Escapadas por Andalucía

Un ascenso trepidante desde el Jardín de los Pinsapos hasta la villa medieval en Zahara de la Sierra

Ni siquiera rutas de senderismo tan conocidas como la que se adentra en la Garganta Verde o la que hace una incursión por uno de los pinsapares mejor conservados pueden eclipsar los atractivos que Zahara de la Sierra ofrece en su casco urbano. Este pueblo gaditano, adscrito al parque natural de la Sierra de Grazalema, tiene en su empinado trazado una amalgama de visitas de interés, en la que hay un compendio de lo natural y de lo histórico, con paisajes y estampas que sirven para interpretar su pasado y venerar su entorno ecológico. Desde abajo hacia arriba o viceversa. De una forma u otra, el visitante tendrá que enfrentarse a importantes pendientes para poder ser partícipe de todo lo que ofrece Zahara de la Sierra en pocos metros cuadrados.

En un ascenso moderado, la cara nordeste, la misma que sirve para otear la cuenca del Guadalete y un mermado pantano del Gastor, ofrece una entrada pletórica para quienes, de forma acertada, dejen el vehículo en la zona baja del pueblo. Desde allí, hay una bonita subida hacia la villa medieval, que ofrece un sorprendente descanso en el Jardín de los Pinsapos. Lo normal es que esta especie tan singular de abeto se encuentre en media o alta montaña, pero hay excepciones tan notables como ésta, en la que el viajero puede dejarse hechizar por el porte de estos árboles emblemáticos del interior de Andalucía.

Hay breves, pero intensos paseos peatonales que permiten dar un respiro a la subida antes mencionada. Desde ellos también se puede contemplar todo lo que aguarda al norte de Zahara de la Sierra.

Después habrá que seguir la subida para llegar hasta el mirador de la Plaza del Rey, donde la panorámica es aún más generosa, aunque en los últimos tiempos el embalse del Gastor no luzca tan espléndido como antaño por la pertinaz sequía.

El objetivo final ha de ser el ascenso al castillo de Zahara, cuya Torre del Homenaje se puede antojar casi inaccesible desde las calles del pueblo. Antes, eso sí, no hay que eludir un paseo tranquilo por la calle Ronda, en la que se pueden ver algunos de los otros emblemas históricos de este pueblo de la provincia de Cádiz.

Así, tras el mirador de la Plaza del Rey se encuentra la solemne iglesia de Santa María de la Mesa, finalizada en el siglo XVIII, que vino a sustituir a una antigua ermita de San Francisco. Merece la pena adentrarse en este templo para dejarse deslumbrar por su retablo mayor de estilo barroco o ver algunas de las piezas de su pequeño museo parroquial.

Desde la iglesia por la calle Ronda, donde se concentran varios establecimientos de restauración, se llega al otro templo del pueblo, la capilla de San Juan de Letrán. Aunque se construyó en 1958, hay que ahondar en su pasado, ya que tiene su origen en una ermita del siglo XVI.

De ésta lo único que queda es la Torre del Reloj, situada en la parte trasera del edificio. Llaman la atención la blancura de la cal y sus ángulos redondeados a pesar de tener una planta rectangular. Su nombre le viene del antiguo reloj que se instaló en la parte alta a principios del siglo pasado. Allí, en lo que hoy recibe el nombre del mirador de Currín (hijo predilecto del municipio), aguarda otro balcón para contemplar el pueblo.

Tras este breve paseo, es hora de acometer la subida a la fortaleza. Para acceder a ella habrá que pasar junto a la iglesia de Santa María de la Mesa. Se comenzarán a ver los primeros vestigios de la antigua fortaleza, como restos de murallas o la que fuera puerta de la villa.

A partir de ahí el ascenso se hace vertiginoso. A través de escaleras de madera y pequeños senderos se va subiendo por el antiguo castillo medieval de Zahara, que todavía hoy se sigue antojando inexpugnable por su situación sobre un abrupto peñón.

La primera parada hay que hacerla en la antigua Iglesia Mayor, reconvertida hoy en centro de interpretación de la villa medieval. Desde allí hasta la torre del homenaje, la parte más elevada de la fortaleza, queda aún un buen trecho. Pero merece la pena llegar hasta ella y subir por su interior para dejarse sorprender por uno de los mejores miradores de 360 grados de Andalucía.

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