![16 pueblos malagueños que están en segunda línea de playa con mucho aliciente](https://s1.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/201708/18/media/cortadas/casares-kRQD-U40580815380gVG-624x385@Diario%20Sur.jpg)
![16 pueblos malagueños que están en segunda línea de playa con mucho aliciente](https://s1.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/201708/18/media/cortadas/casares-kRQD-U40580815380gVG-624x385@Diario%20Sur.jpg)
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Como alternativa a los municipios costeros, muy concurridos en temporada alta, la provincia de Málaga cuenta con una serie de pueblos situados en una segunda línea de playa. Éstos no sólo son más sosegados sino que tienen mucho que ofrecer para complementar la visita al litoral. Una importante oferta gastronómica, monumentos y, en muchos casos, vistas al mar desde una perspectiva más elevada.
1.
Este pueblo no sólo es conocido por su valioso casco antiguo, al que se conoce popularmente, como el ‘Barribarto’, sino también por su proximidad al litoral axárquico. De hecho, desde muchas calles del barrio alto se divisa a la perfección el Mediterráneo que baña la costa de Nerja y Torrox. Apenas hay algo más de seis kilómetros entre este pueblo pintoresco y la conocida playa de Burriana. En la localidad, se puede disfrutar de amenos paseos por sus calles angostas, con sus típicas casas encaladas donde resaltan coloridas puertas, ventanas y macetas.
2.
En una segunda línea de playa, con unas vistas panorámicas del Mediterráneo, se ubica Torrox Pueblo, en el que sobresale claramente el llamativo color ocre de la iglesia de la Encarnación. Las viviendas de los torroxeños, desafiando a la irregular orografía de la zona, se distribuyen de forma escalonada e irregular con el inigualable telón de fondo que proporciona por un lado la sierra y por otro el mar.
Adentrarse en su casco urbano, supone recorrer el legado andalusí, que se palpa en sus sinuosas y estrechas calles, que sorprenden en muchas ocasiones por sus profundas cuestas. Desde el centro del pueblo, hay algo menos de cuatro kilómetros hasta el paseo marítimo de su núcleo litoral, Torrox Costa.
3.
Al igual que su vecino Torrox, el pueblo de Algarrobo tiene dos caras, una en la costa y otra, la principal, en una segunda línea de playa. Se trata también de una coqueta villa que está a unos tres kilómetros y medio del Mediterráneo. De hecho, el azul del mar se atisba en muchos puntos de la parte alta del pueblo. Para tener una vista panorámica de los tejados del pueblo con el fondo mediterráneo basta con tomar la carretera que sube hasta Sayalonga, Cómpeta, Árchez y Canillas de Albaida, es decir, junto al río Turvilla.
4.
La capital de la Axarquía observa desde una cota elevada el litoral más oriental. Concretamente, esta localidad está situada a algo menos de cinco kilómetros de la playa de la Torre del Mar, un de las tantas opciones que ofrece la costa a lo largo de su término municipal. En la época estival, esta villa monumental es una buena opción para alojarse o para disfrutar de su oferta de restauración. Entre las visitas obligadas está la fortaleza y su entorno, es decir, el conocido como Barrio de la Villa, desde los que se tiene una bonita vista del Mediterráneo.
5.
Aunque desde el casco urbano de este pueblo no se ve el mar, se puede considerar que está en una segunda línea de playa. Además, hay que tener en cuenta que en su término municipal se encuentra uno de los mejores miradores de la provincia de Málaga, la Loma de Barcos. Desde allí, se tiene una amplia perspectiva de la costa axárquica. En el núcleo urbano, mientras tanto, aguarda la tranquilidad de una villa que todavía huele a moscatel y que está dentro de la Ruta del Sol y del Aguacate. Merece la pena adentrarse por sus calles para conocer rincones muy singulares desde el punto de vista arquitectónico.
6.
Aunque desde esta villa histórica no hay vista directa al mar, merece la pena disfrutar de la tranquilidad que ofrece su casco urbano en cualquier época del año. La iglesia de San Jacinto, sus calles empedradas o el legado relacionado directamente con la familia Gálvez son algunas de las visitas más recomendables, a tan sólo diez minutos en coche de Rincón de la Victoria. Además, muy cerca de allí se encuentra la aldea de Benaque, con una iglesia de gran valor arquitectónico y la casa natal del poeta Salvador Rueda.
7.
A pocos kilómetros de la costa mediterránea se encuentra Benagalbón, un coqueto núcleo urbano de Rincón de la Victoria fue en su día el germen de ese municipio. De hecho, allí se encontraba hasta hace algunas décadas su ayuntamiento. Actualmente, es un pueblo tranquilo, con muchas calles llenas del encanto típico de los pueblos blancos de la Axarquía. Aunque está vinculado históricamente a la producción de pasa moscatel, sobresale especialmente su almazara, donde todavía se muele con molino de piedra aceite de oliva como se ha hecho durante siglos. También en el núcleo urbano se puede visitar un museo etnográfico.
8.
Este pueblo se encuentra rodeado de varios cerros en los que predominan almendros y olivos, de tal forma que, cuando se llega hasta él, da la sensación de que el pueblo ha querido ser deliberadamente ocultado. De hecho, el origen del asentamiento de la población, que tuvo lugar en el siglo XVI, buscaba una ubicación alejada de la costa para evitar los ataques piratas. En 2010 se construyó en el centro del pueblo una réplica de la torre del Violín, donde se recuerda la hazaña del Zagal, conocido rey granadino, que consiguió repeler un ataque de las tropas cristianas. En su honor, también se construyó un mirador, desde el que se tienen buenas vistas del entorno del pueblo, donde montañas y huertas conviven en un sosegado paisaje.
9.
Este núcleo de población fue independiente hasta la década de los años 40 del pasado siglo, cuando el crecimiento de Málaga provocó que la villa pasara a pertenecer a la ciudad de Málaga, convirtiéndose en su barriada más oriental. En el camino hacia la capital de la Costa del Sol se puede disfrutar también de excelentes miradores naturales en los que se puede contemplar los Pinares de San Antón y la Bahía de Málaga.
10.
Esta localidad turística de la Costa del Sol no renuncia a sus orígenes y pone en valor el emplazamiento original de la villa. En un tranquilo paseo por Benalmádena pueblo se pueden ver los restos de la muralla que un día fue un castillo de gran valor estratégico, la iglesia de Santo Domingo de Guzmán o la escultura de La Niña de Benalmádena, obra del artista Jaime Pimentel. En el entorno de este núcleo urbano que mira al mar, también hay otros sitios de interés, como el castillo de Colomares, el Mariposario o un templo budista, la Estupa de la Iluminación.
11.
Este pueblo, que divisa también buena parte de la Costa del Sol, conserva en sus calles el encanto de su origen andalusí. La localidad también tiene puntos de interés que son de obligada visita, como el santuario de la Virgen de la Peña, una capilla excavada en la roca por frailes mercedarios en el siglo XVI. En este entorno, se puede recorrer a pie parte de los atractivos del pueblo, como son el Carromato de Max, una extravagante colección de sorprendentes miniaturas, o la Casa Museo de la Villa, una colección etnográfica de gran valor por sus piezas y enseres. A estos emplazamientos hay unir la plaza de toros, los restos de las murallas de la antigua fortaleza árabe o la iglesia de la Virgen de la Inmaculada, con sus evidentes rasgos mudéjares.
12.
Esta villa, situada apenas a siete kilómetros de las concurridas playas de Marbella, se asienta a los pies de la Sierra de Alpujata, es decir, en contacto directo con el macizo que forma parte del Parque Natural de la Sierra de las Nieves. Esa ubicación, con vistas privilegiadas al Mediterráneo, lo convierte en uno de los pueblos más bonitos de la Costa del Sol. A eso hay que añadir, claro está, su cuidado casco urbano, donde sobresale especialmente su plaza de Andalucía, donde se erigió la parroquia principal del pueblo, la iglesia de la Encarnación, que data de principios del siglo XVI. Junto al templo se puede ver uno de los hitos de la localidad, la Fuente de los Chorros, donde cinco caños manan todo el año con fuerza desde principios del siglo pasado.
13.
Acostado entre las laderas de las sierras Blanca y Real se encuentra el pueblo de Istán, que se asienta sobre una colina que le permite disfrutar de impresionantes vistas del valle del río Verde, que tiene, a su vez, el telón de fondo del mar. Hay quien asegura que fueron los antiguos pobladores árabes los que le dieron la actual denominación, un vocablo que significaría 'el más alto'. Lo que sí está confirmado es que, por su excelente ubicación, su casco urbano es un verdadero balcón natural al valle del río Verde. La localidad, situada entre la Sierra de las Nieves y Marbella, puede presumir de un entorno ecológico único en la provincia de Málaga, con abruptas sierras y numerosos acuíferos.
14.
Por muy poco, Benahavís no tiene franja litoral, pero, teniendo en cuenta cuáles son sus principales atractivos, tampoco parece que le haga falta tener playa. Entre los motivos, para visitar esta localidad situada en una segunda línea de playa están su amplia oferta gastronómica, con decenas de establecimientos de restauración; una garganta kárstica por donde descienden las aguas del Guadalmina, conocidas como las Angosturas; y algunos vestigios de la época medieval, como el castillo de Montemayor. Aunque en la última década se ha hecho famoso por sus confortables hoteles y campos de golf, Benahavís todavía conserva en su interior la esencia de su encanto como pueblo andaluz, mientras que en su entorno aguardan rincones idílicos, dignos de las mejores postales.
15.
Muy pocos municipios pueden disfrutar de los encantos paisajísticos que proporcionan elementos naturales como la montaña o el mar. En la provincia de Málaga, Casares es uno de estos privilegiados, ya que se localiza en las estribaciones de las sierras Bermeja y Crestellina, al sudeste del Valle del Genal, pero al mismo tiempo su territorio está bañado por el Mediterráneo. Esta peculiaridad convierte al pueblo en una de los mejores lugares para visitar en Andalucía. Eso sí, desde su principal casco urbano sólo se atisba el mar desde determinados sitios elevados, como su antigua fortaleza árabe. En ese marco, se podrá disfrutar de visitas muy interesantes, como la del conjunto que forman el castillo y su antigua parroquia de la Encarnación o la casa natal de Blas Infante, el padre de la patria andaluza.
16.
También en una segunda línea de playa se encuentra Manilva, el pueblo más occidental de la provincia de Málaga. Desde allí no sólo se ve el extremo litoral de la costa malagueña sino también el del Campo de Gibraltar. Este coqueto pueblo todavía conserva numerosas viñas moscatel en su entorno, lo que le da un encanto muy especial. El telón de fondo es el azul del Mediterráneo que baña su franja litoral, donde se encuentra el núcleo manilveño de San Luis de Sabinillas.
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