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Las playas de arena fina y blanca, la oferta de restauración de su emblemática calle Ancha y sus enclaves costeros naturales han convertido en uno de los destinos turísticos más importantes de la costa atlántica andaluza.
Pero, Punta Umbría también reclama un lugar en la historia no sólo de España sino también de toda Europa, ya que fue el lugar donde apareció en abril de 1943 el cadáver del militar británico William Martin, 'el hombre que nunca existió'.
Un plan secreto, arriesgado y magistral propició que apareciera en la playa de La Bota de Punta Umbría un cadáver flotando, que era un falso mayor del ejercito inglés. Portaba documentación en la que se aseguraba que los aliados desembarcarían en Grecia y Cerdeña. No era más que un engaño dirigido a los nazis, que descuidaron así Sicilia, que fue el lugar elegido por los enemigos del Eje para su ofensiva.
Aquella operación, bautizada como 'Carne Picada', consiguió cambiar la tendencia de la Segunda Guerra Mundial, lo que se recuerda hoy en esta localidad de la costa onubense. Hoy es, sin duda alguna, el capítulo más notable de Punta Umbría, que guarda unos vínculos históricos importantes con Reino Unido.
Cabe recordar que los ingleses de la Río Tinto Company Limited se fijaron en Punta Umbría como lugar de descanso en los últimos años del siglo XIX, cuando esa localidad onubense se dedicaba a la que todavía hoy es una de sus principales fuente de ingresos, la pesca.
Eso sí, junto al pueblo pesquero, los británicos descubrieron la calidad de sus playas, arenales blancos y atlánticos en torno a los que fueron fijando sus residencias vacacionales. De aquel período aún quedan algunos vestigios en un estilo arquitectónico que replica la conocida como Casa de los Ingleses, un museo que merece la pena visitar para conocer aquella época.
Hoy Punta Umbría guarda un interesante legado histórico e incluso etnográfico de aquella época, aunque mucho ha cambiado desde entonces. En la actualidad es una ciudad eminentemente turística, que puede presumir no sólo de una ubicación estratégica sino también de un cinturón verde que la protege de alguna forma del abominable telón de fondo del polo químico de Huelva.
Sus playas se han convertido en los últimos años en unas de las más visitadas de la costa onubense. Su amplitud y la calidad de su arena son buenas excusas para conocerlas en cuanto la temporada estival se comienza a intuir.
En su litoral, la más concurrida es la playa urbana, que discurre en paralelo a la avenida Océano. Es en esta zona donde se encuentran algunos de los restaurantes más conocidos de la ciudad o incluso uno de los chiringuitos más famosos del país, Mosquito Club, que en su día fue distinguido como el mejor de España.
Una completa agenda de actividades a lo largo del verano y un mobiliario muy especial hacen que este establecimiento sea uno de los más singulares de la costa andaluza.
El litoral puntaumbrieño también cuenta con otras playas interesantes, como la de los Enebrales. Esta última coincide con el paraje natural del mismo nombre, donde llama la atención una gran masa verde compuesta por sabinas y enebros costeros.
Este enclave se puede conocer en agradables paseos por un carril bici que discurre en paralelo o bien por algunos de los senderos peatonales de madera que se adentran en él. Tras estos caminos se puede disfrutar de su playa, un reducto sosegado y ecológico para los que huyen de las orillas concurridas. Eso sí, no falta allí un chiringuito que está en consonancia con el enclave, Enebral, donde la buena gastronomía no está reñida con un ambiente desenfadado y original.
Otro de los grandes atractivos de Punta Umbría es su ubicación junto a la Ría. Por ello, no sólo cuenta con un importante puerto pesquero sino que también conecta desde hace décadas con la ciudad de Huelva a través de la Canoa, una embarcación que antaño fue fundamental para la comunicación del pueblo– no existían las carreteras actuales–, que está declarada Bien de Interés Turístico Nacional de Andalucía.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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