A la izquierda, el refugio de Torrijos, y a la derecha, los restos de una antigua torre alquería nazarí. J. A.

Una trilogía de aldeas con sorprendentes historias en el Bajo Guadalhorce

Itinerario. ·

Gibralgalia, Torrealquería y Vega Hipólito son tres núcleos rurales que pertenecen a Cártama, Alhaurín de la Torre y Pizarra, respectivamente

Sábado, 20 de enero 2024, 00:07

Es una comarca donde la agricultura ha cobrado una importancia histórica. Coín, Pizarra o los dos alhaurines son algunos ejemplos. Allí se crearon durante la segunda mitad del siglo pasado asentamientos de colonos como pueden ser Villafranco del Guadalhorce o Cerralba, entre otras, pero también ... existían otras pequeñas poblaciones con más pasado que aún perviven.

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En un rápido recorrido por el Bajo Guadalhorce, aguarda un interesante itinerario que incluye a Torrealquería, en Alhaurín de la Torre, Gibralgalia, en Cártama, y Vega Hipólito, en Pizarra. Cada una tiene una historia diferente y también una fisionomía muy distinta.

Muy cerca del territorio de Cártama, pero en el término de Alhaurín de la Torre se puede visitar la pequeña población de Torrealquería. Su nombre guarda relación directa con la existencia de una torre vigía, hoy muy deteriorada, que se construyó durante el período nazarí, como es el caso también de la de Urique, en el vecino pueblo de Alhaurín el Grande.

El templo de Gibralgalia se construyó hace poco más de un siglo gracias al Padre Arnáiz. J. A.

Pero, a esta aldea se la conoce especialmente por su relación con un episodio convulso del siglo XIX. Ya que allí, junto a la antes citada torre alquería, se refugió el general Torrijos junto a sus soldados.

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Concretamente, fue en la hacienda de la Alquería, propiedad del Conde de Mollina, donde este liberal fue engañado para que se entregara y fuera finalmente ajusticiado en Málaga junto al resto de militares.

Hoy este núcleo rural, situado a los pies de la sierra de Cártama, conserva cierto encanto e incluso es conocido por tener uno de los primeros restaurantes con cocina marroquí (fusionada también con la mediterránea) de la provincia de Málaga, Al Limón. Igualmente, en un recorrido por sus calles se descubrirán algunas menciones al célebre episodio del general Torrijos y su frustrado intento de rebelión liberal.

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A un paso de Pizarra, pero perteneciente a Cártama, sobre un cerro se eleva Sierra de Gibralgalia, una aldea sobre la que no hay mucha documentación histórica, pero que con su denominación evidencia su pasado andalusí.

Hay quien traduce el vocablo Gibralgalia como 'sierra elevada'. También hay constancia documental, reseñada por el historiador cartameño Fernando Bravo. En concreto se trata de un texto de diciembre de 1493 de los repartimientos de los Reyes Católicos, en el que se describen los cerros que hay en esta zona del Valle del Guadalhorce.

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A partir de 1847 se fue creando el asentamiento de población con vecinos procedentes del entorno que fueron haciendo sus propias chozas con materiales humildes. Junto a éstas se habilitó terreno para la construcción de parcelas con huertas y espacio para el ganado, lo que popularmente se denominaba rancho. Ese nombre es precisamente el que recibe una de las barriadas de esta aldea.

En el entorno de Vega Hipólito se pueden ver muchos cultivos de cítricos junto al río. J. A.

Pero el impulso como diseminado rural llegó gracias al Padre Tiburcio Arnáiz. Este jesuita se fijó en 1920 en las casas humildes situadas sobre aquel cerro próximo a Pizarra. Al ver que no había ninguna iglesia en ella, hizo una visita y comprobó que la doctrina católica no formaba parte de la vida de aquellos vecinos. Por eso, se creó primero una escuela con fines religiosos y finalmente en 1922 se inauguró la primera capilla de su historia.

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Por su parte, en el territorio de Pizarra, en el camino hacia Álora, hay que hacer una parada en Vega Hipólito. Además de los núcleos rurales de Cerralba y Zalea, que tienen su origen en la década de los años sesenta del siglo pasado, hay otras aún más antiguas que éstas, pero con menos población, como son el partido de Gibralmora y Vega Hipólito.

Esta última barriada debe su nombre Hipólito de Béjar, que nación en Gibraltar en el siglo XVII, aunque fue vecino de Álora. Según las crónicas históricas de la época, compró esas tierras y creó un gran cortijo, que en 1751, el Cortijo de Hipólito perteneció al mayorazgo del Marqués de Valesevilla. En el siglo pasado también pasó por otras familias.

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Hoy esta barriada conserva una ermita y un colegio que en su día fueron capilla y escuela rural, respectivamente. Este diseminado rural, que tiene un entorno de cítricos y huertas, cuenta ahora con un sendero que lo une directamente con Pizarra.

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