La Galería del Bandolero de El Borge que te traslada a otra época

Navajas y trabucos hechos en los siglos XVIII y XIX, documentos y libros relacionados con la captura de bandoleros u objetos que pertenecieron a algunos de estos personajes forman parte de una de las colecciones más completas dedicadas a ese fenómeno, que se dio sobre todo en la época romántica de Andalucía. Bautizada como la Galería del Bandolero, ha abierto sus puertas en el pueblo de El Borge, aunque buena parte de lo que se exhibe proviene de la adquisición del rico legado que ha atesorado durante décadas Jesús Almazán, que fue propietario del Museo del Bandolero en Ronda. Hoy todo ese patrimonio se une a la vinculación histórica de la localidad de la Axarquía, en la que se recuerda especialmente al Bizco del Borge, un despiadado bandolero que dejó huella en el pueblo y en la comarca.

Esta exposición permanente cuenta con más de un millar de objetos y documentos, entre los que se encuentran algunos muy valiosos por haber pertenecido a personajes tan temidos como Pasos Largos, Pernales, Vivillo, Tragabuches o el Tempranillo. El espacio estará abierto de martes a sábado, de 10:00 a 14:00 horas y 16:30 a18:30 horas, y domingo, de 10:00 a 15:00 horas, de octubre a marzo); de abril a septiembre, estará abierto igualmente de martes a sábado de 10:00 a 14:00 horas y de 18:00 a 20:00 horas y domingos de 10:00 a 15:00 horas. El precio de la entrada general es de 3 euros; 2 euros para grupos de más de cuatro personas y 1 euro de entrada reducida (mayores de 65 años, estudiantes y otros colectivos).

Estas son algunas de las piezas o colecciones más singulares que se pueden ver en este recorrido por el bandolerismo andaluz.

Para muchos fue el último bandolero de Andalucía, ya que hizo sus fechorías en el primer tercio del siglo XX, hasta que la Guardia Civil lo mató en la sierra de El Burgo. Su nombre real era Jua Mingolla y de él se sabe que era muy supersticioso. De hecho, no se solía quitar nunca de encima una cruz de Caravaca que hoy se puede ver en el museo sobre un muñeco a tamaño natural que le recuerda. Además, también se conservan otras piezas personales, como una billetera que llevaba encima, o un documento en el que está inscrito su matrimonio con una mujer que a los pocos días de casarse con él huyó a Brasil.

Desde una simbólica réplica en miniatura hasta una real con una cuchilla de medio metro de longitud. Dentro de la Galería del Bandolero se pueden ver navajas hechas en la segunda mitad del siglo XIX. Elementos dorados y de nácar, así como inscripciones con las que los bandoleros solían personalizarlas, son algunas de las características más notables de estas armas blancas, usadas para delinquir y atemorizar a la población en aquella época. Según explica el coleccionista Jesús Almazán, recopilar navajas es más complicado incluso que hacerlo con trabucos.

También la ficción tiene gran importancia en esta Galería del Bandolero. Hoy allí se exhiben los dos trajes que usó el actor Álvaro de Luna en la mítica serie española de los años 'Curro Jiménez', cuando encarnaba al personaje de 'El Algarrobo'. Fue su viuda quien decidió donar estas prendas por expreso deseo del actor. Además, mucho más reciente es parte de la indumentaria que donó la actriz Marta Hazas, que tuvo el papel protagonista de la también saga televisiva de 'Bandolera', como Sara Reeves. A ellos hay que unir también los trajes de la serie mucho más reciente que protagonizó Bebe y dirigió Enrique Urbizu, 'Libertad'.

El 31 de agosto de 1907 Francisco Ríos González, más conocido como Pernales fue abatido a tiros junto a un integrante de su partida, el Niño del Arahal, por la Guardia Civil. De aquel episodio no sólo hay conocimiento por los documentos de la época sino también por las fotografías en blanco y negro que se pueden ver en la Galería del Bandolero. En una de sus secciones, se pueden ver imágenes orignales de los dos cadáveres y de los miembros de la Benemérita que los abatieron en un olivar.

La Galería del Bandolero de El Borge huye del tópico sobre el forajido justiciero que se asemeja más a la ficción de Robin Hood que a la realidad histórica. Aunque hay algunas excepciones, la mayoría de los bandoleros fueron despiadados e incluso sanguinarios. Por esa razón, en el museo se puede ver una sección importante que sirve de tributo a quienes fueron detrás de ellos, la Guardia Civil. Además de parte de la indumentaria más antigua del cuerpo, también se puede ver un maletín de madera donde estaba todo lo necesaria para tomar las huellas de los bandoleros. También hay numerosas actas e incluso fotografías de algunos de los delincuentes de la época.

En la ficción, los bandoleros se convirtieron en personajes protagonistas de aventuras, como se puede ver en la saga que narra la andanzas del Barquero de Cantillana. También hay incluso una colección de cromos publicados en 1920 que giran en torno al bandolero catalán conocido como Don Juan de Serrallonga. A ello hay que unir distintas litografías, en la que salen reflejados otros personajes célebres de este mundo, como el mismísimo Tempranillo.

Aunque en la colección hay algunas réplicas, la más importante de las armas de fuego es un trabuco real fabricado en el año 1800. Precisamente, por ser auténtico y poder ser disparado aún, no está expuesto desde el principio en la Galería del Bandolero, ya que tiene que pasar algunos trámites hasta que su exposición garantice la máxima seguridad. Procede, como la mayor parte de la Galería del Bandolero, de la colección que durante más de 30 años hizo Jesús Almazán.

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