Lodz, la Mánchester de Polonia

Qué comer: La cocina de Lodz está marcada por una mezcla de la gastronomía polaca con fuertes influencias extranjeras. En la comida local hay un plato estrella: los lódzkie pierogi. Son una especie de empanadillas con diferentes rellenos que se sirven tanto fritos como cocidos. Y también los lódzkie kielbaski, unas salchichas tradicionales de la región. Las sopas son otros clásicos de la gastronomía. Destacan la barszcz, de remolacha con patatas, col y carne, o la zurek, con una textura espesa y que se sirven en un gran pan redondo. Tampoco podéis dejar de probar los bigos, unas tiras de repollo con carne y salchicha, o los golabki, un plato a base de hojas de repollo con carne picada y arroz. Otro de los emblemas de la cocina polaca son los naleśniki, muy parecidos a los creps. Para el postre hay que dejar hueco para los pierniki, un pan de jengibre. Y como bebidas destacan el lódzkie piwo, la cerveza local, y los lódzkie wódki, licores tradicionales que se destilan en la región con numerosas variedades, siendo las más populares la vódka de cereza y la vódka de hierbas.

Dónde comer: Aunque hay numerosos restaurantes especializados en pierogi, es recomendable probarlos en Pozytyvka, en el corazón de la ciudad. Para el almuerzo hay que hacer parada en el Manufaktura Food Hall, que combina la historia industrial con la gastronomía moderna. Y para darse un capricho, una cena en Lódzki Palacyk es una buena alternativa. Los amantes de la cerveza tienen una parada obligada en el pub Peron 6, que sirve más de cien tipos de todo el mundo. Por su diseño es también célebre el pub Lodz Kaliska. Otra alternativa de ocio en esta ciudad es hacer un tour privado de degustación de vodka para aprender sobre la tradición de esta bebida.

¿Qué no te puedes perder?: Lodz, cuya pronunciación en polaco es similar a la inglesa wood, se encuentra en el centro de Polonia. Es una ciudad de más de 670.000 habitantes que es la capital del voivodato homónimo y la cuarta ciudad más poblada de Polonia. A poco más de una hora de la capital polaca, Varsovia, Lodz fue el centro estratégico industrial textil del país. Una urbe que ha sabido transformarse para posicionarse en el mapa turístico con propuestas como la del Festival del Diálogo de las Cuatro Culturas, que se celebra cada año a finales de verano para reproducir la vida de los representantes de las cuatro culturas: polaca, ortodoxa, judía y alemana que han conformado la identidad de una urbe cuyo nombre significa barca. Este fusión cultural se refleja en la arquitectura de las mansiones de ricos fabricantes y monumentales fábricas textiles del siglo XIX, ahora reconvertidas en reclamos para un viajero que quedará sorprendido por el encanto y el dinamismo una urbe joven que se siente orgullosa de un pasadocon el que marca su presente. Manufaktura, una antigua fábrica textil que ha sido transformada en un centro comercial y cultural, es su máximo exponente. Paseando quedarás cautivado por unos edificios que van desde el Art Nouveau hasta el modernismo industrial. La calle Piotrkowska, una de las calles comerciales más largas de Europa, es el corazón de la ciudad donde lucen casas burguesas y palacios de los antiguos fabricantes textiles y donde se desarrolla la vida social, con hasta cien pubs que reflejan las diferentes tendencias artísticas en decoración. Entre los imprescindibles, hay que visitar el Palacio de los Poznanski, que es el Museo de la ciudad; el Palacio de Oscar Kon, actualmente la sede de la Escuela Superior de Teatro, Televisión y Cine, un centro con gran fama internacional en el que estudió Roman Polanski, famoso director de cine de películas como La semilla del diablo, Chinatown o El Pianista. De hecho, otro de los reclamos es la la avenida de la fama de los grandes del cine nacional y europeo, similar a la de Hollywood. Tampoco te puedes perder las factorías textiles en la zona de Manufactura; la escultura de Artur Rubinstein, famoso pianista que nació en Lodz, o la de uno de los más populares poetas polacos del siglo XX, Julian Tuwim, natural de esta ciudad. Una gran cantidad de museos y galerías de arte reflejan su rica historia y cultura. Entre las diferentes propuestas de museos y galerías de arte, el Museo de Arte, que alberga una colección de arte polaco y europeo, y el Museo de la Fábrica, que te transporta al pasado industrial de la ciudad, son una parada obligada. Pero si además eres amante del cine, no puedes dejar de visitar el Museo del Cine, que se ubica en un palacio del siglo XIX que perteneció al magnate textil Karl Scheibler. Los cinéfilos podrán descubrir más de 50.000 artículos relacionados con el mundo del cine, incluyendo 12.000 carteles de películas y equipos de filmación. Por otra parte, la estación de tren de Radogoszcz, construida entre 1926 y 1937 y situada a las afueras de Lodz junto al gueto judío, desde la que los nazis enviaban convoyes de personas a los campos de exterminio de Chełmno y Auschwitz, es otro lugar donde se rinde respeto a las víctimas del Holocausto. Los vagones de tren parados en la estación sirven como salas del Museo de la Independencia de Lodz.

Compras: En la visita a esta ciudad polaca son muchos los que traen en sus maletas la típica joyería de ámbar, una resina fósil con la que se confeccionan todo tipo de elementos de decoración. Ulica Piotrkowska es el alma comercial de esta ciudad multicultural.

Lodz es una ciudad sin agobios en los que se puede disfrutar haciendo turismo. De ahí que viajar con niños sea fácil. Además de su pasado industrial y su presente cultural, cuenta con numerosas zonas de jardines y parques en los que los más pequeños de la casa van a disfrutar de lo lindo. Aquí encontrarás el parque urbano más extenso de Europa, Lagiewniki. También se lo pasarán a lo grande en su parque acuático.

Teniendo en cuenta que es una de la ciudades más grandes de Polonia, dispone de una amplia red de transporte público: tranvías y autobuses, que unen las zonas residenciales y pequeñas ciudades adyacentes con el centro de la ciudad. La parada central, que es conocida por los habitantes como «el establo de unicornios» por su colorido tejado, es el centro neurálgico de la movilidad de Lodz. Además, desde marzo a noviembre, dispone de un servicio de bicicleta pública. Otra de las ventajas es el precio del transporte público, con tarifas variadas, pero muy económicas. El precio de los billetes tanto de buses como de tranvía aumenta en función de los minutos de trayecto. El más barato es de 0,60 euros por 20 minutos.