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Está a menos de una hora de la ciudad de Málaga, justo al norte de la comarca de Antequera, casi en línea recta desde la capital de la Costa del Sol por la A-45. Benamejí es, por cercanía y por interés turístico, un destino idóneo para quienes quieren desconectar sin afrontar largas distancias por carretera y al mismo tiempo dejarse sorprender por su legado.
Este pueblo, que forma parte de la comarca de la Subbética de Córdoba, mira al Genil, el principal afluente del Guadalquivir, que pasa por su territorio dejando una de las estampas más abruptas, la espectacular Grieta, que se puede ver con mucha perspectiva desde el propio casco urbano. Sólo así se entiende que lo que, en su día, fue una seria amenaza para el casco urbano, hoy es un fenómeno geológico que merece contemplarse desde un mirador situado a un paso del centro histórico.
Éste, a pesar de que la denominación de este pueblo evidencia su origen andalusí, es uno de los que más patrimonio renacentista y barroco atesora en la comarca de la Subbética.
Fue el arquitecto Hernán Ruiz II quien diseñó la base del casco histórico de esta localidad cordobesa, situada al sur de la Subbética, junto al Genil, el afluente más importante del Guadalquivir.
Calles anchas y rectas y espacios abiertos son las señas de identidad de este municipio limítrofe con la provincia de Málaga, al que se le conoce no sólo por su legado arquitectónico sino también por su paisaje de interés geológico y fluvial.
Entre sus espacios urbanos sobresale especialmente la plaza de la Constitución, donde se encuentra la sede del Ayuntamiento de Benamejí y el monumento más emblemático de la localidad, la iglesia de la Inmaculada Concepción. Este templo, mandado a construir en el año 1670 por el primer marqués de Benamejí, don José Diego de Bernuy, es uno de los mejores ejemplos del barroco cordobés, aunque también tiene otros estilos arquitectónicos entre sus elementos, como ocurre con su torre de rasgos mudéjares. Dentro de la parroquia destacan muy especialmente un órgano del siglo XVIII y una catacumba, que posee un gran valor histórico.
El legado eclesiástico de esta villa cordobesa lo completan la ermita de San Sebastián, levantada a principios del siglo XVIII, y el santuario de María Santísima de Gracia, ubicada a un kilómetro del casco urbano. La primera, que también fue mandada a construir por los marqueses de Benamejí, contienen en su interior un cancel o portada del convento de Carmelitas Descalzos que en su día hubo en el pueblo.
Por su parte, el actual santuario de la Virgen de Gracia data de la década de los años setenta del siglo pasado, aunque conserva en su interior una obra escultórica de interés artístico y con mucha devoción religiosa entre los vecinos del pueblo. Se trata de una imagen del siglo XVIII de la Virgen de Gracia Coronada, patrona de Benamejí. En el caso de esta ermita lo que más impresiona no es su valor artístico sino muy especialmente sus vistas panorámicas.
Desde allí, es posible distinguir enclaves como el Torcal de Antequera o algunos santuarios cordobeses también importantes, como los de la Virgen de Araceli de Lucena o la de la Sierra de Cabra.
Pero, más allá de su patrimonio de origen religioso, Benamejí conserva también otras construcciones singulares, como el puente renacentista que sirve para cruzar el Genil.
Esta obra arquitectónica del siglo XVI es una de las más importantes de Andalucía, ya que en aquella época no era habitual que se levantaran puentes de ese tamaño con tanta precisión. Su autor fue también el arquitecto Hernán Ruiz II.
Además, junto al río Genil, al que se puede acceder a través de una bonita ruta de senderismo circular, se pueden ver todavía hoy antiguas norias, que fueron fundamentales en su día para el riego de las fértiles huertas de la ribera.
Con vistas privilegiadas precisamente al Genil, aún se conserva parte de la estructura del castillo de Gómez Arias, nombre éste que alude a uno de sus alcaldes. Sin embargo, la fortaleza, que inspiró a una obra de Pío Baroja es de origen árabe (Hins Banir Basir) y sigue siendo un emblema para los habitantes de Benamejí.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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