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Pocas capitales de provincia pueden presumir de contar en su término municipal con un espacio protegido de tanto valor ecológico. Aunque sea uno de los parques naturales de menores dimensiones de Andalucía, la ciudad de Málaga, junto con Casabermeja y con Colmenar, cuenta con el parque natural de los Montes, un auténtico pulmón verde gracias a la reforestación que se hizo hace menos de un siglo.
En este mes de marzo, la Junta de Andalucía ha dado un paso más en su puesta en valor con la declaración de Zona de Especial Conservación (ZEC) del Lugar de Importancia Comunitaria (LIC). Con ello, este enclave se integra plenamente en la Red Ecológica Europea Natura 2000, lo que supone un reconocimiento a su alto valor ambiental y la necesidad de garantizar su preservación a largo plazo.
Hoy este espacio cuenta con muchos atractivos. Más allá de las ventas que hay junto a la carretera antigua de Colmenar, en sus casi cinco mil hectáreas de superficie hay muchos enclaves y rutas que resultan muy interesantes para conocer en excursiones. Éstos son algunos de los más importantes:
Gracias a su altitud sobre el nivel del mar y su ubicación cercana al mar, este espacio protegido cuenta con numerosos lugares para disfrutar de amplias panorámicas, tanto de la costa, hacia el sur, como del interior, hacia el norte, el este o el oeste. Entre esos enclaves, como miradores con un acceso por ruta de senderismo, están el del Cochino, el de Pocopán o los que llevan los nombres de Martínez Falero y Vázquez Sell. dos ingenieros de montes que fueron fundamentales para la repoblación forestal que se hizo hace menos de un siglo. Pero, hay muchos más. De hecho, uno de los más conocidos en los últimos años es el que se ha bautizado como mirador de la Unidad, situado en el cerro de Matanza. Hasta allí se puede llegar relativamente fácil a través de un camino que parte desde las inmediaciones de la venta El Detalle. Tras pasar junto a la puenta de la Umbría, se llega hasta un mirador construido por voluntarios con elementos tan curiosos como una rosa de los vientos o una construcción en forma de tetraedro con mosaicos que aluden a la paz, la cooperación y al amor. Otros miradores que hay en el entorno o en el propio parque natural son los de El Palomar o el de cerro Mallén, de 360 grados, desde el que se ve perfectamente Casabermeja a sus pies.
La altitud de Los Montes no es excesiva, ya que en los puntos más elevados apenas supera los mil metros. Pese a ello, cuenta con varias cumbres importantes. Hoy no todas ellas tienen senderos señalizados, pero sí suelen contar con caminos intuitivos. Entre esas cimas, los más altos, por encima de los mil metros, son la Cresta de la Reina, Santo Pítar, cerro Cuéllar o pico del Viento entre otros.
Aunque hay muchos caminos en todo este espacio protegido, no todos ellos son senderos señalizados y homologados, que son los que ofrecen seguridad y orientación para poder hacer un recorrido sin riesgos. Entre estos itinerarios oficiales están el del mirador de Pocopán, el que une El Cerrado hasta el mirador del Cochino, el de Torrijos y el de Umbría de Contadoras. A ellos hay que unir algún itinerario menos conocido, como el que une a Casabermeja con el parque natural a través de cerro Mallén. Igualmente, hay también habilitados caminos especialmente ideados para bicis de montaña. Uno de ellos está entre Picapedreros y El Boticario y el otro llega hasta el lagar de Contreras.
En la actualidad existen dos áreas recreativas en el parque natural de los Montes de Málaga. En el corazón de este espacio protegido, frente al hotel Humaina, se encuentra la de El Cerrado, equipada con barbacoas, mesas y otros elementos para echar un día de campo. Más al norte, se puede acceder al área recreativa de Torrijos, con más espacio que la anterior. En ambos casos, se puede hacer fuego para cocinar en el período que estipulen las autoridades (normalmente entre mediados de octubre y el mes de mayo).
Entre los rincones más emblemáticos de este espacio protegido se encuentra el ecomuseo del Lagar de Torrijos, que fue construido a mediados del siglo XIX, situado junto a una amplia área recreativa y una de las rutas de senderismo antes mencionada. Este espacio etnográfico es idóneo para conocer la historia de este parque natural, vinculado a lo largo de su historia a la agricultura más tradicional. No en vano allí se pueden ver vigas y prensas que eran necesarias para la elaboración de vino y aceite de oliva o incluso hornos para hacer pan. No es ni mucho menos el único lagar o cortijo que se puede encontrar dentro de este pulmón verde de la ciudad, que tanto patrimonio natural, histórico y etnográfico atesora en sus entrañas. Junto al antiguo lagar hay un área recreativa con el mismo nombre, así como un pequeño sendero homologado.
En el corazón de los Montes de Málaga, se puede visitar este aula de la naturaleza, orientado hacia la educación ambiental. En un edificio restaurado del siglo XVIII, allí se pueden hacer distintas actividades relacionadas con el medio ambiente. Cuenta con instalaciones muy equipadas, que incluye desde una pista multideportiva o una piscina hasta un observatorio nocturno de la fauna autóctona o un jardín botánico. Para llegar hasta allí hay que tomar el desvío de la Fuente de la Reina y posteriormente tomar un carril que lleva directamente hasta el aula de la naturaleza. Para disfrutar de las actividades que allí se realizan hay que reservar las instalaciones o plazas en algunos de los talleres con antelación.
Aunque también hubo extracción de mineral en su día en lo que hoy se denomina Montes de Málaga, en este caso con este término se alude al sistema de extracción de agua que tradicionalmente se ha hecho en la zona. El pasado agrícola que tuvo este espacio protegido hizo que se ingeniaran abastecimientos muy singulares para garantizar el agua. Así, hoy son cientos los hitos que hay entre fuentes subterráneas y las minas por donde se extraía el líquido elemento. Hoy muchas de ellas se pueden ver fácilmente en algunas de las rutas de senderismo o cerca de enclaves conocidos. Entre ellas están la de las Contadoras, la del arroyo de Don Ventura, las del Camino de la Encina, la del lagar de Zara o las del Corcel. No hay que confundir estas minas con las que sí hubo de extracción de minerales en la zona en siglos pasados. Por otro lado, en el capítulo de pilares, manantiales y fuentes hay una larga lista. Eso sí, de todas ellas la más emblemática es la de la Reina. Su denominación, que está documentada desde hace siglos, ha dado pie a la leyenda que dice que Isabel La Católica bebió agua de ella antes de tomar Málaga. Sin embargo, lo más creíble hoy es que el vocablo 'Reina' provenga del árabe, de palabras como Rayyana o Rayya.
El parque natural de los Montes de Málaga no es conocido tanto por sus ríos y arroyos, pero hay que tener en cuenca que muchos de los que nacen allí vierten sus aguas hacia el Guadalmedina. Son muy estacionales y dependen especialmente de la pluviometría, pero pueden resultar espectaculares después de lluvias recientes. Así, en la zona de Picapedreros son muchos los malagueños que acuden a ver la cascada del arroyo Don Ventura tras unas precipitaciones copiosas. Entre los ríos y arroyos más importantes están el Chaperas, el Humaina, el de las Vacas, el Hondo (también llamado Don Ventura), el de los Frailes o el de las Vizcaínas. Además, no hay que olvidar la importancia que tiene para la fauna de la zona el Guadalmedina.
Gracias a su pasado agrícola, hoy se conservan numerosos restos de cortijos y lagares en este espacio protegido. Antes que la actual masa forestal con la que se repoblaron estos montes para evitar sobre todo su erosión e inundaciones del Guadalmedina, la zona se dedicó a la agricultura. Su faceta más conocida fue la de un gran viñedo, que, como otras zonas de España, quedó asolada con la plaga de la filoxera. De hecho, los lagares fueron especialmente abundantes y todavía se pueden localizar en muchos puntos del parque natural. Después del abandono de las viñas, algunos se reconvirtieron para otros usos agrícolas o incluso ganaderos. Además de ser una zona histórica para los vinos de Málaga, también tuvo otros cultivos, como el del cereal.
Hoy este espacio protegido tiene elevados valores ecológicos. La gran arboleda predominante, que es un pulmón verde para Málaga y su entorno, es también un rico ecosistema. Así, aunque el pino con el que repobló buena parte de este territorio sea omnipresente, también se pueden ver árboles y arbustos como el enebro, el madroño, el algarrobo, el acebuche, el alcornoque, la encina o el eucalipto. Junto a ellos no faltan plantas aromáticas como el romero u otras tan excepcionales como el palmito, la única especie de palmera autóctona que crece en Europa. En lo que se refiere a especies animales, el mamífero de mayor tamaño es el jabalí, cuya población ha aumentado tanto en los últimos años que se deja ver en el entorno urbano de los Montes. También se pueden apreciar ocasionalmente las ardillas con las que se repoblaron hace algunas décadas la zonas más arboladas. Otros mamíferos de este espacio natural son los zorros, los tejones, las ginetas o los conejos. En lo que se refiere a aves, el repertorio es muy amplio e incluye numerosas rapaces, tanto diurnas como nocturnas. El águila culebrera, el águila calzada, el azor, el gavilán, el ratonero común, la lechuza o cárabo son algunas de ellas. En el capítulo de reptiles, el más conocido es el camaleón.
Lo que hoy se conoce como los Montes de Málaga es una zona de sierra y cuencas que ha estado habitada desde los primeros pobladores. De hecho, hoy se conserva en un cerro alejado de los senderos habituales los dólmenes de las Chaperas. También hay que tener en cuenta que en el perímetro del espacio protegido se encuentra el valioso yacimiento de Peñas de Cabrera, unos abrigos naturales donde se han encontrado importantes pinturas rupestres. Además, en lo que hoy es el parque natural se encuentran los restos del despoblado mozárabe de Jotrón, declarado hoy como Bien de Interés Cultural. Este enclave, situado en la zona oeste, contó incluso con un castillo. Además, también hay indicios de otro despoblado, el de Reyna, donde hay vestigios de una necrópolis. Entre los enclaves históricos no hay que olvidar la importancia del acueducto de San Telmo, que conserva varios tramos en el valle del Guadalmedina. Esta importante obra de ingeniería del siglo XVIII conserva tramos importantes como los puentes sobre los arroyos Quintana y Humaina.
En las últimas décadas, la gastronomía ha sido uno de los pilares sobre los que se sustenta la oferta turística de los Montes de Málaga. Desde Fuente Olletas hasta Colmenar, a pie de carretera, se pueden contabilizar actualmente más de una decena de ventas que ofrecen las elaboraciones más tradicionales de esta zona. No en vano, allí se ha acuñado el famoso 'plato de los Montes', que recibe otras denominaciones cuando se elabora en otros puntos de la provincia. Aunque casi todos estos establecimientos cuentan hoy con modernas instalaciones, no cabe duda de que todavía guardan el encanto de lo tradicional. Especialmente ocurre así en algunas de las más alejadas de la ciudad, como la venta Galwey, la que tiene más solera. También se caracterizan por su tipismo otras más próximas a la zona de Fuente Olletas, como el Ventorrillo de Santa Clara, El Boticario o el Mijeño.
Hoy son varias las opciones para hospedarse en el parque natural o su perímetro. Son muchas las casas rurales repartidas por los alrededores del espacio protegido. Algunas de ellas son incluso antiguos lagares reconvertidos a uso turístico. Pero, también existe una opción para hospedarse en el corazón del parque natural, el hotel Humaina, situado frente al área recreativa de El Cerrado. Con categoría de tres estrellas está situado en pleno bosque. Además, también hay que tener en cuenta que hay dos equipamientos posibles para dormir en los Montes de Málaga. Por un lado, está la zona de acampada controlada de Torrijos. Para ello los que quieran pernoctar deben llevar su propia tienda de campaña. Previamente, con un mínimo de 15 días de antelación, deben solicitar el permiso a la Delegación Territorial en Málaga de la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul, (el máximo tiempo de acampada son dos noches). Por otro lado, en el aula de la naturaleza de las Contadoras hay un albergue con capacidad para setenta personas. Está ideado especialmente para grupos y campamentos de niños.
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Fermín Apezteguia y Josemi Benítez (ilustraciones)
Iker Cortés | Madrid
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