Parauta, un refugio que no entiende de estaciones en el Alto Genal

Pero Parauta es un pueblo que no entiende necesariamente de estaciones meteorológicas. Sobre todo para quienes buscan el sosiego del medio rural independientemente del calendario. Por esa razón, esta villa de la Serranía de Ronda puede ser un lugar idóneo para una escapada incluso durante el verano, siempre y cuando se encuentre un alojamiento en el propio casco urbano o en su entorno.

El sol puede apretar más o menos durante el día, pero cuando se pone por el horizonte serrano, las temperaturas no sólo son suaves sino incluso frescas, lo que hay que tener muy en cuenta a la hora de hacer la maleta.

El mismo castañar que se torna cobrizo en el ecuador del otoño luce estos días estivales de un verdor esplendoroso en sus hojas y aún más radiantes en los erizos donde crecen ocultas las pilongas.

Así, se pueden hacer bonitas incursiones aprovechando los senderos señalizados del pueblo, como el que lo une a Igualeja. Hacerlo completo puede antojarse excesivo durante el día, pero hay que tener en cuenta que buena parte de ese recorrido será bajo la umbría de los generosos castaños.

También es todo un atractivo visual el propio pueblo, una amalgama de casa blancas salpicadas por tejados tradicionales. El casco antiguo es un laberinto de calles estrechas y empinadas donde se pueden encontrar vestigios de estilos arquitectónicos de otros siglos, como el arco de la calle Altillo, al que se accede desde la plaza más emblemática de la villa.

Como edificio emblemático, cabe destacar la iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción, restaurada hace ya casi dos décadas. El templo, levantado en el siglo XVI, tiene una planta en forma de cruz latina con cubierta de madera en la parte del crucero. La torre mudéjar lleva arcos de medio punto en el cuerpo de campanas y un tejado a cuatro aguas.

En el interior hay una imagen de la Dolorosa del XVIII y una escultura en madera policromada de San Pascual Bailón (tallada por Adrián Risueño), que es una copia de un original de Pedro de Mena.

Pero visitar la localidad de Parauta no sólo conlleva el conocimiento de su arquitectura, sino también de su entorno natural, ya que su término municipal está situado en una parte dentro del propio Valle del Genal y en otra, en el parque nacional de la Sierra de las Nieves. De hecho, uno de los accesos a este espacio protegido se encuentra dentro del territorio parauteño. Basta con acercarse hasta el camping de las Conejeras, próximo de la carretera de Ronda-San Pedro, para adentrarse en el camino forestal que lleva al área recreativa de los Quejigales.

Por esta zona del término municipal de Parauta se puede acceder hasta el famoso Pinsapo de la Escalereta, un ejemplar de esta especie botánica que fue declarado hace ya algunos años como Monumento Natural de Andalucía. Sus dimensiones (26 metros de altitud) y su edad lo hacen acreedor de esa distinción ecológica.

Se le presuponen e unos 550 años, pero incluso podrían ser 800. Se trata, por tanto, del ejemplar vivo más longevo de su especie. El único precedente que se conoce que se acerca su edad fue un pinsapo de Grazalema que tenía, según las estimaciones, cinco siglos de vida. Eso sí, el árbol ha entrado en su propio declive natural. Eso sí, tiene también un digno sucesor, el conocido como el pinsapo de la Falsa Escalereta, bautizado así precisamente por sus similitudes.

Para acercarse hasta este impresionante pinsapo es necesario hacer una ruta de senderismo por la sierra de Alcojona, un interesante enclave incluido también dentro de Parauta. Sin embargo, existe también la posibilidad de ver otro árbol de exageradas dimensiones en el propio casco urbano. Se trata de la encina de Vallecillo, un ejemplar que también supera los 20 metros de altitud y que tiene un tronco con unos tres metros de perímetro.