Las rutas fluviales se han convertido en los últimos veranos en Málaga en uno de los atractivos del interior. Gracias a una irregular orografía, que convierte a la provincia en la segunda más montañosa del país, hay muchos cursos y riberas que se convierten ... en sendas para los que no pueden desconectar del 'trekking' o de los paseos por el campo ni siquiera cuando el calor aprieta.
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Eso sí, cada verano es diferente. La irregular pluviometría de la provincia hace que haya ríos que ofrezcan diferentes caras cuando termina la primavera. Así, este año la sequía de los últimos meses se está dejando notar en algunos ríos clásico de la comarca de la Axarquía.
En concreto, entre los que nacen en la abrupta sierra de Almijara, en pleno parque natural, sólo el Chíllar, que es el más famoso, pero también saturado, es el único que se salva. Así, se quedan sin opciones válidas en la zona quienes otros veranos han buscado alternativas al Chíllar por el excesivo número de personas que lo frecuentan -en especial, los fines de semana-. Tanto el Higuerón, que es uno de sus afluentes, como el Torrox -también llamado Patamalara- están prácticamente secos desde hace unas semanas.
En el Valle del Guadalhorce, con cierta saturación en época estival, la mejor propuesta fluvial es la de Barranco Blanco, un enclave del Alaminos, afluente del río Fuengirola, que cuenta con sorprendentes pozas y saltos de agua en un tramo de su curso de poco más de trescientos metros. Este año apenas se han notado el descenso en su caudal, aunque algunos saltos de agua ofrecen una cara menos espectacular que en estíos anteriores.
Se trata de una intensa, pero breve ruta fluvial, a la que hay que llegar a pie después de un par de algo más de dos kilómetros de recorrido por un carril de tierra que desciende por un pinar. Por tanto, está prohibido el acceso en vehículo a motor hasta el entorno de la ribera (bajo sanción).
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El Valle del Guadalteba y la Sierra de las Nieves comparten el río Turón, que nace en El Burgo y recorre su territorio antes de atravesar el de Ardales. En ambos casos, se pueden hacer en esta primera mitad del verano recorridos fluviales. En lo que se podría denominar como Bajo Turón, entre el Puente La Molina y el cruce de la carretera con Casarabonela, las pozas se conservan en muy buen estado, aunque lo más recomendable es hacer el caminos las sendas y carriles que van en paralelo. Así lo recomienda Rafael Flores, de la empresa de turismo activo RF Natura, que recientemente organizó una ruta en esta zona tras inspeccionarla días antes.
En el Alto Turón, podría comprender el tramo que hay desde el cruce de la carretera con Casarabonela, donde se encuentra la cascada del paraje conocido como Arroyo Blanquillo -declarado como Rincón Singular de Málaga- hasta el nacimiento del propio río. La zona más solicitada en verano se puede hacer a pie a partir del casco urbano de El Burgo en sentido ascendente. En un tramo que coincide con una de las etapas de la Gran Senda de Málaga, antes de llegar al mítico valle de Lifa, el senderista encontrará a la derecha distintas pozas donde los lugareños llevan siglos sofocando el calor veraniego. Al igual que en el anterior tramo, el Alto Turón en estos días goza de un excelente nivel de agua con respecto a anteriores veranos.
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Muy diferente es lo que ha ocurrido en los ríos de Sierra Bermeja y en la cuenca del Genal. Allí las lluvias torrenciales del pasado otoño han provocado una transformación de muchos tramos y de pozas. Así lo asegura Rafael Flores, quien este verano, por ejemplo, ha descartado hacer excursiones con su empresa en algunos ríos de la zona.
«No sólo han desaparecido algunas pozas o han perdido profundidad sino que se encuentran en malas condiciones para hacer rutas fluviales por desprendimientos de rocas», asegura el gerente de RF Natura. En concreto, se refiere a los ríos de Sierra Bermeja que desembocan en el Valle del Genal. A modo de ejemplo, el mítico Charco Azul, una de la pozas más notables de la zona, situado entre Jubrique y Genalguacil, en el cauce de uno de los afluentes del Genal «sólo llega por las rodillas». No es por la escasez de agua sino por los movimientos de piedras y tierra de las tormentas sufridas hace meses en la zona.
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En cambio, sí que se encuentra en buenas condiciones la ribera del Genal. «Está mucho más abierto y se puede recorrer mucho más cómodamente los senderos que van en paralelo al río», explica Flores, quien añade que hay casos paradójicos como el charco de La Tajea en Benarrabá, que estaba desaparecido como tal hace años y que ha vuelto a tener aspecto de poza. En cambio, en el mismo cauce, pero a la altura del camino que hay entre Benalauría y Jubrique, hay que dar por perdido el conocido como Charco Esteban, ya que no tiene apenas profundidad.
También en el propio hay zonas del río que se habilitan artificialmente para hacer grandes pozas, como es el caso del Charco Redondo, junto al Puente de San Juan, o el Llano de la Escribana, entre Genalguacil y Jubrique.
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En el valle del río Guadiaro, Flores destaca el buen estado en general de sus principales pozas. Además, hace unas semanas se ha podido reabrir al público los tramos de la Gran Senda de Málaga que discurren junto a su cauce. En concreto, esto es así gracias a la recuperación de senderos entre la Cueva del Gato, la Estación de Benaoján y la Estación de Jimera.
La poza de la Cueva del Gato, conocida como el 'Charco Frío', se conserva como en otros veranos, con muy buen nivel de agua, pero con temperaturas gélidas sólo aptas para los más atrevidos.
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Rafael Flores realiza en temporada estival rutas fluviales de distinta dificultad por la provincia de Málaga y alrededores. Eso sí, estas excursiones organizadas tienen un fin didáctico e intentan ser lo menos agresivas posible para el medio natural. En este sentido, el gerente de RF Natura asegura que se evita recorrer el propio cauce del río y buscar alternativas en paralelos a éste pon senderos y carriles. Eso sí, no hay quien quite a los excursionistas los baños en las distintas pozas que hay en estos ríos, que han sido durante muchos décadas las piscinas naturales donde muchos visitantes del interior han sofocado el calor estival.
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