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No toda la Vega de Antequera es llana y se dedica al olivar, al cereal o al viñedo. La comarca que se encuentra prácticamente en el corazón de Andalucía también tiene otros paisajes que rompen tópicos. Entre ellos, el que ofrece la Sierrecilla, ... una frondosa excepción situada junto al pueblo de Humilladero.
Allí, a un paso de la A-92, emerge un espléndido pinar idóneo para pasear en casi cualquier época del año. Un área recreativa se encarga de dar la bienvenida a este gran bosque de pino carrasco, en el que hay algunos senderos señalizados y muchos carriles por los que se intuyen tenues subidas y bajadas. Entre esos itinerarios, se pasa por algunos tramos de la etapa de la Gran Senda de Málaga que une a Humilladero con Fuente de Piedra.
En la Sierrecilla, hay dos hitos de interés. Por un lado, la cueva del Zapato y, por otro, el pico del Pollo, que con 682 metros de altitud es la máxima cota de estas montañas. Es decir, desde el casco urbano no hay más de doscientos metros sobre el nivel del mar.
A pesar de que no es una cumbre muy elevada, por su ubicación disfruta de excelentes vistas panorámicas de buena parte de la comarca. Así, además del propio pueblo de Humilladero se alcanza a ver otros próximos, como Mollina, pero también enclaves ecológicos de gran importancia como la reserva natural de la Laguna de Fuente de Piedra o la abrupta Peña de los Enamorados.
Este espeso pinar, que cuenta con amplios caminos para hacer senderismo o simplemente dar un paseo en familia, cuenta con otras especies botánicas propias de estos ecosistemas, como tomillo, romero, matagallo, jaras blanca y pringosa, retama o esparto. Además de los pinos, también hay otros árboles, como olivos, acebuches e incluso otras coníferas.
También se pueden llegar a avistar algunos animales, sobre todo aves y mamíferos de pequeño tamaño. Entre los primeros, hay desde algunas rapaces a carboneros, alcaudones o perdices. Entre los segundos, se han llegado a ver conejos, liebres, zorros, erizos o ginetas.
Pero, además de pasear por esta inesperada sierra caliza, es muy recomendable visitar el propio pueblo de Humilladero y su extenso territorio, que llega hasta la aldea de Los Carvajales, desde la que se puede dar un agradable paseo hasta la reserva natural de la Laguna de la Ratosa, un ecosistema muy similar al que se puede ver en el antes citado humedal de Fuente de Piedra.
En el casco urbano de Humilladero aguarda un tranquilo recorrido por sus calles amplias, exentas de pendientes, donde aguardan algunos hitos de interés, como la iglesia del Santísimo Cristo de la Misericordia, construida en el siglo XIX. El otro edificio religioso que hay en el término municipal es la ermita del Apóstol, situada en Los Carvajales.
Eso sí, el emblema de esta villa malagueña, que incluso sirvió para otorgarle nombre como localidad, es la conocida como Cruz del Humilladero, que hoy se puede ver junto al vial por el que se accede al principal núcleo urbano.
La historia de este monumento se resume en una lápida que lo acompaña. Todo empezó el 24 de abril de 1410 aproximadamente en ese mismo lugar. Allí, cuentan las crónicas, que se humilló el infante Don Fernando, regente por aquel entonces de Castilla, ante la espada de Fernando III El Santo que llevaba Per Afán de Ribera.
Este personaje histórico, que sería conocido como Don Fernando de Antequera y fue rey de Aragón, se arrodilló allí para jurar que no pararía hasta conquistar la ciudad de Antequera, que estaba hasta entonces en manos del reino nazarí de Granada.
Como conmemoración de aquella humillación, que poco después terminó con la toma de la ciudad de Antequera, se construyó allí una cruz de piedra, ante la que 74 años más tarde también se humilló su nieto, el rey Fernando El Católico.
Fue, en concreto, según algunos relatos históricos, en el mes de enero de 1484. Al parecer, el rey, recordando el acto de su abuelo también se postró en aquel lugar antes de emprender la campaña para tomar varias plazas de la zona, como Valle de Abdalajís, Álora o Ronda.
En ese mismo enclave, junto a la cruz, se construyó un convento, en torno al cual se fue configurando, poco a poco, el pueblo de Humilladero.
La cruz original, eso sí, se perdió con el tiempo, aunque se ha restaurado en varias ocasiones. La primera vez fue en el año 1618. Mucho después, el 24 de abril de 1957, el Ayuntamiento de Humilladero la volvió a reconstruir. Actualmente, en un lugar aproximado de donde se levantó la primera cruz –a una docena de metros al oeste– se puede ver la última versión, que data del año 1995.
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