Trece escapadas idóneas para hacer esta primavera en Málaga (una por semana)

Así, durante las trece próximas semanas hay muchas excusas para escaparse por el litoral o por el interior de la provincia de Málaga. Éstas son algunas de las propuestas para la primavera malagueña.

Marbella, Ojén e Istán comparten este macizo montañoso que está situado a un paso del Mediterráneo y al mismo tiempo sirve para enlazar la costa con el parque nacional de la Sierra de las Nieves. En los tres municipios hay rutas de senderismo de distinta dificultad que se pueden hacer en estos primeros días primaverales, con temperaturas agradables y con agua en la mayoría de sus ríos o arroyos. Uno de los enclaves que se puede visitar en esta ruta es la antigua ermita de los Monjes, una de las encrucijadas donde se unen distintos itinerarios para senderistas. Uno de los caminos más cómodos y cortos es el que lleva de la urbanización Sierra Blanca hasta allí junto al arroyo de los Monjes.

Hace años que Coín tomó como lema turístico el que lo relaciona con la floración de los muchos cítricos que hay en su territorio, donde brilla especialmente la naranja. En los primeros días de la nueva estación los aromas del azahar estarán presentes en el entorno de esta ciudad, la 'capital' del Valle del Guadalhorce. Merece la pena adentrarse en sus caminos y rutas, como la que lleva hasta la ermita de la Fuensanta para comprobarlo. También hay que disfrutar de sus principales monumentos, en la antesala de la Semana Santa. Otra cita fundamental en estos días es la que cada domingo convoca el Mercado Agroalimentario del Guadalhorce, una ocasión excepcional para llenar la despensa con productos de la zona, desde frutas y verduras de agricultores hasta quesos, embutidos o panes de Coín. Todo ello directamente desde el que los elabora o cosecha al cliente.

La Semana Santa se vive muy especialmente en casi toda la provincia de Málaga. Dos buenos ejemplos son los de las ciudades monumentales de Antequera y Archidona, que rivalizan no sólo por el origen del mollete o la porra sino también por sus procesiones y la imaginería de sus templos. Por su cercanía ambas localidades lejos de ser rivales pueden ser complementarias desde el punto de vista turístico en plena Semana Santa. En ambos casos, el visitante encontrará momentos muy especiales, como los que se viven en la emblemática plaza Ochavada, en Archidona, o la llamativa costumbre de 'correr la Vega', en Antequera. A ello hay que unir las visitas a templos, a sus antiguos castillos árabes o el ambiente cofrade que se vive en sus calles.

Cuando ya se ha olvidado la floración del almendro, en la Alta Axarquía empieza a brillar el cerezo. Sobre todo, en Alfarnate, donde el cultivo de este árbol ha aumentado considerablemente en las dos últimas décadas, hasta el punto de ser uno de sus principales productos agrícolas. Cada año, a mediados de abril, las flores de los cerezos llenan de color rosa los campos de Alfarnate. Tanto es así que en los últimos años el ayuntamiento organiza una gran fiesta en torno a este fenómeno, tal y como hacen los japoneses con su famoso Sakura. Precisamente así se denomina el evento que tendrá lugar el fin de semana del 15 y el 16 de abril en el pueblo más elevado de la provincia de Málaga. En la jornada dominical incluso habrá un mercado temático.

A un paso de la ciudad de Málaga, donde en los próximos años se contará con el Gran Corredor Verde del Guadalhorce, hay mucho que visitar y disfrutar. Entre los pueblos de Cártama, Pizarra y Álora especialmente, aguardan antiguas fortalezas árabes, que son hoy excelentes miradores, una ribera que es idónea para la observación de aves (tanto el río Grande como el Guadalhorce) o numerosos bares y restaurantes donde se puede tapear en agradables terrazas. Las dos últimas semanas de abril son idóneas para conocer estos pueblos que convergen en el Guadalhorce, pero que cuentan también con rutas de senderismo que se adentran en sus montañas. Así, en Pizarra se puede hacer la ruta del Santo; en Cártama, el itinerario circular que llega hasta Torrealquería; y, en Álora, la subida hasta el Monte Hacho.

Estepona, Casares y Genalguacil están unidas por una de las sierras más espectaculares de Andalucía. A pesar de los incendios de los últimos años, hoy todavía hay valores biológicos únicos en Europa, como puede ser el pinsapar situado en el paraje natural de los Reales. A través de una sinuosa carretera, ya sea desde Estepona, Genalguacil o Jubrique, se puede disfrutar del Paseo de los Pinsapos o de una cómoda subida a una de las cimas más elevadas de la Costa del Sol Occidental, el pico de los Reales, que tiene panorámicas del litoral malagueño, pero que llega a alcanzar hasta el Estrecho de Gibraltar y buena parte de la Serranía de Ronda. Durante los fines de semana, en el mencionado espacio protegido se puede almorzar en una de las ventas más peculiares de la provincia, El Refugio, que alimenta a sus comensales con productos de calidad elaborados con mucho mimo y unas vistas únicas desde su pequeña terraza.

En el ecuador de la primavera, comienzan a brillar las calles de muchos pueblos del interior de la provincia, gracias a las macetas que salpican sus rincones, plazas o angostas vías urbanas. Mayo es el mes de las flores y también de las cruces, así que conviene darse una vuelta por pueblos de la segunda línea de playa o situados a los pies de las sierras de Tejeda y de Almijara para disfrutarlo. Es el caso de Frigiliana, Cómpeta, Canillas de Albaida, Salares, Canillas de Aceituno o Torrox Pueblo. En todos ellos hay sugerentes paseos urbanos, no exentos de cuestas empinadas, que sumergen al visitante en una primavera de reminiscencias andalusíes. Sobre todo si se hace bajo un luminoso día primaveral y con el telón de fondo del Mediterráneo.

Desde Alpandeire hasta Gaucín. La Serranía de Ronda tiene uno de sus mejores tesoros naturales en la subcomarca del Valle del Genal, compuesta por más de una quincena de pequeños pueblos, que están rodeados de naturaleza. Más allá del famoso 'Bosque de Cobre', que tiene lugar en otoño, en la primera quincena de mayo el que manda en el paisaje es el verde. El de los castaños con los erizos donde comienzan a crecer estos frutos secos o el de las encinas, alcornoques, quejigos o pinos. En su conjunto, estos pueblos componen un bonito recorrido primaveral, en el que son indispensables visitas a enclaves como el Nacimiento del Genal (Igualeja), las Chorreras de Balastar (Faraján), el Puente de San Juan (entre Algatocín y Jubrique), el castillo del Águila (Gaucín), las obras de arte al aire libre de Genalguacil, los Riscos de Cartajima y Júzcar o la ruta del Bosque Encantado de Parauta. Como complemento, ese segundo fin de semana de mayo se puede visitar la ciudad del Tajo, que celebrará una nueva edición de Ronda Romántica.

Los pueblos de Árchez y Salares y las aldeas de Corumbela (Sayalonga) y Daimalos (Arenas) tienen en común la conservación de alminares que hacen las veces de torres campanarios de sus respectivas iglesias. Así, en estas cuatro poblaciones, relativamente próximas entre sí, se puede hacer un interesante recorrido por estos vestigios de las antiguas mezquitas. Los alminares no están solos sino que se complementan en casi todos los casos con trazados angostos y empinados por sus respectivos cascos urbanos, que recuerdan el pasado andalusí. Es una buena época también para hacer algunas rutas de senderismo, como la de los Molinos, que une a Árchez con Canillas de Albaida, o la de Salares, desde el puente medieval a Casa Haro.

A pesar del desarrollo turístico del litoral, en la franja occidental de Málaga también hay pueblos que conservan parte de la fisionomía tradicional de origen andalusí. De esta forma, frente a los cuidados arenales y paseos marítimos de la costa, en una segunda línea de playa, a los pies de las montañas se pueden visitar villas con sus fachadas encaladas, donde la monotonía del blanco es roto por las macetas que salpican sus calles. Así se puede ver en Benalmádena Pueblo, Mijas Pueblo, Ojén, Istán, Benahavís, Casares o Manilva. Casi todos ellos, menos el penúltimo, tienen vistas directas al mar desde sus respectivos cascos urbanos, lo que le da aún más valor a los paseos que se pueden hacer por sus plazas y calles. Entre las visitas obligadas en estos días, están el Mariposario de Benalmádena, el Jardín Botánico de las Murallas de Mijas, las Cuevas Altas de Ojén, la ruta de los miradores de Istán, el sendero de las Libélulas de Benahavís, la antigua fortaleza de Casares o las viñas y bodegas de Manilva.

Desde Rincón de la Victoria a Nerja se puede hacer prácticamente un camino sin interrupciones a pie o en bicicleta gracias al trazado de la Senda Litoral de Málaga. Quienes quieran disfrutar de estas actividades al aire libre deberán hacerlo a primera hora de la mañana o a última de la tarde para evitar así los efectos de la luz solar, que en esos días suele ser muy incisivo. También se puede aprovechar este recorrido por primera línea de playa para visitar sus enclaves más interesantes: El Cantal y la Casa Fuerte de Bezmiliana, en Rincón de la Victoria; el delta del río Vélez y el puerto de La Caleta, en Vélez-Málaga; la Torre Ladeada, en Algarrobo Costa; los restos de la ciudad romana de Caviclum, a los pies del Faro, en Torrox Costa; o el Balcón de Europa y los Acantilados de Maro, en Nerja.

Aunque los primeros días de junio sean de la primavera, no cabe duda de que tienen sabor y temperaturas de verano. Para los que quieran eludir los rayos solares en estos días, tienen una buena excusa para recorrer las principales cuevas rupestres que hay en la provincia. En realidad, lo que ofrecen en su interior es argumento suficiente para visitarlas. Muy cerca del Mediterráneo están la de Nerja -a un paso del núcleo de Maro- y las del Tesoro, del Higuerón y de la Victoria. Estas tres últimas se pueden visitar conjuntamente con una experiencia única, en la que el visitante puede conocer más sobre los primeros pobladores humanos en Málaga. En el interior, aguardan otras grutas muy importantes para conocer la Prehistoria en Málaga. Es el caso de las de Ardales (con reserva previa días antes) o la de la Pileta, en el término municipal de Benaoján. En ambos casos son cuevas extraordinarias por los muchos hallazgos y por lo que están deparando los distintos estudios realizados sobre ellos.

A las puertas de la entrada oficial del verano, desde Torremolinos a Manilva se puede hacer un recorrido similar al propuesto en la costa axárquica gracias a la Senda Litoral. Aunque este gran recorrido aún no está totalmente finalizado, hay muchos tramos que sí lo están y se ofrecen para dar agradables paseos a pie o en bicicleta, en los que se pasa por importantes hitos de esta comarca occidental de Málaga. Entre ellos, están el Parque de la Batería (Torremolinos), Puerto Marina (Benalmádena) el castillo de Sohail (Fuengirola), Torreón de la Cala (Mijas), monumento natural de las Dunas de Artola (Marbella), el faro de Punta Doncella (Estepona), la torre de la Sal (Casares) o el castillo de la Duquesa (Manilva), entre muchos otros. Por supuesto, estas visitas se pueden complementar con recorridos peatonales o en bicicleta por la Senda Litoral y almuerzos o cenas en los muchos chiringuitos que hay en la Costa del Sol Occidental.