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Un olor a azufre avisa de la cercanía de este pequeño balneario. Está situado a un paso del casco urbano de Periana, en la aldea de Baños de Vilo, que coge prestada la denominación de este sorprendente enclave de interés hidrológico e histórico. Allí hay un pequeño manantial que llena una pequeña piscina. Sus aguas son sulfurosas, como las de otros muchos balnearios naturales que se pueden encontrar en Andalucía. Por sus propiedades es beneficiosa para el tratamiento de algunas patologías cutáneas.
Otra de las peculiaridades de este enclave de Periana es la temperatura a la que sale el agua: 21 grados, independientemente de la estación del año. En la actualidad sale un pequeño caudal, que no parece agotarse ni siquiera con la pertinaz sequía que sufre la provincia de Málaga y, en particular, esta zona de la Axarquía. De hecho, este manantial mantiene una sorprendente regularidad durante todo el año.
Hoy esta construcción es de acceso libre y gratuito, aunque dadas sus dimensiones es relativamente fácil que se llene. La única pileta que se llena con estas aguas es de poca profundidad (en torno a un metro) y tiene un diámetro de unos dos metros. Llama la atención la construcción de piedra que protege a la pileta y que incluso da cierta intimidad. También el pequeño puente que sirve para facilitar el acceso a pie y salvar así el pequeño arroyo Zapata, afluente del río Guaro que se beneficia del excedente de agua del balneario.
Hay quienes incluso en pleno invierno se aventuran a darse un ligero chapuzón. Eso sí, el agua que mana a 21 grados se puede enfriar rápidamente con temperaturas bajas. La primavera puede ser una estación más idónea para aprovechar las beneficiosas aguas de este manantial.
Como en otras construcciones similares, no se sabe a ciencia cierta desde cuando se usa como balneario. Hay textos en los que se alude a un posible uso en la época andalusí o incluso de un origen romano. Pero, de momento, no hay pruebas arqueológicas o documentales que así lo confirmen. Lo que sí está constatado es que lo que hoy se puede usar y disfrutar se debe a una reforma realizada en los años noventa del pasado siglo, cuando el Ayuntamiento de Periana decidió comprar este espacio, que previamente llevaba casi un siglo abandonado.
Todo parece indicar que su uso fue relativamente frecuente en la segunda mitad del siglo XVIII. Incluso en el año 1828 se inauguró junto a los Baños de Vilo un conjunto de seis habitaciones para quienes quisieran pernoctar tras un largo viaje hasta este enclave. En su época dorada, llegó incluso a tener un médico especializado, Mateo Juan de Gámez, que realizaba los pertinentes informes para los tratamientos. Se mencionan incluso algún nombre ilustre que decidió aprovechar las aguas curativas de Baños de Vilo, como es el caso del general Ramón María Narváez, conocido por ser uno de los políticos más influyentes durante el reinado de Isabel II.
Tras varios avatares y problemas sobre la propiedad de este enclave, que llegó a pertenecer al municipio de Vélez-Málaga, en 1907 el balneario fue prácticamente arrasado por una fuerte tormenta. El temporal se llevó por delante los trabajos realizados por el anterior dueño del balneario, Emilio de San Martín.
Los Baños de Vilo llegaron a contar hasta con cinco piletas con una capacidad de hasta 30 personas. Hoy sólo queda una, en la que apenas caben cuatro o cinco adultos. A pesar de estar muy lejos de aquel esplendor este enclave se encuentra en muy buenas condiciones. Lo saben bien quienes van frecuentemente o incluso los que se alojan en los apartamentos rurales situados junto al balneario, que fueron inaugurados en 2013.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
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