Bañista en el interior de La Hedionda.

Baños de la Hedionda

¿Sabes dónde bañarte gratis en Málaga en aguas sulfurosas?

Entre los últimos días de junio y mediados de septiembre es necesario hacer inscripción previa on line para acceder a estos baños

Miércoles, 15 de mayo 2024, 00:08

Está en el término municipal de Casares, pero hasta allí se accede mejor desde el territorio vecino de Manilva. Desde la A-7, que va en paralelo a la costa, hay una salida que lleva hasta el conocido como Camino de los Baños. Primero lo ... hace por un carril asfaltado, después se muta en un camino ancho de tierra. Es el aviso de que hay que buscar aparcamiento. No sólo porque no es el mejor firme para los vehículos a motor sino también porque hay una prohibición expresa de acceder con coches o motos a la finca donde se encuentra los Baños de la Hedionda, uno de los balnearios de agua sulfurosa que hay en la provincia.

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Hay bastante espacio para aparcar en varias zonas habilitadas y bien señalizadas justo antes de la señal que prohíbe el acceso en turismos o motocicletas. Desde esos aparcamientos autorizados hasta el enclave de los Baños de la Hedionda, junto al río Manilva, hay poco más de medio kilómetro, con poca pendiente, pero que es preferible evitar en los últimos días de la primavera y del verano al mediodía.

Tras pasar por la ermita de San Adolfo, hay que buscar una pequeña senda a la derecha que lleva directo hasta este enclave, muy solicitado por su manantial con aguas que sirven para tratar algunas patologías cutáneas. En concreto, se trata de aguas sulfurosas ferruginosas, que se hacen evidentes a la vista, con una tonalidad entre celeste y turquesa, y al olfato, con un olor a azufre o incluso «a huevos podridos», como dicen algunos bañistas. Eso no impide a muchos de ellos bañarse para aprovechar sus beneficios.

Las aguas tienen un color turbio, entre celeste y turquesa. Abajo, una de las tres bóvedas de las que consta esta construcción y el acceso principal, que se hace a través de una escalera metálica

De hecho, las propiedades de este manantial se aprovechan a diario por decenas de bañistas cuando la climatología lo permite, aunque siempre están los que vencen al miedo del cambio térmico y lo hacen en los días más fríos del año. Lo habitual es que, según avanza la primavera, aumente el número de personas. No hay que pagar ni un céntimo por entrar y bañarse. Sólo hay que respetar las sencillas normas que se estipulan en varios carteles.

Reservas en verano

La afluencia de bañistas en temporada estival había provocado en los últimos años una gran masificación de este balneario, de dimensiones reducidas. Esta situación y el valor histórico de los Baños obligó al Ayuntamiento de Casares a regular el acceso al recinto en verano. Así, desde 2021, entre los últimos días de junio y mediados de septiembre, entrar en este enclave sólo es posible con una reserva previa, que se podrá hacer on line a través de los medios que divulgará en los próximos días la Oficina de Turismo de Casares.

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Así, la restricción será para 24 personas (así ha sido en los últimos años) que podrán usar este espacio en horario de 12 a 19 horas, entre el inicio oficial del verano aproximadamente hasta el ecuador de septiembre.

Este manantial lleva sus aguas hasta el río Manilva. Abajo, el acceso para vehículos a motor está prohibido. Y el puente-acueducto situado a tan sólo unos metros.

Toda esa limitación responde a la preservación adecuada de un enclave con mucha historia, protegido hoy como Bien de Interés Cultural y como Rincón Singular de Málaga. En el interior de los Baños se pueden ver hoy una bóveda esférica de pechinas y dos de cañón, que responden a las remodelaciones que se hicieron entre los siglos XVIII y XX. Esos sí, mucho antes ya fueron usados, tanto en el período andalusí como bajo el dominio romano, donde se data el posible origen del uso de esta aguas.

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Esa reseña arqueológica seguramente inspiró en su día la leyenda que asegura que estos baños fueron mandados a construir por Julio César, después de que allí se curara una enfermedad cutánea -un herpes-, un hecho que presuntamente ocurrió tras la batalla de Munda. Otro relato fantástico es el que asegura que allí el diablo exhaló su último aliento cuando fue expulsado por Santiago. Pero, son simplemente eso, leyendas, que se inspiran también en el entorno singular de este enclave.

El entorno

Este antiguo balneario, situado junto al cauce del río Manilva, está a los pies de la sierra kárstica de Utrera. De hecho, desde las inmediaciones de los Baños de la Hedionda parte un sendero lineal y ascendente que atraviesa uno de sus 'canutos'. Es una ruta relativamente dura, que se puede obviar cuando hace mucho calor.

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En el entorno de los Baños de la Hedionda, también se puede ver un curioso puente que también hace las veces de acequia. Su construcción podría datar del siglo XVI. Hoy ofrece un curioso contraste con las coloridas y olorosas aguas sulfurosas que manan de los Baños de la Hedionda.

Algo más alejado están los restos de lo que en su día fue un hostal para bañistas. El primero y el único edificio para alojarlos que se ha construido hasta la fecha.

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