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EN la ribera del Guadalhorce aguarda un rico patrimonio eclesiástico que va más allá de sus iglesias. Casi siempre lejos del casco urbano, se pueden visitar estos días más de una decena de ermitas, algunas de las cuales atesoran siglos de existencia y mucha devoción.
Es el caso de la capilla de los Virgen de los Remedios, que se divisa en cualquier postal de Cártama Pueblo, entre el casco antiguo y lo que queda de su fortaleza árabe. En este caso, se trata de una construcción del XVII, que usó como base una primera capilla levantada dos siglos antes. Este pequeño edificio religioso cuenta con el cariño de muchos cartameños, ya que allí se rinde culto a su patrona, la virgen de los Remedios. La capilla está declarada como Bien de Interés Cultural por su valor histórico y artístico. A ello hay que unir las impresionantes vistas del Valle del Guadalhorce que se tienen desde allí.
En la localidad de Pizarra, se encuentra una de las ermitas más antiguas del Valle del Guadalhorce, la que se dedica a la Virgen de la Fuensanta. De hecho, esta capilla tiene su origen en un templo rupestre del siglo X. Actualmente, sólo parte del templo aprovecha la parte excavada en la roca. El resto se construyó en el XVI, si bien ha sufrido más tarde dos remodelaciones importantes. Fruto de la última -a principios del siglo XX- es la actual portada neogótica. Este templo es custodiado todo el año por ermitaños, que se dedican también a su mantenimiento y a gestionar las visitas de los fieles y turistas.
Al igual que en Pizarra, en Coín también se venera a la Virgen de la Fuensanta en una ermita. Situada a cierta distancia del casco urbano, tiene un acceso relativamente fácil por carretera, pero también a pie, a través de una ruta de senderismo de escasa dificultad. Aunque su aspecto exterior es mucho más reciente, la ermita, que goza de la devoción de muchos vecinos del Valle del Guadalhorce, tiene su origen en un edificio de finales del siglo XVI. Entre sus curiosidades, destaca el tamaño de la virgen que apenas supera los diez centímetros de altura.
Situada en la confluencia de los términos municipales de Almogía, Cártama y Álora –y muy próximo al de Pizarra-, esta ermita es, sin duda, la más emblemática de todo el Valle del Guadalhorce. No sólo lo es por su ubicación entre estos pueblos sino también porque allí se celebra, salvo pandemia, cada primer domingo de mayo uno de los encuentros de verdiales más importantes.
Aunque su aspecto responde a la restauración realizada en los últimos años, su origen está en el siglo XVIII. Hasta allí se puede llegar en coche, pero es muy frecuente ver a ciclistas y senderistas a través de una ruta homologada que aprovecha el carril que hay desde Cártama Estación (también se puede desde Almogía).
En el caso del pueblo de Alhaurín El Grande, las ermitas también hay que buscarlas en el casco antiguo. Allí se encuentran la de San Sebastián, perteneciente a la hermandad de los 'moraos' y la de la Santa Vera Cruz, de los 'verdes'. A ellas hay que unir dos capillas en el perímetro, la de San Antón y la del Cristo de la Agonía.
En su vecino Alhaurín de la Torre, conocido por el desarrollo urbanístico de los últimos años, también hay una capilla, la ermita de San Francisco de Paula, en el Alamillo.
Por su parte, el pueblo de Almogía, donde también hay una importante devoción religiosa, también tiene pequeños templos para el culto religioso en el propio casco urbano, como son la del Sagrado Corazón de Jesús, la de Santa Ana y la del Santo Cristo.
En Álora sobresalen especialmente la capilla del Nazareno, en el interior de su castillo, y la del Calvario, con una situación privilegiada que le hace tener espectaculares vistas panorámicas.
Con una vista privilegiada del pueblo de Valle de Abdalajís y su entorno, se puede visitar a pie la ermita del Cristo de la Sierra. Este santuario, a pesar de ser de construcción más reciente -se finalizó en 1.954-, es uno de los lugares más simbólicos de la localidad. Aunque hay que superar un importante desnivel, la mejor forma de acceder a la capilla es a pie, desde el propio pueblo. Así se podrá disfrutar de bonitas vistas panorámicas tanto desde la propia ermita como desde el mirador del Gangarro, situado junto a ella.
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