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Una representación en el céntrico instituto de la capital. SUR
Don Quijote libra su última batalla en el Gaona

Don Quijote libra su última batalla en el Gaona

Pata Teatro transforma cada noche el patio del instituto malagueño en un corral de comedias con una versión actualizada y emotiva del ingenioso hidalgo

ana jiménez

Jueves, 28 de julio 2022, 13:02

En un lugar de la Mancha de cuyo nombre todos los asistentes a la obra 'Quijote' en el instituto Gaona se acuerdan, el caballero de la triste figura pasa sus últimos momentos junto a su ama de llaves y Sancho Panza. En hora y media, la compañía Pata Teatro muestra al famoso caballero bailando entre la demencia, el alzhéimer y la esquizofrenia, sin comer ni dormir, y librando su última batalla perdida: la vida.

El patio interior del instituto Vicente Espinel (más conocido como Gaona) se convierte, cada noche a las 22 horas, en un corral de comedias donde personas de todas las edades ríen y lloran con las palabras de Miguel de Cervantes mezcladas con una jerga más actual. Un escenario simple compuesto por un par de sillas, una mesa, y una estantería de madera representan la casa de Alonso Quijano. Una lanza atraviesa de punta a punta las tablas que pisa un Sancho Panza que recuerda a un juglar recitando un cantar de gestas por sus movimientos, sus rimas y sus canciones. Guitarra española en mano, la música se hace dueña de la noche y del público, que no separa los ojos de cada uno de sus movimientos.

«No hay historia más triste que la de este caballero...», rezan los labios del fiel escudero para dar vida a las páginas de uno de los libros más conocidos de la historia. En pocos minutos, un hombre malherido, con una venda cubierta de sangre sobre la cabeza aparece en escena. Su mirada parece ver más de lo que Sancho, el ama de llaves y el público es capaz de apreciar. Las frases laten en su boca al ritmo que su corazón las palpita y llegan directamente a lo más profundo de los asistentes. En los ojos de un grupo de cinco niños sentados en la última fila se reflejan los juegos de luces cálidas y frías que logran elevar la escena a otro nivel: «Es la primera vez que veo una obra en persona», comenta uno de ellos con su amigo, que casi no articula respuesta obnubilado por la representación.

Las peculiares andanzas de batallas contra gigantes, de galeones y de ejércitos enemigos vividas por el hidalgo son recordadas de forma cómica y nostálgica por los personajes de la obra. Si las paredes hablaran lo harían como las del Gaona, que recogen el eco de lo que recitan los actores y lo dejan impreso en las paredes de forma literal, ya que en la primera planta del edificio se encuentra la colección más grande del mundo de azulejos sevillanos, un total de 801, que plasman las primeras aventuras de Don Quijote de la Mancha.

En los últimos minutos, Dulcinea del Toboso aparece entre el público de forma inesperada incluso para ella. Sancho le besa la mano a la asistente e intenta convencer a su amo de que es su anhelada dama, lo que arranca las risas del público, especialmente tras el tono con el que le dice a la improvisada Dulcinea: «Señora, un poquito de...». La carcajada estalla y se corta en seco en unos segundos, cuando Quijote, creyendo que el gran cambio físico de su amada ha sido cosa de un encantamiento, cae en la más profunda desdicha y su corazón para de latir. Incluso las estrellas que se aprecian desde la cúpula desnuda del lugar lloran cuando exhala su último aliento y las páginas de libros se precipitan sobre los actores.

Quijote ha cobrado vida y a muerto en hora y media, ha hecho reír y llorar, ha conseguido colgar el cartel de «todas las entradas vendidas» una noche más, y lo seguirá haciendo hasta el próximo 6 de agosto cuando su último aliento será, realmente, el último en el instituto Gaona.

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