Pasado. Este edificio fue antaño la venta de Juan González, por donde pasaron conocidos bandoleros. J. A.

De punto de encuentro de bandoleros a un viaje trepidante sobre el Genil

Cuevas Bajas, que está adherido a la Ruta de José María El Tempranillo, conserva viviendas tan singulares como la Casa de los Cristales

Viernes, 18 de octubre 2024, 00:10

La calle Real y su entorno aglutina buena parte de la singularidad arquitectónica de Cuevas Bajas. Allí se encuentran los inmuebles más sobresalientes de esta villa, que muchos han puesto en el mapa en los últimos años por conservar el cultivo de la zanahoria 'morá', ... es decir, el genuino tubérculo que llegó allí de manos de los árabes durante el antiguo Al-Ándalus.

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Pero, más allá de esa hortaliza, al que le faltan aún un par de meses para su cosecha, a Cuevas Bajas hay que ir con los ojos bien abiertos para disfrutar de muchos de sus atributos, que no siempre se pueden valorar si no se va con la información pertinente. Esto ocurre en la mencionada calle Real, principal arteria del pueblo, que permite ir del centro hacia el río Genil.

En esa vía se encuentra la iglesia de San Juan Bautista, en la confluencia con la calle La Reja. No es el típico templo encalado, sino de ladrillo visto. El edificio actual talla del siglo XVIII, pero tiene su origen dos centurias antes. De hecho, la pila bautismal es la de la primitiva iglesia. Concretamente, data del año 1606.

Pero más allá de la solemne parroquia, la calle Real de Cuevas Bajas puede presumir de tener una serie de inmobles de finales del siglo XIX e inicios del XX, que vienen a corroborar cierto esplendor.

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En la parte más baja de esta vía se encuentra lo que en su día fue la Venta de Juan González, por donde en su día pasaron bandoleros como Chato de Benamejí, Antonio Vargas Heredia o Luis Artacho, entre otros.

Adrenalina. El Genil baja con fuerza por el desembalse del pantano Iznájar, lo que es idóneo para el rafting. J. A.

La cercanía del Genil, como ocurre en otros puntos de Andalucía, fue clave para que por allí transitaran muchos de estos malhechores. De hecho, hay quien apunta que, en su día, la localidad fue conocida como la 'Cueva de los Ladrones'. Esto llegó a propiciar que se construyera el segundo cuartel de la Guardia Civil en la historia de la provincia de Málaga.

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El municipio hoy está incluido dentro de la denominada Ruta José María El Tempranillo, de la que forman parte otros pueblos vecinos como Alameda, en Málaga, o Benamejí, en Córdoba.

La casa de Felipe Quintana o la de los Cristales son otras viviendas que sobresalen en el centro histórico del pueblo. La primera se conserva en la calle Real, mientras que la segunda está a tan sólo unos metros de ésta, junto a la iglesia de San Juan Bautista. Su nombre responde a la original terminación de sus muros con trozos de vidrio.

A tan sólo unos metros de allí, casi contiguo, se encuentra el albergue municipal de Cuevas Bajas, un hospedaje que se habilitó especialmente para quienes hacen el Camino Mozárabe de Málaga, que pasa precisamente por este pueblo de la comarca de la Sierra Norte de Málaga.

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Ubicación. Esta localidad está situada en el norte de la provincia, en la frontera con la de Córdoba. J. A.

El senderismo es una de las actividades al aire libre que se puede practicar en esta zona, ya que además de las etapas del itinerario jacobeo antes mencionado, también es lugar de partida y de llegada para la Gran Senda de Málaga. También existe un sendero que lleva desde allí hasta Cueva de San Marcos, usando para ello un camino que discurre en paralelo al Genil.

Precisamente, en la ribera está hoy buena parte del atractivo de Cuevas Bajas. A unos metros de las plantaciones de zanahoria 'morá', se pude practicar hoy una de las modalidades de deportes de la naturaleza más atípicas en territorio malagueño, el 'rafting' o descenso en balsa.

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La calle Real aglutina buena parte del pasado más sobresaliente de esta localidad de la Sierra Norte de Málaga

La clave está en las aguas del Genil, que bajan bravas después de que se liberen del pantano de Iznájar de forma periódica. Este movimiento hace que el principal afluente del Guadalquivir tenga un tramo especialmente trepidante entre este pueblo y el vecino de Benamejí. Existen dos modalidades, una para iniciarse y otra para los que busque algo más de adrenalina. Ambas se pueden hacer con una empresa de turismo activo homologada del propio pueblo, OcioAventura Cerro Gordo.

Más allá de esa experiencia, hay otras que no se pueden eludir en el pueblo. Entre ellas, la gastronómica, ya que existen algunos productos que se elaboran allí que no son fáciles de encontrar en otros lugares de Málaga, como el relleno, un atípico embutido que se hace aún en sus carnicerías, o los molletes más tradicionales que se hornean en un modesto obrador situado cerca de la calle La Reja.

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