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Domingo, 8 de marzo 2020, 01:30
La ciudad de Antequera ya es municipio turístico de Andalucía. Motivos no le faltaban para obtener esa declaración, ya que esta localidad cuenta con desde hace año con numerosos recursos para atraer visitantes. Además del Torcal o los Dólmenes, que hoy pueden presumir de ostentar el primer Patrimonio Mundial de la Humanidad en la provincia de Málaga, el Torcal cuenta con un rico patrimonio ecológico, histórico o gastronómico. Son muchas las visitas obligadas que hay en esta ciudad. Éstas son las rutas turísticas indispensables para conocer a fondo Antequera.
1. Iglesias y conventos. Más de una treintena de edificios religiosos se pueden ver en esta ciudad monumental. La mayoría de ellos fueron levantados entre los siglos XVI y XVIII, la época de mayor esplendor de toda su historia. La localidad fue en aquellas centurias una de las más importantes de toda Andalucía. Desde el punto de vista artístico este período está marcado por el manierismo y el barroco, que serán los estilos más definitorios de la estética urbana antequerana. Entre sus edificios más emblemáticos, está la Real Colegiata de Santa María la Mayor, que se levantó como primer templo de la ciudad a principios del XVI con un evidente estilo renacentista, aunque también cuenta con algunos rasgos propios del gótico. Entre los conventos que se pueden visitar en el casco urbano de Antequera sobresalen especialmente los de San Zoilo, San Agustín, el Carmen o la Encarnación. Como iglesias, las más destacadas de esta época son las parroquias de San Sebastián, San Juan Bautista y San Pedro, San Isidro, Santo Domingo, Belén, San Juan de Dios, la Victoria, las Descalzas, Santa Catalina, Santa Eufemia, Santiago, Santa Clara y los Remedios. También en ese período se levanta la Torre de la Colegiata de San Sebastián, en la que destaca muy especialmente sus yeserías y retablos.
2. Palacios y casas señoriales. La arquitectura civil también es otro de los grandes atractivos para quienes deseen recorrer el casco antiguo de Antequera. En especial, tienen un importante lugar en el patrimonio de esta ciudad monumental, los palacios y las grandes casas señoriales que se levantaron entre los siglos XVI y XIX. De es época, actualmente se pueden ver e incluso visitar los del Conde de Pinofiel, del Conde de Colchado de Nájera (actualmente sede del Museo de la Ciudad) y de los Marqueses de la Peña de los Enamorados. A ellos hay que unir las casas señoriales de los Serrailler, de los Ramírez, de los Colarte, de los Pardo o la actual sede del colegio Romero Robledo, la Casa del Barón de Sabasona. Aunque muchos de ellos son edificios privados, se pueden ver sus espectaculares fachadas en las calles más céntricas de Antequera. Otro, all ser edificios de uso público, como museos, colegios o incluso el propio Ayuntamiento, se pueden ver por dentro en los horarios estipulados en cada caso.
3. Museos. Antequera cuenta con una importante red de museos en su calles y en otros puntos de su término municipal. Entre ellos, sobre especialmente el de la Ciudad de Antequera (MVCA), donde se encuentra una de las piezas arqueológicas de mayor valor de la época romana en Andalucía, El Efebo de Antequera. Este espacio cultural tiene su origen en un museo arqueológico de principios del siglo pasado que hoy cuenta también con importantes colecciones de arte. No muy lejos de allí, en la Casa de los Colarte, se encuentra el Museo de Arte de la Diputación, con un importante patrimonio pictórico. Por otra parte, en Antequera no faltan las colecciones y museos que giran en torno al rico patrimonio de origen religioso heredado de los últimos siglos: De la Beata Madre Carmen, de Santa Eufemia, de las Carmelitas Descalzas o de Nuestra Señora del Socorro. La ciudad de Antequera cuenta también con otras colecciones temáticas que guardan relación directa con su pasado, como el Museo del Aceite de DCOOP, o la exposición permanente sobre el importante pasado de la industria textil en Antequera, que se encuentra a un paso de la Puerta de Málaga. Otros museos que se pueden encontrar en su casco urbano son el del Trompo, el Taurino o el de la Legión.
4. Legado andalusí. Antequera tuvo un lugar importante durante el antiguo Al-Ándalus, cuando era Madinat Antaquira. Buena prueba de ello está en su rico patrimonio histórico vinculado a aquella época. El más visible, sin lugar a dudas, es su alcazaba o fortaleza, situado en un lugar privilegiado desde el que se puede tener una bonita perspectiva de la actual ciudad. Entre los elementos más importantes y mejor conservados de ese ciudadela andalusí están tanto la Torre del Homenaje como el Arco de los Gigantes. Eso sí, en la actual alcazaba se entremezclan elementos andalusíes con las construcciones que se hicieron después de la toma de la plaza por las tropas cristianas. Por otra parte, además de esa parte más visible, en el cerro que corona la ciudad, hay otros restos arquitectónicos en sus calles y plazas más céntricas. Así, se conservan todavía hoy el torreón del Asalto y la torre de la Estrella en la actual plaza del Carmen. Otros elementos que también forman parte del período andalusí son la Puerta de Málaga y la antigua mezquita encontrada en el límite con Fuente de Piedra, que de momento no es visitable.
5. Patrimonio romano. Si importantes son los vestigios andalusíes hallados en Antequera, no lo son menos los de la época romana. Entre ellas, están la villa romana de la Estación, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de ese período en la provincia de Málaga. A ella hay que unir otras como las termas romanas en el centro histórico, junto a la alcazaba. De hecho, se pueden ver desde la plaza donde se encuentra la Real Colegiata Santa María La Mayor. Eso sí, lo recomendable es hacer una visita guiada en el propio espacio. Además, de la época romana, a pesar de su denominación, es el enclave conocido como la Carnicería de los Moros. Parece ser que es una importante estructura de unas termas de una gran villa romana. Además de estos vestigios, hay muchos más repartidos por territorio antequerano, como, por ejemplo, las piezas que se encuentran dentro del Museo de la Ciudad, como el famoso Efebo de Antequera, o el Sendero de las Arquillas, un itinerario que antaño fue fundamental para llevar agua a la ciudad.
6. Los Dólmenes y la Prehistoria. Entre los vestigios prehistóricos más importantes de Europa está el conjunto dolménico que se puede visitar en la propia ciudad. Declarado como Patrimonio Mundial de la Humanidad desde el año 2016, este complejo megalítico está compuesto por los dólmenes de Menga, Viera y El Romeral. Son construcciones procedentes de la Edad del Cobre que se conservan en perfecto estado, a pesar de que su construcción supera, en casos como el de Menga, los cuatro mil años. Estos yacimientos fueron levantados con grandes piedras para realizar enterramientos colectivos y vienen a corroborar la importancia de esta zona como asentamiento de los primeros pobladores. Así, en una de las entradas del casco urbano se pueden visitar los dólmenes de Menga y Viera, mientras que el de El Romeral está situado aproximadamente a 4 kilómetros. Este último se caracteriza por ser del tipo 'tholos', es decir, con corredor y partes bien diferenciadas. Todos ellos guardan una relación directa con la Peña de los Enamorados, a cuyos pies precisamente también se han encontrado muchos vestigios de la Edad del Bronce.
7. El Torcal y otras sierras calizas. A pesar de ser la 'capital' de una comarca eminentemente llana, Antequera puede presumir de tener algunas de las formaciones montañosas más singulares del país. La más conocida es la que se conoce como paraje natural del Torcal de Antequera, declarado como espacio protegido desde el año 1930. Lo que hace más de 200 millones de años estuvo sumergido bajo el mar de Tethys hoy es un apasionante laberinto kárstico. Así es el Torcal de Antequera, un conjunto de rocas calizas que cuenta con casi doce kilómetros cuadrados de superficie. Gracias a la erosión del viento y la lluvia y a la naturaleza caliza de estas piedras, este espacio, protegido como paraje natural, se ha convertido en un verdadero museo de esculturas naturales, hasta el punto de que muchas de sus rocas se asemejan a seres vivos u objetos. Algunas tienen incluso han sido bautizadas por los lugareños. Es el caso de rocas como la Maceta, el Camello, El Sombrecillo, la Cara de Perro, las Siete Mesas, y así hasta una infinidad de esculturas naturales que esperan ser descubiertas por la mirada del hombre. Pero la figura más llamativa es la que recibe el nombre de El Tornillo, que cuenta con el estatus de monumento natural de Andalucía. Pero, más allá de la anecdótica forma que han cobrado sus rocas, en un paseo por el Torcal de Antequera hay que estar muy pendiente para ver algunos de los restos fósiles marinos -ammonites- que se pueden ver. Se trata de moluscos gigantes que hace millones de años formaron parte de la fauna del desaparecido mar de Tethys. En el entorno de Antequera también merece la pena detener la mirada e incluso hacer alguna incursión en la sierra de las Cabras, una mole caliza, con una cima que roza los 1.300 metros de altitud. Este promontorio rocoso conecta sutilmente con el karst de El Torcal, si bien la erosión no ha hecho en ella los mismos efectos. También desde el punto de vista geológico sobresale la conocida como Peña de los Enamorados, que es una singular formación caliza situada frente al casco urbano. Llama la atención por su forma (se asemeja a la cabeza de un indio tumbado y de perfil) y por su denominación (se le conoce así por la leyenda del amor imposible de Tagzona y Tello).
8. Anejos y diseminados rurales. Frente a la ciudad monumental hay otra Antequera que vive en el campo, entre olivares y cereales fundamentalmente. A lo largo de su vasto territorio, se pueden encontrar hasta una docena de núcleos de población distintos, que, en algunos casos, tienen más población que pueblos de la propia provincia de Málaga. Entre estos diseminados rurales y anejos están las dos barriadas de Bobadilla (Estación y Pueblo), Villanueva de Cauche, Puerto del Barco, La Joya, Santa Ana, Los Llanos, La Higuera o Los Nogales, entre otros. En algunos casos se trata de poblaciones de origen ferroviario, en otros, de aldeas agrícolas que hoy se resisten a desaparecer. En un recorrido por ellas se encontrará enclaves muy singulares, como los que aguardan en el sur del Torcal, donde hay ermitas tan curiosas como la de Jeva. La singular historia de Villanueva de Cauche que fue considerado hasta hace unos años como el último feudo del país o el resurgir de la colonia de Santa Ana son algunas de las peculiaridades a quienes recorran estas pequeñas villas de Antequera.
9. Actividades y ocio en la naturaleza. Por la variedad de su territorio, Antequera es una ciudad con mucho camino por hacer. De hecho, cuenta con varias rutas de senderismo importantes que pasan por allí, como algunas etapas del Camino Mozárabe o el GR7-E4 (Gran recorrido europeo entre Tarifa y Atenas). También tiene itinerarios propios y puestos en valor en los últimos años, como los que hay en el Torcal de Antequera y su entorno, en la sierra de las Cabras o el antes mencionado sendero de las Arquillas, que lleva desde la ciudad hasta el antiguo Convento de la Magdalena, hoy convertido en lujoso hotel de cinco estrellas, el de la Escaleruela, que bordea el Torcal por un camino sorprendente, o el que lleva desde la Fuente de la Yedra hasta el Nacimiento de la Villa, entre otros. Además de estas opciones, en Antequera hay muchas posibilidades para disfrutar con el turismo activo, desde observaciones astronómicas en el paraje natural del Torcal hasta espeleología o escalada. Los amantes de la naturaleza no sólo podrán disfrutar con la biodiversidad de enclaves como El Torcal o la sierra de las Cabras sino también con atractivos como Lobo Park, un espacio temático en el que se pueden ver ejemplares de varias razas de este animal salvaje.
10. Gastronomía. Hablar de Antequera sin mencionar su rica gastronomía es imposible. La ciudad ocupa un lugar importante en el sabor tradicional de la provincia de Málaga, con una idiosincrasia única gracias tanto a lo que allí se cocina como los productos tradicionales que se elaboran. Entre ellos, el más importante es el aceite de oliva virgen extra. Aunque predomina la variedad verdial, hay otras importantes con las que se hacen hoy los mejores aceites de oliva virgen extra de cosecha temprana de todo el país. Además de la sede de DCOOP, allí hay almazaras tan prestigiosas como la de Finca La Torre, una de las más premiadas de Andalucía en los últimos dos lustros. La elaboración de pan -sobre todo los típicos molletes- y dulces son otros de los alicientes para conocer la gastronomía antequerana. A la ciudad no le falta ni siquiera sus propios, como los que elaboran las bodegas Antakira y Gross. En la sede de esta última, situada junto a la sierra de las Chimeneas se puede practicar incluso el enoturismo. Además de los productos, también es fundamental buscar las aplicaciones de su recetario más tradicional en sus bares, ventas, mesones y restaurantes. El pío antequerano y la porra son dos de las elaboraciones más famosas, pero hay más. Basta con recorrer los restaurantes que más apuestan por la cocina local, como Arte de Cozina, Bienmesabe o Dehesa de Las Hazuelas, entre otros, dentro del casco urbano. Fuera de él hay otros tan importantes como Caserío de San Benito, la Venta San Isidro o La Yedra.
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