste, en las sierras que cobijan esta zona se pueden ir recorriendo municipios independientes o núcleos históricos. Por este orden, son Benalmádena Pueblo, Mijas Pueblo, Ojén, Istán, Benahavís, Casares y Manilva. En algunos casos ni siquiera se ve al sur el Mediterráneo. En otros, sin embargo, las vistas que se tienen de él son un auténtico reclamo turístico. Todos ellos tienen en común el cuidado de sus respectivos cascos históricos. Eso sí, cada uno tiene sus peculiaridades, burros taxi o Tuk Tuk (vehículos eléctricos), en Mijas Pueblo; el Mariposario y la Estupa Budista, en Benalmádena; las Angosturas del Guadalmina y el castillo de Montemayor, en Benahavís; la playa fluvial de La Mina y los viñedos moscatel, en Manilva; las Cuevas Altas y Bajas, en Ojén; el casco antiguo y el entorno del castillo, en Casares; o el Charco del Canalón y el murmullo de las acequias, en Istán. Son sólo algunos ejemplos de los muchos atractivos que aguarda en esta segunda línea de playa de la Costa del Sol.

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